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¡Elitista el que lee noticias!

Estamos ante un problema no menor.  La mayoría de la población en democracias consolidadas prefiere no acceder a las noticias o no cree en ellas.

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Noticias. | Pixabay

El grupo humorístico Les Luthiers en su show “Hacen Muchas Gracias de Nada” ejecutaba una obra titulada “La Tanda”, una supuesta suite televisiva del compositor Pierre Pérez Pitzner. En un pasaje de la misma, Marcos Mundstock ajustaba su voz más grave y solemne para afirmar que: 

“Sólo unos pocos elegidos pertenecen de verdad al gran mundo. Sólo unos pocos elegidos en el mundo lucen la hora exacta en su muñeca. Relojes ‘Chaque heure pour la minorie’. Florrrr de relóssss”.

Sí, lector. Usted al leer esta columna pertenece a una elite. A una minoría. En el pasado, una elite que leía los diarios y sus noticias era una de carácter ilustrado. Hoy no estamos tan seguros. Sí sabemos que quien lee noticias y aquello que tiene que ver con información, periodismo y demás géneros que permiten enterarse acerca de lo público, es parte de un grupo selecto. 

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Según datos de la investigación anual del Reuters Institute for the Study of Journalism de la Universidad de Oxford (ese centro de investigación existe y no es creación de Les Luthiers o del grupo inglés de humor Monty Python) sobre noticias digitales correspondiente al año 2022, la Argentina se destaca entre sus vecinos de América del Sur por ser el país con menor interés por acceder a las noticias. Quienes quieren informarse en nuestro país son el 48% de la población. En Brasil este número es del 57%. Cuidado. No somos los únicos. En Estados Unidos las personas que tienen interés en las noticias son el 47%. En Gran Bretaña esta cifra es aún más baja: 43%.

¿Por qué ese desencanto, esa falta de interés por las noticias? Las respuestas de los encuestados son variadas: hay mucha política; las noticias afectan el ánimo para mal; son poco creíbles o sesgadas; o, por más que se tenga información, las noticias no son útiles para el ciudadano común.

En el mismo trabajo del Reuters Institute, la Argentina también se destaca por la baja confianza en las noticias. La población que confía en  los contenidos periodísticos asciende al 35%. De los 46 países considerados en la investigación nuestro país está en el lugar 33. El ciudadano de la calle considera que las noticias están impregnadas de intereses políticos y económicos.

En este punto tampoco somos la excepción. Italia registra exactamente el mismo nivel de credibilidad en las noticias que la Argentina. En Gran Bretaña sólo el 34% cree en los textos informativo-periodísticos. En España este dato es 32%; en Francia, 29%; en Grecia, 27%. Estados Unidos es el peor de los casos considerados. Solamente el 26% de los ciudadanos estadounidenses tiene confianza en aquello que lee en sitios informativos. 

Estamos ante un problema no menor.  La mayoría de la población en democracias consolidadas prefiere no acceder a las noticias o no cree en ellas. O bien, prefiere no interesarse sobre los temas que hacen a la vida en sociedad, o los medios no son la vía preferida para hacerlo.

Un mundo de fragmentos

Por lo tanto, aquello que se publica en  medios tradicionales tiene un radio de influencia  reducido. Los políticos, empresarios, sindicalistas y demás líderes sociales debieran conocerlo. 

Retornando al humor, en este caso a Mafalda del genial Quino, estamos bastante cerca del sofisma que en una tira Libertad le arrojó a Mafalda cuando vio que leía un diario: 

“¡Los diarios!... ¡Los diarios inventan la mitad de lo que dicen! ¡Y si a eso sumamos  que los diarios no dicen la mitad de lo que pasa, resulta que los diarios no existen!”

Estamos ya en un mundo de fragmentos. La Argentina es cada vez más un archipiélago, donde a lo sumo se pueden construir puentes para vincular islas, islotes y rocas prominentes.  Más difícil es reconstruir una base común.  

Se habla mucho de la crisis de la política y de la representación democrático-liberal. La actitud de los ciudadanos frente a las noticias muestra algo similar en el plano de la información y la comunicación. Un mundo novedoso y a la vez tumultuoso en el que habrá que moverse con particular prudencia para no caer de la cornisa. 

*Christian Schwarz. Dr. en Sociología (UCA). Docente UCA, UNTREF, UCES.