Estamos atravesando la era de los memes, donde pareciera que todo debiera terminar en la ridiculez o el escándalo para volverse popular. En una semana los grandes temas que se instalaron en los medios confirman que mientras más banal, más vende. Pasamos del "Olivos gate", por el spot de Randazzo imitando a Cristina, a Messi, donde la mala suerte del Kun Agüero que se fue al Barça para jugar con su amigo, lo convirtió en el centro de burlas cuando Leo se fue.
Dos de los tres temas de mayor impacto en la agenda mediática de los últimos días son casos de políticos siendo ridiculizados. En uno, entre otras cosas tratando de "gatero" al presidente, en otro a través de un spot, donde se explota el recurso de las famosas puteadas de la ex-presidenta, haciendo honor a los audios con Parrilli, filtrados desde la justicia durante la gestión anterior.
Esta forma marketinera que busca denostar a cualquier costo al adversario político y generar impacto a la vez, está destruyendo valores, el respeto, la confianza, llevando la discusión política al nivel de chimento mediático.
Al exponer a la opinión pública a este circo político, donde lo que menos se discuten son propuestas o el rumbo de un país, y lo que parece convenir enaltecer son sólo valores, que si bien son importantes, la gran mayoría de las veces terminan siendo palabras que construyen una moralina que todos quieren escuchar, pero que por sí solos no ofrecen las más mínimas soluciones a la crítica situación que atraviesan miles de argentinos, no sirven para bajar la inflación, para generar empleo, o en este caso de pandemia para vacunar a los 45 millones que habitamos este hermoso país.
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De manera preocupante, no sólo eso, sino que hace peligrar el ecosistema democrático, porque si el pueblo elige y el conocimiento que posee acerca de los proyectos entre los cuales tiene que optar es un meme, vamos camino a convertirnos en uno de ellos.
Que un diputado o dos insinúen como "petera" del presidente a una actriz, la cual fue a buscar una solución para su sector laboral (según los chats que tuvo que mostrar luego del ataque), no solo es misógino, sino es llevar la discusión política a niveles de una infamia impensados.
Que un candidato en un intento desesperado de instalar su candidatura use el estilo "tinellesco" de imitar a un político, es lamentable.
La violencia de la dirigencia política no puede quedar impune
Convertir en un show la política puede parecer ser negocio en lo inmediato porque vende, más aún en un estado de humor social muy afectado por la pandemia, y es muy tentador para aquellos que no están bajo responsabilidades de gestión, quienes tienen poco por perder. Pero en el fondo el electorado no es tonto, si bien existen muchos que pueden ser afectados por este tipo de comunicación, tranquilamente puede volvérseles en contra en el muy corto plazo, porque si los que gobiernan se dedican a resolver problemas y generar esperanza utilizando el marketing de una manera propositiva (no mintiendo), y encima tienen el apalancamiento que da ser gobierno, los próximos ridículos pueden ser los vivos de hoy.
Matias Micheloud, consultor político y de empresas. Director de Pulso Consultores.