La era en la que vivimos representa un estímulo constante e ininterrumpido para nuestros ojos creando nuevos retos oftalmológicos y nuevas batallas para preservar la visión, en las que deben participar tanto pacientes como oftalmólogos.
A los que tenemos más de 50 años les pido que recuerden una tarde de su infancia en un fin de semana cualquiera, y en cómo usaban su visión entonces. Seguramente, la de cerca se usaba para leer, la intermedia para ver algún programa en la tele, y mucha visión de lejos haciendo ejercicios o jugando afuera. Hoy, en el 2019 una tarde típica de infancia o adolescencia fácilmente comprende varias horas de computación, video juegos, pantalla de celular, y redes sociales. Esto implica un cambio de paradigma en el uso de nuestros ojos que conlleva nuevos escenarios oftalmológicos. ¿Cuándo se veían hace 20 años casos de ojo seco en niños y adolescentes?
El progreso y la calidad de vida algunas veces vienen acompañados de cosas menos gratificantes. Nadie duda que el advenimiento de la informática en la vida laboral y familiar ha logrado avances increíbles en los últimos años. Sin embargo, estos beneficios no son gratis para la salud visual. Si bien no se ha demostrado científicamente que puedan generar lesiones graves, sabemos que la exposición prolongada a pantallas y monitores digitales inducen un síndrome de disfunción de la película lagrimal, denominado en la jerga de la oftalmología como “ojo seco evaporativo”.
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Hasta hace unos pocos años a la patología del ojo seco se la entendía como una deficiencia de la producción acuosa de lágrimas, si bien ya era conocido que la película lagrimal estaba compuesta de una tricapa: mucosa, acuosa y lipídica. Estas capas constituyen un film delante de la córnea con múltiples funciones para la salud de la superficie ocular, y contribuyen a la obtención de una buena calidad visual. Las investigaciones internacionales en este campo y los trabajos realizados por TFOS (Tear Film Ocular Surface) con sus informes en los años 2007 y 2017 conocidos como reportes DEWS (DryEyeWorkShops) I y II permitieron conocer y entender mejor el delicado microcosmos del ojo seco, modificando de esta forma su definición, clasificación, fisiopatología, epidemiología, diagnóstico y tratamiento.
Los estudios realizados han demostrado la alta prevalencia que tiene el ojo seco en la población mundial y su variabilidad en las diferentes geografías de nuestro planeta: en EE.UU. del 14,4%, en Japón 33%, en Arabia Saudita 93%, y en nuestra región aproximadamente el 23%. Esta prevalencia aumenta con el avance de la edad, y es más frecuente en el sexo femenino.
Indudablemente la patología del ojo seco se ha transformado en nuestro medio en la consulta oftalmológica más frecuente y demandante. Este hecho se vincula directamente con el estilo de vida actual, y las largas horas que transcurrimos frente a una computadora, donde por tener que fijar la visión durante mucho tiempo en monitores o pantallas con alta concentración en nuestra labor, parpadeamos menos veces que en condiciones naturales logrando que la capa más externa de la película lagrimal (llamada lipídica) se modifique alterando su función de barrera contenedora. Como consecuencia la capa lagrimal acuosa se evapora rápidamente dando lugar a los síntomas y signos del ojo seco evaporativo que todos conocemos como ardor, sensación de cuerpo extraño, cansancio visual, incomodidad, etc.
La ciencia ha entendido este nuevo desafío de la modernidad, y como respuesta al mismo han surgido últimamente nuevos métodos diagnósticos y de tratamientos enfocados a mitigar este problema tan frecuente en el mundo entero. Es bien conocido que la capa lipídica del film lagrimal se genera en las glándulas de Meibomio ubicadas en los párpados superior e inferior de cada ojo. Hoy en día se pueden estudiar estas glándulas de forma incruenta con imágenes detalladas, evaluar su funcionamiento y secreción, modificar su metabolismo y hasta en cierta forma rejuvencerlas en su actividad productiva. Como parte del arsenal terapeútico para lograr este objetivo se utiliza la Luz Pulsada Intensa Ultraregulada, que permite una acción analgésica, anti-inflamatoria, antimicrobiana, bioestimulante y de regeneración de tejidos que se obtiene luego de cuatro sesiones (de frecuencia semanal o quincenal) de diez minutos cada una, con ausencia prácticamente de efectos secundarios.
El cuidado de tu visión debe ser una prioridad
A pesar de los múltiples avances no todos los casos pueden resolverse exitosamente, y se deberán seguir buscando soluciones acordes a cada patología de la superficie ocular y del ojo seco, que también conlleva un componente personal individual en cada paciente.
Ahora bien, no todas las respuestas provienen de la Oftalmología, como pacientes podemos ayudar al éxito del tratamiento si colaboramos en la prevención. Es importante entender que la prevención es parte esencial del buen resultado terapeútico ya que podemos mejorar notablemente los resultados. En este sentido prevenir no es evitar el uso de las pantallas y monitores, sino darles a los mismos un uso adecuado. No abusar de muchas horas frente a ellos sin descansar lo suficiente, hacer pausas activas cada 40 minutos, lubricar los ojos si es necesario, realizar controles con un especialista en superficie ocular y seguir sus recomendaciones.
Desde hace mucho tiempo en la cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina USAL remarcamos la importancia de la prevención, convencidos que la misma es muy valiosa en el cuidado médico. La visión es uno de los sentidos más hermosos que la vida nos ha regalado. Basta echar una mirada cualquiera para darse cuenta y valorar la independencia que nos otorga, y la belleza que nos rodea. Está en nosotros cuidarla y protegerla para poder disfrutarla hasta el fin de nuestros días.
“El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve”. Antonio Machado, 1917.
*Doctor en Medicina y Prof Titular de la Cátedra de Oftalmologia en la USAL.