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El tiempo, un tirano

Si pensamos que el tiempo es un elemento más de nuestra existencia, estamos lisa y llanamente pretendiendo tapar el sol con las manos.

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Tiempo | Abdullah / Pexels

Uno de los elementos de la vida de los seres humanos, que mas genera preocupación, es sin dudas el TIEMPO.

Si pensamos que el tiempo es un elemento más de nuestra existencia, estamos lisa y llanamente pretendiendo tapar el sol con las manos.

Porque hace a la esencia de la humanidad, al punto tal, que es conocida la obsesión de muchas generaciones, en buscar fórmulas o soluciones científicas o no científicas para lograr controlarlo. Pero hasta ahora, todos fueron rotundos fracasos, la evolución del ser humano no ha podido con él.

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Pero lo cierto es que hace a la esencial humana estar pendiente y ocupar nuestros pensamientos, tanto, con los hechos y actos del pasado, como, con lo que sucederá en el futuro con nuestra existencia.

El tiempo pasado no puede ser modificado ni volverse a vivir, y el tiempo futuro depende de múltiples factores para ser captado y determinado en su real dimensión.

Pero, lo único real y concreto que tenemos es el tiempo presente, que se consume a cada segundo sin que nada lo pueda detener ni congelar. Lo que hacemos hoy, no necesariamente es igual de lo que hicimos ayer, ni de lo que haremos mañana.

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El paso de las horas, minutos, segundos, décimas de segundos, etc., es un hecho irreversible de nuestra naturaleza que no podemos detener en su marcha.

Pensar que paso y que pasará en nuestro camino por esta vida, es algo natural y lógico, y es parte del conglomerado de cuestiones  que influyen en nuestra toma de decisiones y en los actos del presente.

Pero, sin lugar a dudas, que no todo proceso de desarrollo humano, se hace en un instante sino que requiere de un proceso, en el cual, el tiempo, es un factor determinante.

De ahí, que observar y vivir el presente tiene sus connotaciones especiales, que como una película continúa sin sucesión de cortes, y nos obliga a reflexionar sobre su real dimensión.

El tiempo no es un elemento, factor o realidad, que podamos manejar a nuestro gusto y antojo, ya que, como  el agua sigue su curso inexorablemente, hagamos o pensemos lo que sea, el sigue su curso, y como parte de la naturaleza de este Mundo, tiene sus propias reglas.

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Expresiones tales como “atrapar el tiempo”, “detener el tiempo”, “viajar en el tiempo”, son anhelos de todas las generaciones, para poder manejar lo que hasta hoy, se presenta como inmanejable. Por eso, se convierte en un compañero permanente e inseparable del ser humano que siempre está.

El mundo contemporáneo nos impone una dinámica de relacionamiento, que exige respuestas muchas veces inmediatas, sin que ello, pueda permitirle a la mente tomarse el tiempo necesario, para la elaboración de una respuesta más reflexiva.

Expresiones comunes, tales como “espera”, “aguanta”, “ya va a pasar”, “ no hay males que duren…”, “el tiempo cura todo”, “no pierdas el tiempo”, “tiempo al tiempo” “ a su tiempo”, “dale tiempo”, “nos tomemos un tiempo”,etc, que se presentan como supuestas respuestas a diferentes problemáticas de la vida cotidiana, pretende utilizar a este elemento de la existencia humana, como una herramienta para circunstancias que no tienen una solución inmediata.

Por su parte, el Derecho considera al tiempo como un elemento para regular diferentes aspectos de la vida, tales como: el comienzo o la extinción de derechos, la duración de funciones, la habilitación para realizar ciertos actos, etc., y para determinar cuando el trascurso del tiempo puede provocar daños graves e irreparables en nuestros derechos, que habilitan a presentarnos ante la justicia con acciones rápidas y expeditivas.

 

Reloj

 

Ahora bien, ¿qué podemos hacer ante ese fenómeno de la naturaleza y de la existencia humana?

Es cierto, que muchas veces postergamos decisiones en base a la idea, de que no se dan, en la actualidad, las mejores condiciones para ello. O muchas veces, pretendemos que el mero transcurso del tiempo, traerá la solución a problemáticas actuales.

Pero, la realidad es que ni una cosa ni otra pueden ser consideradas en términos absolutos, sino que la dinámica de la existencia misma nos impone tomar decisiones, a cada momento.

Decidir que hay que hacer en el momento “oportuno”, requiere no solo de las virtudes filosóficas o religiosas inculcadas como la prudencia, la paciencia y la reflexión, sino de dejar fluir nuestras propias ideas, sentimientos y pareceres que hacen a  nuestra propia esencia, dar paso a la intuición, sin importar el momento.

Nadie puede condicionar nuestros momentos y espacios, bajo el pretexto que sea, sine díe, porque, el tiempo sigue su curso inexorablemente, y muchas veces se pierden oportunidades en todos los ámbitos en forma irreversible.

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Por ello, es difícil definir al tiempo como aliado o enemigo de nuestros proyectos. Todo depende de nuestra predisposición y voluntad de cambiar el presente. El pasado ya fue, y el futuro es incierto. No hay un manual de instrucciones para encarar el tiempo por venir, ni adivinos que puedan predecir cómo será.

El presente es el que podemos moldear, crear y sentir, momento a momento, sin que ello, nos genere ningún condicionamiento para el futuro, pues, la vida es cambiante y  nosotros también, es parte de nuestra esencia.

No todo tiempo pasado fue mejor, ni el futuro será el que nos imaginamos en su totalidad. Pero si podemos crear nuestro presente con imaginación, voluntad y sobre todo con el convencimiento que es ahora el momento de actuar.

Es parte de nuestra esencia buscar superarnos, crecer y en definitiva poder vivenciar el hoy y el ahora, que nos permite moldear, en parte, el futuro. Y que muchas veces, exige de nosotros comenzar de nuevo, reciclarnos para poder seguir adelante, porque  su realización,hace a la dignidad humana.

Ello me hace recordar la situación que se presentó en  una carrera de fórmula 1, en la que, el gran piloto Michael Schumacher, por problemas de su auto principal, tuvo que largar desde una posición de muyatrás (puesto 16), con un auto de reserva de la escudería Benetton, y a pesar de ello y la lluvia, logro ganar la carrera del gran premio de Bélgica del año 1995.

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Por ello, no importa desde donde largamos en la carrera de la vida, lo importante es el convencimiento de que somos capaces de poder correrla, y para ello no importa el tiempo perdido, el objetivo es participar, y dentro de nuestras posibilidades, lograr nuestros sueños y anhelos en el tiempo que sea necesario.

Por lo tanto, el tiempo no es el tirano, sino que, nosotros somos nuestro propio tirano, si dejamos que el pasado nos condicione, o el futuro lo veamos como imposible.

No podemos renunciar a nuestra propia naturaleza, que por definición es cambiante, porque la vida  misma es dinámica, y así, lo que ayer fue de una forma, mañana lo puede ser de otra, y muchas veces,no nos permitimos intentar hacer real nuestros anhelos y esperanzas más profundas, que no sabe de  tiempos.

Creer en nosotros mismo, nos permite dejar huellas de nuestro SER  en todo momento, sin que el tiempo nos pueda condicionar.