El liderazgo es una herramienta fundamental para el progreso de la sociedad. Una sociedad sin líderes se destruye.
Hay dos libros en la Biblia, Reyes y Jueces, que son los libros de los “Líderes”. Esos libros son un manual de las problemáticas y de los desafíos que debe encarar un líder en su trabajo con la sociedad y con el pueblo.
Es un texto que sirve para aprender sobre cómo elegir un líder y cómo interactuar con él. Es un tratado completo sobre el concepto de liderazgo en donde se pone de manifiesto que los líderes pueden llegar a redimir o destruir una sociedad. En esos libros se cuentan, entre otras crónicas, las experiencias de los famosos líderes hebreos de la antigüedad como los Jueces Josué y Sansón, y los Reyes Saúl, David y Salomón.
Hoy en día, felizmente, la mayoría de los líderes son elegidos por el pueblo y están bajo una supervisión y control mayor que en la antigüedad. Eso es un factor sumamente positivo, pero depende que el pueblo sepa votar con sabiduría para elegir un líder óptimo y no dejarse llevar por slogans que solo son palabras huecas que esconden mentira y manipulación.
¿Pero cómo saber quién tiene capacidad de liderazgo auténtica? ¿Cómo darse cuenta si el líder será capaz de guiarnos por el buen camino? ¿Cómo saber si es honesto o nos está engañando por sus ansias de poder, fama o riqueza?
La nueva normalidad y el liderazgo
Los líderes son necesarios, como dijimos, pero tienen que cumplir determinadas condiciones para que sean positivos y aporten a la construcción de una sociedad mejor. Algunas de las siguientes son las claves del buen liderazgo:
Vocación de servicio. Ser líder positivo para la sociedad no es posible si no parte de un espíritu de vocación de amor a la gente, no de búsqueda del honor o satisfacción personal, sino de una vocación de servicio al prójimo, de brindarse. La vocación de servicio es la base del liderazgo positivo.
Humildad. Una de las condiciones para ser un líder exitoso y beneficioso es la humildad: es la principal virtud. La humildad asegura que el líder no se transforme en un dictador, en un acaparador, en una persona que en vez de brindarse a la sociedad usa a la sociedad para su propio beneficio.
Es la que tenía Moisés, el más humilde sobre la tierra. La grandeza de una persona se va a medir por la humildad y la modestia que tiene. Quien carece de humildad no gobierna para los demás, gobierna para su ego y su beneficio.
Hoy en día, felizmente, la mayoría de los líderes son elegidos por el pueblo y están bajo una supervisión y control mayor que en la antigüedad. Eso es un factor sumamente positivo, pero depende que el pueblo sepa votar con sabiduría para elegir un líder óptimo y no dejarse llevar por slogans que solo son palabras huecas que esconden mentira y manipulación.
A su vez, existe el peligro de embriaguez por el cargo. El cargo puede marear a las personas. El antídoto para eso es la humildad, que tiene que mantenerse después de ser nombrado líder. La Biblia cuenta sobre Saúl, el primer rey de Israel. Cuando Dios manda al profeta para ungirlo, Él se esconde; no quería ser rey, él quería ser humilde, no quería un cargo jerárquico. Pero cuando años más tarde, manda al mismo profeta a avisarle que él no iba a seguir siendo rey, sino que su ministro, David iba a ser rey de Israel, se apodera de él la soberbia y se encoleriza a tal punto que llegó a querer matar a David y, de hecho, mandó matar a quienes lo ayudaban. No hay nada más grave para un país que un líder soberbio que pierde la proporción y la percepción de la realidad.
Acción. El líder activa, trabaja denodadamente, va de un lugar al otro y trata de mejorar las cosas constantemente. No es quien dice, expresa y deja sus ideas latentes para que alguien las ejecute; es el que activa y pone en práctica sus ideas.
Quien carece de humildad no gobierna para los demás, gobierna para su ego y su beneficio
Cuidado con las situaciones de crisis. Los candidatos a ser líderes -los gobernantes especialmente- suelen aparecer con un discurso que llega para tranquilizar a sus posibles votantes en situaciones de crisis. Ellos estudian las problemáticas de la sociedad y les dicen que los van a sacar de las crisis.
La elección del líder no debe basarse solamente en la situación de crisis que reina en una sociedad, se debe principalmente analizar al candidato; enfocándose en las cualidades como la nobleza y la capacidad de gestión.
Perseverancia. El líder debe saber que los resultados son como poner un taladro en la pared. Cuando uno taladra una pared de 30 cm de espesor, no ve luz a los 15 o a los 20 centímetros, sino que tiene que seguir taladrando para llegar hasta el final. También en la vida hay situaciones en que la luz viene después de un cierto tiempo y un esfuerzo; a veces no se ve la luz hasta no llegar al objetivo. Por eso, el líder tiene que tener la paciencia para soportar un fracaso, una equivocación, ya sea que ésta provenga de él o que se deba a circunstancias externas. Aquel líder que solo sabe liderar cuando las cosas van bien no es un verdadero líder.
La fortaleza de ser un líder vulnerable
Motivación. Cuando Moisés le pide a Dios que designe un sucesor para liderar al pueblo, le pide que sea una persona que tenga “espíritu”. El espíritu es algo que no se toca, no se ve, no se palpa; es la energía, el entusiasmo, es el ánimo. La misión del líder no es amedrentar o sermonear a quien debe servir. Es darle ánimo para vivir. Tiene que fortalecer el espíritu para que la gente pueda pasar las tormentas de la vida y desarrollar sus proyectos de vida.
Conocer y respetar sus diferencias. El liderazgo cuando se ejerce óptimamente es cuando se tiene en cuenta la heterogeneidad que hay entre las personas, la diferencia de criterios y las personalidades. Un hombre que respeta la personalidad de cada persona, de cada hombre y de cada mujer. De ello aprendemos que un líder no puede adoptar medidas idénticas para todo el mundo, sino que debe reconocer las diferencias de cada una de las personas y dar respuestas a cada situación.
El liderazgo después del Covid-19
El peligro de la burocracia. Elegir a quien no se conoce es el peligro de los grandes sistemas: En el Génesis la Biblia relata que cuando la humanidad intentó encarar la torre de Babel para que unifique a toda la humanidad, Dios no lo permitió. Aparentemente era una noble propuesta, pero ¿por qué Dios frustró el proyecto de una sociedad universal con una sola idea y una sola lengua? Los exegetas explican que cuando una sociedad es demasiado grande, el sistema de elección de sus líderes se transforma en irreal y genera conflictos. Cuando algo es muy grande es mejor dividirlo porque la burocracia compleja no permite elegir verdaderamente a sus líderes; eligen, sí, pero no conocen lo que eligen; es como no elegir. Al final se posicionan en el liderazgo los que están en esos ámbitos y no los que la sociedad necesita. La idea bíblica es que la democracia se ejerce en realidad cuando se elige a personas que el pueblo conoce de verdad. Habría que votar gente que uno conoce por sus virtudes y éstos volver a votar a otro hasta nombrar un líder para todos de verdad, elegido por el pueblo y no por una campaña de marketing.
Conclusión. La solución para los problemas sociales radica, en gran parte, en el sistema correcto de la forma de cómo elegimos los líderes en todos los ámbitos. Ya hemos progresado como sociedad y se estableció la democracia en gran parte del mundo, ahora podemos hacer que la democracia sea una herramienta para beneficiar a las personas y no una herramienta que utilizan los que buscan el poder.