Me gustaría que reflexionemos sobre uno de los derechos humanos más importantes y tal vez el menos ponderado, aunque se ha probado que es el más beneficioso a la salud, muy a pesar de ello los estados en general, cualquiera sea su órbita suelen desestimarlo, hay poca legislación, regulación y mucho menos control, sobre todo en Argentina
Comencemos definiendo de qué hablamos cuando hablamos de silencio:
“Silencio procede del latín silentĭum y hace referencia a la abstención de hablar o a la ausencia de ruido. El silencio también es un recurso paraverbal que puede utilizarse en medio de una comunicación.”
“El silencio es la ausencia total del sonido. También significa abstención de hablar, en el ámbito de la comunicación humana, sin embargo, que no haya sonido alguno no siempre quiere decir que no haya comunicación.
La historia de la icónica foto de la enfermera argentina que pide silencio
"El silencio ayuda en pausas reflexivas que sirven para tener más claridad de los actos”
De tal modo que, en 2011, un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluía que unos 340 millones de habitantes de Europa occidental perdían años de vida saludable cada año debido al ruido.
La OMS añade otro dato: El 40% de la población europea está expuesta a niveles de ruido superiores a los 55 dB por la noche. Son cotas que alteran el sueño, la concentración y la productividad, aumentan la presión arterial y la incidencia de enfermedades del corazón. El nivel de ruido ha alcanzado niveles tan altos que el silencio a veces puede parecernos extraño.
Nos acostumbramos a él, nos parece normal como la inflación y las calles o rutas en mal estado, pero no lo es, lo hemos naturalizado lo hemos convertido en un habitante más de nuestras vidas
Mas si eres un DJ, Un músico o un trabajador de la construcción, un chofer de ambulancia, un bombero, un empleado transporte público o un vecino que vive frente a una avenida transitada con su ventana a la calle o cercano a un salón de fiestas, estadio, o el más común de todos los casos con vecinos que no entienden que su música debe quedar en su casa encerrada entre sus cuatro paredes y no atravesar la privación del derecho al silencio de sus colindantes
Como sociedad hemos perdido los límites en muchos aspectos, uno de ellos y creo el troncal de los mismos es el respeto y el amor al prójimo, cuidar y honrar la vida como dice el Talmud: “Quien salva una vida salva al mundo entero”.
Y qué mejor manera de hacerlo que empezando a querernos a cuidarnos y procurar el mayor de los bienestares posibles para todos como sociedad y como personas gregarias que somos
Beneficios del silencio
La salud física general y el bienestar individual y colectivo mejoran ampliamente con el respeto del derecho al silencio. Nuestros oídos descansan y nuestra mente se enfoca y se vuelve productiva.
Aunque las ventajas de crear espacios o entornos libres del ruido no quedan solo ahí:
Disminuye el estrés. La reducción de los niveles de cortisol en la sangre y la adrenalina permiten relajarnos más y reducir la fatiga del trajín diario. Según una investigación publicada en la revista Heart en el año 2006, “Tener dos minutos de silencio cada hora alivian la tensión muscular en el cuerpo, los órganos se alivian y el cerebro se concentra. Los científicos lo atribuyeron a cambios en la presión arterial y la circulación sanguínea en el cerebro.”
Nuevas células. Otro factor resultante del anterior es que beneficia la química del cerebro pues pasar al menos 2 horas en silencio permite crear nuevas células en la región del hipocampo, esa área del cerebro que está directamente vinculada con el aprendizaje, el recuerdo y las emociones, afirma una investigación publicada en la prestigiosa revista Brain Structure and Functions.
Mejora el sueño. Otra ventaja del goce del mismo es la evidente mejora en el ciclo del sueño que disminuye el insomnio. Buscar ciclos de silencio a lo largo del día beneficia el sueño. De ahí la importancia de relajarnos antes de acostarnos y poder entrar en un sueño REM que sin el mismo sería imposible.
Por lo cual se disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas. Cientos de investigaciones han relacionado el silencio con una disminución de las patologías vasculares. La OMS ha enfatizado en describir la contaminación sonora como una “plaga moderna”.
Si podemos disfrutarlo se aumentará nuestra creatividad y capacidad para el aprendizaje. El silencio nos ayuda a resetear todos los recursos neurocognitivos, porque nos permite conectar con nuestro yo espiritual del cual surge y se aumenta nuestra creatividad natural. Podemos empezar a pensar y a reflexionar más profundamente, porque nuestras funciones de atención y energía se concentran en ello en lugar de dispersarse tratando de abstraernos de nuestro entorno circundante, llegando a aprovechar todo nuestro potencial emocional de ideas que de otra manera no tendríamos.
Por tal motivo es que en los hospitales y clínicas solía ser costumbre el clásico lema “el silencio es salud" y la emblemática imagen que habitaba en los pasillos demostrando el retrato de la enfermera con su dedo índice cruzando sus labios que indicaba un recordatorio del merecido y necesario derecho que personas con Alzheimer, TDG, TDA/H, Hiperacusia, Tinitus, y varias otras alteraciones a la salud tanto mentales como funcionales y los ancianos tienen para aumentar su calidad y expectativa de vida.
Debemos como sociedad replantearnos qué valor le damos a nuestro otro que no soy yo, ese otro yo que habita en cada otro con quien vivimos y tal vez seguramente necesitemos mañana, o seamos el mañana, el joven que pasa con su auto tuneado con luces led y grandes sub woffers mostrando su música a todo volumen que se escucha a dos cuadras de distancia será el acufeno de mañana, que clamara por silencio y por volúmenes controlados, el anciano que solía enojarse por que lo obligaban a cubrir sus oídos en su trabajo hoy es auto víctima de su afección cardiaca de la cual está preso, pudiendo haber elegido la libertad futura la subestimó y hoy padece la factura de sus malas elecciones y la recompensa de sus decisiones.
*Por Gonzalo Jiménez. Periodista y analista político.