El gobierno del Reino Unido presentó el pasado martes la denominada Estrategia Integrada de Política Exterior y Defensa en la que plantea las hipótesis de conflicto que servirán de marco para la política exterior de ese Estado en los próximos años.
Son cien páginas en las que se pone sobre la mesa una nueva doctrina, en el marco de lo que ya es una evidencia: Gran Bretaña se para frente al mundo como un actor independiente del resto de Europa, en el contexto de un acercamiento hacia los Estados Unidos.
Consideraciones aparte sobre tales definiciones, la Estrategia incluye un anuncio que ha generado un impacto fuerte –en general negativo– en varias organizaciones de la sociedad civil. Esto porque el Reino Unido incrementará el límite de cabezas nucleares en un 40%, pudiendo llegar a disponer de hasta 260 cabezas activas.
¿Es este un anuncio impactante? A mi entender, tiene un impacto más cualitativo que cuantitativo.
En el mundo hay nueve países con armas nucleares. Cinco de ellos (EE.UU., Rusia, UK, Francia y China) están reconocidos como Nuclearmente Armados por el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y el resto las tiene por fuera del Tratado. Estos son: India, Paquistán, Corea del Norte e Israel. De acuerdo a lo que informa el Anuario 2020 de la ONG independiente Stockholm International Peace Institute (Sipri), entre los nueve poseen aproximadamente 13.400 cabezas, de las cuales unas 3.700 están activas. El Reino Unido posee 215 cabezas, un 1,5% del inventario global, y un 29% más que Paquistán. Para que nos demos una idea, Estados Unidos posee 5.800 cabezas y Rusia 6.375. El incremento en su inventario llevará al Reino Unido a tener el 1,8 del stock global, siempre y cuando el resto siga igual.
Por otra parte, para medir la capacidad ofensiva nuclear de cada país habría que tener en cuenta el poder destructivo de cada cabeza, el alcance de los vectores de transporte, la tecnología, entre otros. Decir cabezas, para ser sinceros, no dice mucho. Un avión Rafale francés lleva la carga equivalente a treinta Hiroshimas, veinte veces más que un misil Abdali paquistaní, que además tiene un alcance de 200 km.
Y, en ese sentido, el Reino Unido es relativamente modesto. Si bien sus misiles Trident II (de tecnología americana) son bastante modernos y con un alcance estratégico (7.400 km), solo pueden ser desplegados desde los cuatro submarinos clase Vanguard que posee. De la tríada de despliegue posible (aire, mar y tierra) el Reino Unido solo puede lanzar misiles desde el mar. En definitiva, un país que (pudiendo tener más) tiene un sistema bastante más limitado que Francia y un poco más grande que Paquistán ¿por qué genera tanto revuelo al incrementar su arsenal en alrededor de cincuenta cabezas?
En primer lugar, por lo obvio: estamos hablando de armas nucleares. Con tal poder destructivo, “una es mucho. Pero, además, porque el Reino Unido ha sido el mejor de la clase entre los Estados Nuclearmente Armados firmantes del TNP. Una cantidad limitada de armas, poca autonomía tecnológica, transparencia en cuanto a sus inventarios y, sobre todo, cero incremento de sus arsenales por décadas.
En resumen, pasar de 215 cabezas a 260 en un contexto en el que Rusia y Estados Unidos tienen armas nucleares como para hacer desaparecer el sistema solar completo, no parece tanto. Sin embargo, el gobierno del Reino Unido está diciendo al mundo que agita su política de disuasión mínima (minimal deterrence) y que va a incrementar su arsenal para que sus submarinos dispongan de más unidades listas mientras navegan por el mundo, lejos de sus costas. El “mejor de la clase está cambiando una doctrina de décadas y puede estar abriendo –quizás sin pretenderlo– una Caja de Pandora compleja y peligrosa.
*Profesor en la Universidad de San Andrés, Director del Programa de Estudios en Energía Nuclear e Innovación de la UNTreF.