Carlos Vallés, un jesuita que enseñaba matemáticas en la India, al cruzarse con el gran pensador indio Krishnamurrti le preguntó si él podría resumir su enseñanza en una palabra y el maestro le respondió: "Escuchar". No parece ser una virtud habitual en Latinoamérica, por lo menos. Perú, Colombia, Haití y Ecuador mostraron previas manifestaciones disconformes con el poder de turno.
Explotó en Chile, por una Constitución que lleva 40 años y que ha servido para perpetuar las ideas dictatoriales del '73, sin solucionar los graves problemas de educación, salud y jubilaciones estatales que motivaran la franca desigualdad que hiere la paz chilena. Por otra parte, luego del rechazo plebiscitario a la cuarta reelección de Evo Morales, la comedia de enredos judicial y electoral boliviana ha devenido en una situación trágica que puede desembocar en una franca guerra civil.
Corolario: hay que escuchar al pueblo más temprano que tarde, que es la voz de Dios, que por suerte no está encerrada en un solo libro de tapa dura, sino que está omnipresente en el gran libro de la naturaleza. Y hay que aceptar algo que en el siglo VI a.C. coincidieron Heráclito y Buda: Todo es impermanente y todo fluye como el río.
El querer detener el tiempo a través de constituciones obsoletas o intentar permanecer en forma indefinida en el poder habla de una franca hipoacusia de la clase dirigente que deriva en que la fuerza policial y militar reemplaza al diálogo y en consecuencia, la guerra a la democracia.
* Doctor y docente en Medicina. Licenciado en Ciencia Política, UBA. Ex investigador CNEA. Miembro del Consejo de Paz de la República Argentina. Músico
