Las personas cotidianamente convivimos expuestos de manera constante a imágenes y ciertos “mandatos sociales” que promueven ideales de belleza inadaptados a la realidad, que conllevan a las personas con rasgos de inseguridad a desarrollar una imagen corporal errónea y mirada crítica hacia su propio cuerpo.
La mirada, el juicio y la valoración y opinión externa pueden influir en la forma en que una persona percibe su propio cuerpo.
Los comentarios negativos o la presión social para cumplir con ciertos estándares físicos pueden generar una disociación entre la persona y su propio cuerpo, llevando a sentimientos de inseguridad y la no aceptación del propio cuerpo.
Asimismo las redes sociales y la exposición constante de cuerpos “ideales o perfectos” pueden tener un impacto negativo en la forma en que las personas se perciben.
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Se genera baja autoestima, inseguridades que llevan a tomar la decisión de realizarse prácticas de bellezas, cirugías que pueden poner en riesgo la vida, debido a mala praxis médica y dificultades durante los procedimientos de la misma.
En estos casos nunca se puede culpabilizar a una persona por realizárselas y confiar en el profesional médico, en todo caso afirmo que la responsabilidad profesional , ética y médica es exclusivamente del médico que practica la intervención estética.
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Sin perjuicio de lo expuesto, no se puede juzgar a una persona por elegir realizarse alguna cirugía, es la sociedad la que empuja y forja a estándares de bellezas irrealistas.
Recalco la importancia de poner en practica la capacidad empática y aprender a no hablar del cuerpo ajeno, no opinar en redes sociales del cuerpo del otro, nunca sabemos que batallas internas y subjetivas está atravesando esa persona.