A partir de una estimación del Banco Mundial, el 60% de los países emergentes o en desarrollo constituyen deudores de alto riesgo. Algunos de ellos ya se encuentran en situación de default: Líbano, Zambia, Etiopía y Chad. Muchos otros han perdido el acceso a los mercados internacionales de crédito y son candidatos a caer en default en el futuro.
Los recientes aumentos en las tasas de interés motorizados por la Reserva Federal han agravado la situación, impulsando la salida de capitales de los países altamente endeudados en búsqueda de colocaciones más seguras en Estados Unidos y otros países desarrollados. La caída del Silicon Valley Bank complicó aún más el panorama reforzando la tendencia hacia el “flight to quality”.
En este marco, se escuchan voces proponiendo la creación de una facilidad crediticia que apunte a aliviar la situación de los países de bajo y medio nivel de ingreso fuertemente endeudados. La ex economista Jefe del Banco Mundial, Anne Krueger, ha planteado la necesidad de incorporar a China a cualquier esquema que se diseñe, dado el hecho que ese país, en los últimos años, se ha convertido en la principal fuente de crédito para los países en desarrollo.
Endeudamiento de países emergentes
Por otra parte, las luces rojas no se encienden sólo para los países de bajo y mediano nivel de desarrollo. El economista Keneth Rogoff incluye en la lista también a Japón e Italia. El país del Sol Naciente acumula una deuda pública que representa el 260% de su PBI. En un escenario de tasas de interés crecientes y pobres perspectivas de crecimiento económico, Japón podría enfrentar serias dificultades para manejar su deuda.
¿Qué posibilidades hay de que Argentina caiga en un default en pesos?
Italia es otro país con altos niveles de deuda pública. En un escenario de política monetaria contractiva de parte del Banco Central Europeo y aumento de tasas de interés, el país puede enfrentar serias dificultades como ocurriera durante la crisis de la deuda europea de principios de la década de 2010.
Durante el Lunes Negro que siguió al colapso del Silicon Valley Bank, la bolsa de Milán fue la que mayores pérdidas registró en Europa, motorizadas por las caídas en las cotizaciones de las acciones de la banca italiana.
Las crisis de la deuda externa son afrontadas a través de complejas negociaciones de las que participan el país deudor, el FMI –que provee financiamiento a cambio de la promesa de ajuste por parte del país involucrado- y los acreedores públicos y privados que deben prestar su consentimiento al reperfilamiento y/o reducción en el monto de la deuda.
Se profundiza la crisis
Como indica la experiencia argentina, el proceso de negociación es complejo, especialmente por la multiplicidad de acreedores y su carácter heterogéneo que van desde instituciones financieras extranjeras hasta tenedores locales de bonos. Un nuevo actor en estas negociaciones son las instituciones financieras chinas, acreedoras de varios de los países altamente endeudados; en algunos casos, se suman instituciones de la India y de Arabia Saudita.
China, en los últimos años, se ha convertido en la principal fuente de crédito para los países en desarrollo
Las medidas de alivio aprobadas por el G-20 para facilitar los procesos de reestructuración de las deudas parecen poco significativas frente a la magnitud de la deuda que debería reestructurarse y la cantidad de países que podrían caer en cesación de pagos en los próximos años.
En este marco, el economista Dani Rodrik –actual presidente de la International Economic Association- ha formulado junto a algunos colegas una propuesta que hace eje en la necesidad de enfocar las negociaciones de reestructuración de la deuda en un marco de crecimiento de la economía mundial apoyado por las instituciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial, BID, etcétera). Estas entidades deberían estimular la inversión en rubros tales como la digitalización y el cambio climático.
*Director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano