OPINIóN

El gobierno no entiende lo que está pasando

A menos de una semana de conocidos los números de la pobreza, y a menos de un mes de las elecciones de septiembre, el gobierno sigue creyendo que el clientelismo es la manera de cambiar la realidad electoral.

Alberto Fernández 20210921
Alberto Fernández durante su discurso ante la asamblea de la ONU. | NA

No es bueno ser ciego por voluntad”. La frase es de José Larralde, pero quien la viene poniendo en práctica sistemáticamente es el gobierno, que parece no ver a propósito. La primera muestra de su desconcierto tuvo consecuencias institucionales; la segunda la protagonizó Daniel Gollán y su tesis de “la platita”. Ahora, el despliegue obsceno de compra de votos en todo el país termina por confirmar que no entendieron nada.

La prebenda política es una práctica que, en todas las épocas, es cuestionable. Pero ahora es, además, inútil. A menos de una semana de conocidos los números de la pobreza, y a menos de un mes de las elecciones de septiembre, el gobierno sigue creyendo que el clientelismo es la manera de cambiar la realidad electoral.

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Se equivoca en múltiples niveles: el primero, es el menosprecio a los sectores populares, a quienes dicen representar. Queda claro que consideran que de allí no puede surgir una ética, una decisión firme de expresar su descontento con el rumbo del gobierno. Piensan que se los puede comprar con heladeras, con electrodomésticos, con platita. El segundo, es no entender tampoco en qué época estamos viviendo. Hoy los vecinos tienen más información que los dirigentes sobre lo que realmente pasa. A diferencia de ellos, se conectan con los otros, se comunican, se solidarizan. Alberto, en cambio, tiene que anotar en un cuaderno lo que le cuentan.

Así, por más heladeras que les regalen, como lo han hecho en otros tiempos, la realidad se escurre entre las piedras, se hace ver, grita. No se la puede ocultar más, y se termina imponiendo. Eso pasó el 12 de septiembre.Por eso, quien acepta un electrodoméstico no vende su voto, porque sabe perfectamente que está más desesperado quien lo regala que quien lo recibe, y que detrás de eso no hay futuro posible, entonces aprovechar la dádiva es casi un acto de justicia frente a la iniquidad a la que los someten quienes gobiernan.

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En Argentina hay 3.100.000 indigentes y 11.700.000 pobres. El gobierno debería querer ganar las elecciones para sacar de esa situación a sus compatriotas. Para brindar soluciones, para que esas familias puedan progresar, para reinsertarlos en un empleo, capacitarlos. En cambio, su solución es emitir dinero con fines prebendarios, lo que volverá en forma de inflación, hundiendo todavía más a quienes más sufren.

Pasó casi un mes de la elección, y el gobierno hace anuncios todos los días. Ninguno expresa ni una sola idea sobre cómo solucionar los problemas de fondo. Todos apuntan a que ellos lleguen vivos electoralmente al 14 de noviembre. El gobierno busca su propia supervivencia sin entender que no hay otra posibilidad más que el bien común.

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Así que, si hablamos de dignidad, todos deben saber que hay mucha, mucha más dignidad en quienes reciben una heladera de los que los ignoran la mayor parte del tiempo, que en quienes pretenden usarla como moneda de cambio por un voto.

 

 

* Maximiliano Abad. Jefe de Bloque de Diputados bonaerenses de Juntos por el Cambio.