OPINIóN
18 de julio 1994 - 2020

Atentado AMIA-DAIA | 26 años de cuarentena judicial

La falta de justicia se ha transformado en la deuda más grande y dolorosa de la democracia argentina. Desde aquella masacre en pleno corazón de la Ciudad de Buenos Aires, cada 18 de julio nos encuentra sumergidos en el dolor y la frustración.

 Atentado contra la AMIA
Atentado contra la AMIA | CEDOC

La falta de justicia en la causa del atentado a la sede de la AMIA-DAIA se ha transformado en la deuda más grande y dolorosa de la democracia argentina. Han pasado 26 años de aquella masacre en pleno corazón de la Ciudad de Buenos Aires y desde ese momento cada 18 de julio nos encuentra sumergidos en el dolor y la frustración.

A partir de ese día de 1994 la vida de los judíos argentinos cambió para siempre. Fue, sin duda, el momento más triste de nuestra vida comunitaria y un golpe del que todavía no podemos reponernos.

Los poderes ejecutivos y parlamentario, en estos 26 años, no han estado a la altura del desafió que significó para la democracia aquel ataque. Faltó decisión y voluntad política para colaborar con la investigación del atentado. La Justicia definitivamente fracasó y aún no le ha podido dar una respuesta a las 85 personas asesinadas y a sus familiares. Tampoco al resto de la sociedad argentina que quizás no tuvo la fuerza suficiente para exigirle a sus autoridades que ese crimen debía esclarecerse.

Alberto Fernández recibió al padre de Sebastián Barreiros, la víctima más pequeña del atentado a la AMIA

Y quizá eso no sucedió porque la sociedad argentina nunca terminó de internalizar completamente que fue víctima de uno de los ataques terroristas más brutales, hasta ese momento, de la historia. Muchos lo siguen viendo como un problema de la comunidad judía. Ni siquiera nos despertó como sociedad lo que vino después en distintas partes del mundo donde el terrorismo siguió atentado contra la vida, la convivencia pacífica y civilizada.

Nuestra democracia fue herida en aquel momento y esa herida no cicatrizará hasta que la justicia llegue. Y esto es lo que buscaron quienes pusieron esa bomba el 18 de julio de 1994: matando a la gente intentan horadar la democracia y sobre todo la convivencia plural e igualitaria.

Lejos de advertir tamaña tragedia, y de tomar la decisión política concreta, no mediática, de poner a la causa AMIA-DAIA como una cuestión de Estado, muchos de quienes tuvieron responsabilidades políticas y, sobre todo, judiciales en estos 26 años, intentaron ocultar, encubrir e impedir que conozcamos la verdad.

Acuarelas de víctimas de la Amia

Tantas operaciones políticas, judiciales y mediáticas, han logrado su perverso objetivo: desviar la atención de lo verdaderamente importante. Nunca debemos olvidar que fue la Justicia de nuestro país la que acusó, con pruebas avaladas por organismos internacionales, a miembros importantes del entonces Gobierno iraní de ser los responsables del atentado a la AMIA-DAIA y al grupo terrorista Hezbollah de haber sido el brazo operativo.

Desde la DAIA estamos convencidos que es necesario que el Estado argentino continúe denunciando en todos los foros internacionales la sistemática falta de colaboración del Gobierno iraní.

Por su parte, cabe destacar que luego de muchas idas y venidas y de largos años de espera, este año 2020 nos encuentra  ante la posibilidad cierta de obtener algo de justicia en esta causa. En efecto, nos encontramos en las etapas finales del juicio oral que se le sigue a Carlos Alberto Telleldín, quien fuera el último tenedor conocido hasta el momento del coche bomba utilizado en el siniestro atentado y que a lo largo de los años se ocupó se mentir, tergiversar y ocultar información.

Si bien la investigación ha tenido serias falencias en cuanto al análisis de la prueba sobre la participación de una conexión local, esperamos que esta vez, la Justicia dicte una sentencia a través de la cual se valore la prueba acumulada conforme a derecho y considerando las dificultades propias de una causa de magnitud inusitada en la historia judicial argentina.  

Darín se sumó a la conmemoración por los 26 años del atentado a la AMIA

Como siempre decimos, desde aquel 18 de julio de 1994 la DAIA tiene un objetivo central e irrenunciable: verdad, justicia y memoria para las 85 vidas truncadas y para todos los que hace 26 largos años sufrimos sus ausencias.