OPINIóN
“El puño de los libres”

Hamas también combate a Israel en la ficción televisiva

El grupo radical islámico palestino filmó una serie como respuesta a la popular “Fauda”, una producción israelí de Netflix que batió récords de audiencia. Grabada en la Franja de Gaza, se basa en un hecho real.

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Exteriores. Los actores son profesionales pero sus ingresos son muy diferentes a las producciones de Hollywood. Pero la serie palestina tiene aspiraciones. | cedoc

Seguramente no llegará a Netflix y el televidente se las va a tener que ingeniar para sintonizar algún canal árabe para verla sin subtítulos, en idioma original. Pero quédese atento porque el “departamento de producción artística” del grupo radical islámico Hamas ya tiene lista la serie que será la “respuesta” palestina a “Fauda”, el súper (violento) éxito de la televisión israelí.

Historia. Grabada en escenarios en la Franja de Gaza y -aseguran- financiada en su mayor parte con donaciones, “Qabdat al-Ahrar” (“El puño de los libres”) consta de treinta capítulos de 40 minutos cada uno y, según prometieron voceros de Hamas, saldrá al aire a tiempo para Ramadán, la temporada alta de la televisión en el mundo árabe.

La historia está basada en un hecho real: un intento de incursión de un comando israelí en Gaza en el 2018, que terminó en un fracaso para las fuerzas de Jerusalén.

A partir de los datos que trascendieron tiempo después del operativo, los soldados entraron al territorio enclavado entre Israel, Egipto y el Mediterráneo “disfrazados de trabajadores palestinos” (muy al estilo tercera temporada de “Fauda”) pero fueron descubiertos por los vecinos del lugar, la localidad de Khan Younis.

Durante el tiroteo que se armó cuando los comandos perdieron su cobertura, un oficial israelí y siete militantes de Hamas murieron, aunque versiones posteriores afirmaron que los caídos del lado palestino llegaron a ser una veintena.

Nada de eso importó a los autores del guion: “El puño de los libres” se trata de una “victoria” de Hamas sobre el odiado “enemigo sionista”.

Campaña. Tanta es la confianza que el “departamento artístico” le tiene a la serie que los encargados de prensa del grupo islámico organizaron a principios de año una ronda de entrevistas con los corresponsales de las principales agencias de noticias en Gaza, generalmente colaboradores locales árabes.

“Un estudio de televisión de Gaza produce la respuesta de Hamas a los exitosos programas israelíes”, señaló France Presse resumiendo el enfoque que los hombres de prensa le dieron a la miniserie.

En su reportaje, el periodista de la agencia francesa apuntó que “admitir haber visto ‘Fauda’ no es una buena idea en Gaza”, ya que significa un gesto de reconocimiento de Israel, una “normalización” con el detestado vecino.

Sin embargo, está claro que en Gaza saben de la existencia de “Fauda”, porque “El puño de los libres” fue desarrollado como una “versión palestina” de la serie producida originalmente por los estudios israelíes Yes y luego convertida en suceso global por Netflix.

Sin nombrar al programa que cuenta las aventuras del comando israelí Doron Kavillio y sus compañeros, uno de los directores de “Qabdat al-Ahrar”, Mohammed Soraya, le dijo a la AFP que series como “Fauda” se difunden para “apoyar la ocupación sionista” y que sus argumentos “criminalizan al pueblo palestino”.

“Queremos invertir la ecuación, mostrar el punto de vista palestino, transmitir un drama sobre el espíritu de nuestra resistencia”, agregó Soraya.

En el artículo que difundió por su lado la agencia española Efe, otro de los responsables de la serie reconoció que para la grabación de un programa de cierto nivel como “El puño de los libres” (en contraste con los pobres shows militantes que transmite el canal televisivo de Hamas, Al-Aqsa TV) los costos “son altos”, aunque “los salarios de los actores son bajos” y “los escenarios simples”.

Y los productores del grupo islámico tienen que enfrentar además el problema de conseguir actores que se animen a interpretar los papeles de “israelíes” de esta y cualquier serie de Hamas, ya que ningún artista del otro lado de la frontera viaja a Gaza para emplearse en los proyectos de Al-Aqsa TV.

“Como resultado -señaló el reportero de Efe-, los estudios se ven obligados a contratar actores locales” para encarnar a los personajes israelíes, “un trabajo que, según los actores, los expone al odio y al peligro en la vida real”.

La campaña de prensa para promocionar la serie incluyó también algunas revistas que se ocupan de asuntos del Medio Oriente, como Al-Monitor, que entrevistó al jefe del “departamento de producción artística” de Hamas, Muhammad al-Thuraya.

El productor subrayó que el objetivo de programas como “El puño de los libres” y otros como “Fedaei” y “Las puertas del paraíso” reflejan “la resiliencia del pueblo de Gaza y su apoyo a la resistencia en tiempos de guerra”.

Más allá de los problemas económicos, el objetivo es “resaltar la narrativa palestina y refutar la israelí”, continuó Thuraya, quien aseguró que aquellos que puedan sintonizar la serie podrán apreciar las “capacidades cibernéticas palestinas para piratear computadoras israelíes” y “cómo la resistencia trata a los soldados israelíes según la Sharia”.

Dificultades. La estrechez de presupuesto de la que habló Thuraya incluyó, en el caso de “Qabdat al-Ahrar”, algunos problemas para grabar las escenas que requerían explosiones.

