OPINIóN
No calificar a los estudiantes

La valoración pedagógica es tarea diaria, no sólo cuatrimestral

Con la pandemia se ha experimentado otro tipo de evaluación, basada en el conocimiento del alumno y su autonomía como persona.

Educación Virtual
Educación Virtual | Shutterstock

En Córdoba primero, y esta semana en la Ciudad de Buenos Aires, se planteó “no calificar” a los estudiantes. En su reemplazo, se hará una valoración pedagógica, más conceptual. En el caso porteño, los trimestres se extenderán a cuatrimestres, finalizando el 30 de junio con la debida devolución de la trayectoria realizada, fundamentalmente a distancia.

Lo previo exige, como primer punto, alejarse conceptualmente de la evaluación como sinónimo de medir resultados desde una mirada cuantitativa, para correr el foco hacia la evaluación para el aprendizaje, la evaluación formativa, aquella que evidencia cómo aprendemos a aprender, qué concretamos y con qué proceso. También tenemos que asumir que el equipo docente que, en estos dos meses, no haya evaluado el impacto de dinámicas diarias y/o semanales con los estudiantes, y mejorado decisiones en función de ello, lleva perdido mucho tiempo valioso para la meta de generar impacto significativo.

La evaluación es la herramienta que nos permite acompañar al alumno y, desde la mirada del docente, dar rumbo y orientar el aprendizaje: brindarle feedback y volver a nutrir el proceso del estudiante. No evaluamos para seleccionar o filtrar, sino para construir. Desde esta perspectiva, hay que darle un rol central al alumno.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

No evaluamos para seleccionar o filtrar, sino para construir. Desde esta perspectiva, hay que darle un rol central al alumno

Las devoluciones que surgen en este período les ayudan a asumir su responsabilidad con su propio aprendizaje: conocerse, saber dónde están posicionados, sus debilidades y fortalezas,  y cómo avanzar. Bajo esta lógica, estamos trabajando su autonomía como persona.  Pensando en la virtualidad, requerimos que el proceso de evaluar permita al docente tener una comunicación fluida con el alumno. El feedback de este tipo tiene que ser oportuno y personal, y muy regular, No lo podemos pensar efectivo si lo creemos como un cúmulo de apreciaciones cualitativas que se den el 30 de junio.

En este período es clave evaluar habilidades y competencias horizontales y comunes a todas las áreas de conocimiento: capacidad de autogestión, fortalezas para priorizar, anticipar, ponerse en disponibilidad para aprender, aptitud para la comunicación de forma efectiva. Todo esto es prioritario más allá de los contenidos de cada disciplina.

Por lo antedicho, nos es esencial evaluar el quehacer del estudiante en la virtualidad, en circunstancias individuales y grupales, en torno a los objetivos teóricos y actitudinales del plan trimestral. Claramente resultan poco efectivos instrumentos como los cuestionarios, que pueden responderse con una consulta en google.

Las provincias también analizan cómo calificar a los alumnos sin poner notas

El cómo evaluar implica ofrecer criterios claros y concretos compartidos de antemano con el alumno para favorecer la retroalimentación formativa como elemento esencial. Sin duda, esto requiere un tutoreo cercano con cada estudiante y una metodología que documente exhaustivamente esas retroalimentaciones.

Instrumentos como rúbricas y listas de chequeos para una autoevaluación están mucho más alineados a la modalidad de trabajo actual, así como el ofrecer espacios de portafolio para que cada estudiante pueda dar cuenta de su aprendizaje a su manera, con su estilo.

Para llegar a la valoración pedagógica del 30 de junio, hoy todos los equipos docentes deberían tener ya bien delimitados los objetivos de aprendizaje adaptados con indicadores de progresión específicos, que estén acompañando la trayectoria del alumno en las diferentes áreas, hagan visible el proceso personal del estudiante  y tomen la evaluación como una herramienta para seguir ajustando el camino.

No olvidemos, finalmente, que el aprendizaje está cruzado por sentimientos y realidades subjetivas muy singulares, y si hay algo que esta pandemia nos enseña todos los días es a respetar al niño en un contexto muy demandante. Resaltar lo personal y darle lugar al vínculo afectivo será la base de cualquier aprendizaje, y de cualquier intento de valoración de aprendizajes.

 

*Magíster en Tecnologías Aplicadas a Educación, Universidad Autónoma de Barcelona. Miembro de Nueva Educación y Directora de Primaria de Belgrano Day School.