Luciano tiene 11 años y vive en el asentamiento de la localidad mendocina de Agrelo, en el departamento de Luján de Cuyo. Es alumno de la escuela General Espejo, pero todavía no pudo volver a las aulas por el aislamiento social, preventivo y obligatorio que dictaminó la suspendieron las clases presenciales en marzo pasado. De ese modo, los profesores les remiten tareas a los estudiantes para que las hagan en sus hogares.
Para la materia de plástica de los alumnos de sexto grado, su profesora les asignó la tarea de hacer un dibujo con "lo que se tenga" en casa. Luciano dejó volar su imaginación y demostró que para cumplir con un propósito solo se necesita de fuerza de voluntad. El resultado final de lo que logró el chico emocionó a toda la comunidad escolar: un dinosaurio con elementos que había en su patio, tales como polvo de ladrillos y barro. También plasmó la "firma" de su obra con palitos.
"Me da una satisfacción enorme rescatar esos trabajos de los chicos, que a pesar del entorno, tienen ganas de seguir adelante. Eso valoriza mucho más su obra", manifestó la maestra de plástica de Luciano, Claudia Arabena, en declaraciones reproducidas por el medio local El Sol.
Me da una satisfacción enorme rescatar esos trabajos de los chicos, que a pesar del entorno, tienen ganas de seguir adelante, dijo Claudia Arabena
Los estudiantes del asentamiento reciben las tareas a través de mensajes de Whatsapp porque no disponen de conexión a Internet para seguir la educación a través del aula virtual.Del mismo modo, no cuentan con muchos elementos para llevar adelante los pedidos pero eso no los detiene, algo que emociona a los docentes de la escuela General Espejo.
"Fue emocionante para toda la escuela. Los chicos le ponen ganas, no tienen Internet ni todas las herramientas necesarias para trabajar en casa, pero luchan día a día", remarcó la profesora que les manda tarea cada dos semanas para no recargar a los chicos de demasiado trabajo.
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Para Luciano esa tarea fue como un juego, por lo que sumó a la diversión a su hermano menor, de 4 años. "En la zona tenemos una villa muy grande y ha sido difícil para ellos. Las mamás de la zona le ponen mucha garra: acompañan, cargan crédito en los teléfonos para enviar las tareas. Ver los resultados me pone muy contenta", valoró la docente.
B.D.N./FF