La noticia de una muerte no puede ser más importante que la de la vida. No podemos estar hablando de vacaciones, de jóvenes que salen a la noche, que son adultos, y que dan muerte.
Pero la dimensión de matar, de asesinar, de realizar un homicidio, y repito de homicidio, no tiene amortiguación en la carga del espanto.
Fernando, y miles de Fernandos que mueren asesinados, jamás pueden ser la noticia que inaugure el verano.
Quizás debemos reflexionar y no naturalizar las palabras. ¿Decir “manada de jóvenes”? ¿Acaso no es un grupo de jóvenes ?, porque las manadas , son de animales y los mismos no matan sin una condición que amenace su existencia y, aún así, no es tan común.
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¿“Hechos violentos”? No son los hechos los violentos. La violencia es la acción que ejerce la persona, o las personas, sobre otro. “La diversión y las drogas asociada a diversión” ¿Es que no existe otra forma de divertirse? El “descanso asociado a ruido intenso”, ¿es que el silencio no entretiene? “La especie humana como depredadora de la naturaleza”, ¿acaso no es que debemos cuidar a la naturaleza?
Sucede que si naturalizamos estos temas se nos aleja la sociedad tan añorada del futuro.
Queda claro que al espanto se le suman las excusas escuchadas de los que participan activa o pasivamente en estos hechos. ¿Cómo se puede decir “no sé qué pasó, estábamos alcoholizados, fue otra persona”? ¿Cómo no hacerse cargo de las acciones cometidas, de lo ejecutado, cómo podemos como sociedad ver que se pegan, se patean y no entender que esas acciones no son las que corresponden?
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La palabra parecería haberse destruido, el lugar quedo más para lo corporal, la fuerza, lo salvaje. Ser humano es tener palabra, la palabra aclara, explica, ayuda a pensar, si no hubo palabras, poco es lo excusable.
Pero la palabra también quedo devaluada, la acción tomó una dimensión no esperada, entonces, el uso de la razón no está de moda. El derivar la culpa es un principio, el evadir las responsabilidades parece vender más que el hacerse cargo; el respetar al otro se ha dejado de lado.
Millones de artículos se escriben sobre el futuro, es más, hay museos futuristas, pero sin embargo la sociedad parece más primitiva que de avanzada, quizás deba corregir, en la edad de piedra seguro no se mataba por diversión.
No es la ley lo que ha fracasado, la ley está escrita, es la humanidad que fracasa a no dar cumplimiento de la misma.
No podemos hablar de derechos, sino acatamos nuestras obligaciones. Porque si no de lo que hablamos es de privilegios.
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Por eso. Será un error, sino, no nos detenemos a reflexionar, a poder aprender, que no se mata, que no se acosa, que no se abusa y que no podemos como humanidad, no ser sujetos que habitan para el bien de todos los seres.
Si no reflexionamos como sociedad, en una semana la noticia desaparece y ya se hablará de otras cosas. No es responsabilidad de los medios la reflexión, ellos solo informan, somos nosotros los que debemos hacerlo. Somos nosotros los responsables de recordar, de aprender, de incentivar, de que valga más hablar que el silencio sea solo para descansar y no para callar.