La noticia impacta. Un médico, pediatra, Jefe de servicio y de unos de los Hospitales de mayor prestigio en el país, es detenido. No esperamos que un médico cometa un delito, y que la justicia lo detenga, y que eventualmente si lo hace y ya genera sorpresa y rechazo, sea por una “Mala Praxis”, ¿Qué pasa si la noticia nos dice que ese médico, pediatra, es más, es detenido luego de una extensa investigación de meses y con información del exterior, y que es parte de un anillo de pornografía infantil?
Nuestras presunciones sobre el mundo y los demás se ponen en crisis. Esperamos que el mundo sea un lugar donde al menos la información que tenemos nos permita detectar situaciones adversas y anticipar el peligro. De allí nace la idea de perfiles psicológicos, de la necesidad de imaginar que habrá líneas que nos lleven a detectar tempranamente, de manera anticipada, que alguien puede ser ese, de quien hay que cuidarse. Evidentemente, en la lógica, en el sentido común, no entra, todas estas expresiones entrecomilladas, la posibilidad que el perpetrador sea alguien que ha dado muestras de excelencia profesional y que el objeto de su vida sean los niños. Todo lo contrario, protegerlos.
Sin embargo, la realidad en este y muchos casos es justamente esa otra cara perversa y cruel. Los anillos, las redes de pornografía infantil están compuestas por individuos que no solo son consumidores, en su goce perverso de ese tipo de material, sino, y esto más preocupante, son productores del mismo material. Es decir, usan su lugar de acción, para poder generar imágenes, que luego podrán intercambiar con otros y así lograr mayor excitación, mayor estímulo. Es una mercancía, un objeto de intercambio, de venta ya que no olvidemos que la pornografía infantil es uno de los más fabulosos negocios en la red. Aquí es donde entra el papel de quienes son, en muchos casos estos sujetos que llevan una doble vida opuesta una faceta a la otra en la que el educador, el clérigo, el médico, el entrenador, es decir las profesiones que tienen que ver con el cuidado del otro, del vulnerable, del que ha sido puesto a su cuidado y confianza es utilizada, y utilizan esa asimetría, esa situación de poder, para victimizarlos, para convertirlos en objeto, en cosas y sacarlos de su subjetividad y claro está, el mínimo respeto por la vida del otro.
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Cada uno de esos sujetos tiene en su campo de acción o ha creado las vías para, conseguir víctimas para colocarlos en situaciones que abarcan el amplio espectro de la tipología del goce perverso. En este caso se daba aparentemente un tipo de niños, que iban desde bebés a adolescentes, pero con una característica. En otros, puede ser la situación en que las imágenes sugieren actos de violencia, pero siempre es someter al niño, aún en las formas más sutiles a una forma de victimización y desde ya de revictimizacion, toda vez que su imagen se multiplica en las redes. En algunos casos llega a situaciones de abuso sexual explícitamente presentadas en esos videos, o situaciones de sometimiento a la servidumbre o de torturas.
Obviamente estos sujetos padecen de un trastorno de personalidad, pero es claro y eso anticipémoslo, no los hace en nada “enfermos” en el sentido médico, y menos en el jurídico, es decir no son inimputables. Si claro en el social.
El tema de tratarse de una estructura de personalidad hace que salvo casos extremos no solo sea difícil detectar anomalías, sino que todo lo contrario gran parte de su habilidad consista en ocultarla y ser como en este y en diversos casos de la historia criminal argentina, todo lo opuesto.
Por ende, si bien luego en las evaluaciones periciales se van a encontrar características, esos perfiles esperados no están, no anticipan nada o a la inversa todo sería sospechoso.
En la búsqueda de la seguridad, esperamos que algo nos avise sobre la catástrofe y acá es donde esta terrible noticia tiene algo positivo. Quizás no se puede detectar por la personalidad o el perfil, pero si afortunadamente por una mayor conciencia y conocimiento del tema y como en este caso por el monitoreo de la actividad en desarrollan, aún en los casos menos esperados. En estos casos los delitos en que internet es la vía, se están viendo en la mayoría de los abusos sexuales infantiles, o como en el caso de Grooming. La información sobre la actividad internet que de alguna manera se inmiscuye en nuestra privacidad presenta esta contracara de poder detectar estas situaciones.
Nos encontramos ante nuevos paradigmas, nuevas formas de comportamiento humano, y de alguna manera la necesidad de entender que debemos cuestionar nuestras presunciones, ya que si no siempre estaremos expuestos a estos crímenes horrendos sin explicación.
Y así hablando del siguiente caso incomprensible.
Lo que no debemos olvidar es que el abuso sexual infantil es de instancia pública podemos y debemos denunciar todos.
* Psiquiatra Forense- Médico Legista Pres. Asoc. Arg.de Victimologia MN 63406.