Desde hace 13 años el Gobierno de la Ciudad prioriza “ser el primero”, posicionarse como el innovador en una cartera educativa de la mano de lo moderno que replica “lo que pasa en el mundo”. Para llegar primero es requisito no profundizar en los temas, no consultar a los distintos actores de la comunidad educativa y a diversos especialistas. Ejemplos no faltan: la incorporación de inglés en primer grado, la creación de la unidad de evaluación, la implementación de la Nueva Escuela Secundaria, la Escuela del Futuro, la Unicaba.
Ahora, se repite con la vuelta a clases. Poco importa que la comunidad educativa se haya enterado por los diarios de los distintos protocolos. Como si la ausencia de las clases o 6500 niñxs que no se han conectado con sus maestroxs o la falta de conectividad y de dispositivos fueran cuestiones desconocidas para ellos. Las propuestas de CABA cambiaron varias veces: la vuelta gradual a la escuela, la asistencia a gabinetes digitales luego o a los parques y espacios abiertos y, en esta cuarta, a los patios.
Cuando el Gobierno Nacional cita a acuerdos nacionales o se ofrece para resolver el problema de la conectividad y la disponibilidad de dispositivos la propuesta ya cambió. La estrategia se repite: la necesidad de ser los primeros tira por la borda los acuerdos, desconoce a los recorridos de docentes, gremios, organizaciones sociales y elige a los medios de comunicación como el vocero principal.
Para obtener el podio, hay que correr rápido, sin revisar trayectos anteriores, sin demasiados fundamentos, con datos poco confiables y “primeriar con las noticias” aunque no se respete lo acordado.
Ser el primero lo distingue del otro, en este caso el Gobierno Nacional, que sería lento, conservador, y, sobre todo, obstaculizador de cada nueva medida. Como en otras cosas, las ideas “meritocráticas”, tan asociadas al “llegar primero”, constituyen una gigantesca, y no casual, banalización frente a la complejidad de la cuestión.
*Pedagoga. Mag. en Educación. Ex secretaria de Educación CABA (2003/06).