Para quienes trabajamos como profesionales de la Salud Mental, de la psicología en mi caso particular, el concepto de Salud Mental debe ser uno de los más visto a lo largo de nuestros años de formación académica de grado e incluso posteriormente en nuestro accionar profesional diario.
Lo leemos, debatimos, escuchamos y hasta inconscientemente aseveramos saber o ser definidos como profesionales “expertos en Salud Mental”… pero, ¿Qué es en realidad este concepto tan popularmente conocido, pero a su vez dependiente de los contextos, lugares, épocas y momentos que se viven?
La Salud Mental se define como un estado de bienestar emocional, psíquico y social. Afecta a nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Determina nuestra interacción con la vida. Cómo gestionamos las situaciones difíciles, también las placenteras; cómo nos relacionamos con otras personas y tomamos decisiones.
Chano y el disparo en la salud mental
Si analizamos dicha definición, la Salud Mental, es parte de lo que entendemos dentro de la gran y amplia definición de Salud, ya que la única manera de concebir el bienestar de los seres humanos es encontrando un equilibrio entre los aspectos biológicos, físicos, emocionales y sociales que atravesamos todos los días de nuestras vidas.
La Salud Mental es el concepto que cada uno puede definir analizando, tal vez, el cómo vivimos, cuánto espacio damos a la expresión de nuestras emociones, qué nos ocurre y qué lugar le damos a otro que nos expresa aquello que le duele, lo emociona o le angustia.
Es tan necesario detenernos y poder analizar si enseñamos a nuestras infancias la importancia de expresar lo que sienten, de poder decir esto no me gusta o me hace mal o sencillamente “estoy cansada/o” o continuamente transmitimos con un accionar el hecho de que el ocio es pérdida de tiempo o tiempo mal invertido y las exigencias 24/7 que tanto naturalizamos son la nueva “normalidad”.
La Salud Mental se define como un estado de bienestar emocional, psíquico y social. Afecta a nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Determina nuestra interacción con la vida.
Cuando podamos visibilizar, que aquello que nos interpela, nos atraviesa y nos afecta, es muy similar a lo que a la mayoría de nuestro entorno acontece, comenzaremos entonces y tal vez, a visualizar la Salud Mental como la respuesta a la forma en que socialmente establecemos normas, patrones, ideales, muchas veces inalcanzables, y hasta formulas irrealistas para vivir
“Sanos y Felices”.
Salud Mental es estar juntos desde nuestra heterogeneidad, es poder pedir ayuda y no sentir estigmas, sino recibir empáticamente respuestas y espacios de ayuda y escucha. Es poder tener colectivamente espacios que nos alojen y no que nos excluyan, es trabajar quienes somos profesionales de éstas áreas de salud, sobre los mandatos sociales que separan y tejer puentes de unión comunitarios donde el “Todas y Todos” este construido por espacios comunes de posibilidades. Es ir despojándonos del concepto de “normalidad” por uno que abarque tantas “normalidades” como realidades existen.
Vigilar y castigar en las prácticas de salud mental
Para finalizar esta reflexión, podría entonces compartir que Salud Mental es aquello que permite construir puentes, construir accesibilidad desde lo institucional, colectivo y desde las acciones diarias individuales. Alejarnos de lo que nos limita y habilitar desde la compasión, el amor y la empatía la magnífica diversidad que nos representa.
* Lic. Fabiana A. Del Col. Directora Lic. En Psicología- UFLO Comahue. Mat. Prov. Nqn 994.