A mediados del 2021, cuando pasó por varios programas televisivos estadounidenses para promocionar la salida de “Hit and Run”, el protagonista y uno de los creadores de “Fauda”, Lior Raz, aseguró que el presupuesto de cualquier película norteamericana promedio supera el dinero con el que se costea toda una temporada de la serie, que cuenta con muchas de esos estallidos. Pero, al parecer, en la Franja de Gaza las cosas son más complicadas.

“Algunas veces tuvimos que usar explosivos de verdad” para grabar escenas de “El puño de los libres”, confesó el actor Rashad Abu Sukhaila. “No tenemos trucos cinematográficos al estilo de Hollywood”, se quejó.  

En todo caso, con explosiones más o menos logradas, “la idea de nuestras películas y series se centra en nuestra lucha contra el enemigo”, le dijo a la Associated Press otro de los encargados de las grabaciones, Sadi al-Attar, a quien la agencia estadounidense presentó como “asistente de dirección”.

A diferencia de sus compañeros, al-Attar admitió haber visto “algunas escenas del thriller de Netflix”, reportó la AP. Pero “Fauda”, señaló el asistente, es “mentirosa y engañosa”, con esta nueva miniserie “no le estamos respondiendo”, prometió.

Fauda. Desde que empezó a tener un impacto global serio -cuando, en 2016, entró a la grilla de Netflix-, “Fauda” pasó a ser objeto de una fuerte ola de críticas, en especial de parte de personalidades y grupos pro-palestinos. Una andanada que sigue hasta ahora y apunta a que la serie “deshumaniza” a los residentes de Gaza y Cisjordania y hace poco por mostrar los excesos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Como de costumbre, muchas de las críticas más despiadadas vienen de parte de israelíes judíos. “Fauda”, escribió Orly Noy en la publicación Middle East Eye, es “inmoral y explotador” y “convierte el sufrimiento palestino en entretenimiento”.

En su artículo, de enero del 2020, Noy afirmó que la serie creada por Raz y el periodista israelí Avi Issacharoff presenta a los palestinos como “criaturas aterradoras y exóticas que habitan lugares donde solo los comandos se atreven a aventurarse”.

“El sionismo ha logrado transformar a los palestinos en figuras exóticas en su propia patria”, completó Noy, una de las principales dirigentes del grupo israelí de derechos humanos B’Tselem, habitual fuente de denuncias de tropelías cometidas por las FDI en Gaza, Judea o Samaria. Por cierto, grupos como B’Tselem y Rompiendo el silencio o la revista israelí +972 suelen ser las mejores fuentes de investigaciones sobre la conducta de las fuerzas israelíes y, en general, más creíbles que muchas organizaciones palestinas.

Actor. Llamativamente, frente a estas críticas, Raz, quien le pone el cuerpo al durísimo comando Kavillio, jura que “Fauda” sirve para “construir puentes en el Medio Oriente”.

Hijo de padre de origen iraquí y madre de raíces argelinas, el actor habla árabe con fluidez y se enorgullece del impacto que la serie tiene en la región, incluso en países que no mantienen relaciones diplomáticas con Israel o hasta permanecen en estado técnico de guerra.

Antes de Fauda, dijo durante una entrevista con la publicación británica The Jewish Chronicle, “pensaba que el arte no cambiaba a las personas, realmente creía que nadie cambiaría por el arte”.

“Pero ahora puedo ver que ‘Fauda’ tiene este poder sobre las personas”, deslizó en la nota, publicada a principios de este mes de marzo. Luego, Raz se divirtió contando que la serie “fue vista en el Líbano, llegó al número dos entre las más vistas en los Emiratos Árabes Unidos y es popular en todo el mundo árabe”.

“No puedo caminar por los Emiratos Árabes Unidos, me acosan” los fans de “Fauda”, bromeó. “Es una locura lo que está pasando”, gente de países “que temían a los israelíes, desde Yemen al Líbano, pasando por Kuwait y Siria” ahora “hablan conmigo sobre cómo cambiamos su perspectiva de los israelíes”, dijo Raz. “Nosotros -aseveró el actor- no nos propusimos hacer un programa de propaganda”.

Hay que reconocerle que, si bien la serie huele a propaganda, es propaganda estilo israelí, con una fuerte dosis de autoflagelación y algo de buenismo geopolítico. En especial en sus primeras temporadas, casi todos los personajes, tanto israelíes como palestinos, son “malos” en alguna medida.

Apenas si se salva una pobre médica francesa-palestina de buen corazón que termina sin querer en medio del “fauda” (la palabra significa “caos”, en árabe) de terrorismo, represión, un poco de romance y venganzas.

Difusión. ¿Tendrá ese mismo espíritu “El puño de los libres”? Será difícil saberlo, porque, si bien Hamas la ofreció a canales sirios, libaneses, turcos y argelinos, la serie “tendrá dificultades para abrirse paso entre la programación de Ramadán, cuando las productoras de toda la región producen dramas de alta calidad con actores destacados”, advirtió el artículo de la Associated Press.

Ramadán, que en este 2022 empieza el 1 de abril, es el mes de ayuno diurno para los fieles musulmanes. Al caer el sol, el ayuno se rompe con una deliciosa cena que arranca con dátiles y leche y se acompaña precisamente con esas superproducciones de televisión que se esperan con ansias todo el año.

Habrá entonces que tratar de sintonizar Al-Aqsa TV, que probablemente sea la única, o una de las pocas, que emita “Qabdat al-Ahrar”, analizar guión y actuaciones. Y ver qué tan bien salieron las explosiones.

*Ex corresponsal en Washington. Periodista freelance que escribe sobre Estados Unidos, Medio Oriente y nuevas tecnologías.