Conocidos los datos de las encuestas parecen haber sorprendido a ambos espacios. Lo raro en materia económica es que no hay certezas de lo que puede ser un gobierno de Alberto Fernández. Pero es un espacio que tendrá que gobernar con una demanda social que es incompatible con las restricciones de la economía. A fin de cuentas, Alberto Fernández no hizo grandes promesas de campaña, con que su vice lo exhiba y el decir que pondría plata en el bolsillo de los argentinos parece que alcanzó para ponerse por encima de un gobierno que recibió el voto castigo.
Claramente, bajo esta incertidumbre reflejada en el precio del dólar y luego de los malos resultados en que terminó el último experimento del gobierno de Cristina Fernández se abre un abanico de oportunidades muy amplio. Sería bueno pensar que el actual oficialismo tenga un discurso de tratar de hacer una transición ordenada. Sin embargo, el discurso de Mauricio Macri fue en otra dirección.
Por otro lado, Alberto Fernández hoy declara que “los mercados reaccionan mal cuando se dan cuenta que los estafaron”, eso es visto como una señal de default, de patear el tablero. Quizás intentar negociar con el FMI pensando que Argentina tiene fortaleza, habría que revisar la experiencia de Alexis Tsipras cuando intentó hacer lo mismo, el resultado no fue bueno. ¿Default? Hay chances altas.
Para la sociedad es problema que los dos partidos siguen en la lógica de la grieta, sin garantizar gobernabilidad. ¿Dólar? Hoy podría ubicarse cerca de los $60. El problema acá quizás es que se parte de una inflación por encima del 50%, a donde puedan ir los precios es un misterio. Depende nuevamente de las ganas de ambos espacios políticos de colaborar con una transición ordenada.
Una incógnita es cómo Alberto Fernández va a lidiar con La Cámpora. Ese equilibrio interno político trae más incertidumbre, lo que hace que la inversión en Argentina estará estancada durante mucho tiempo. ¿Cómo pone plata en el bolsillo de la gente Alberto? Ese será un problema del próximo gobierno. Una sociedad nuevamente defraudada por la política.
Nuevamente parece que hemos entrado en una tragedia, no porque ganó Alberto Fernández, sino porque parece que algunos consensos están rotos. Los colchones están cada vez más vencidos y el país no soporta en términos sociales otra megacrisis.
