El creciente interés de las naciones en el desarrollo satelital sin lugar a dudas ha dado un nuevo empujón a la carrera espacial. Cincuenta años atrás, Estados Unidos y la Ex Unión Soviética eran quienes lideraban este segmento al cual se han sumado en los últimos años China, India y Japón, entre otros.
El reciente alunizaje de la sonda espacial china Chang’e 4 en la cara oculta de la Luna, ocurrido el pasado 3 de enero, pone en evidencia la vigencia de la lucha por la hegemonía global que condujo a las potencias a poner en práctica su desarrollo tecnológico por fuera de la órbita terrestre. Pero no sólo será relevante en los aspectos de la lucha geopolítica del espacio sino que en lo cotidiano se espera que se produzcan muchos cambios en nuestra sociedad a través de llegada de nuevas tecnologías de comunicación, siendo 5G una de las más inmediatas en su aplicación sustentada en el uso de satélites.
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Se trata de la siguiente evolución en las redes de comunicaciones móviles, ya que promete comunicar todo tipo de dispositivos, en cualquier lugar, todo el tiempo, sin interrupciones y permitirá la interacción fluida de diferentes redes y tecnologías a velocidades y rendimientos varias veces superiores a los de las tecnologías anteriores. Con ella, todos los dispositivos podrán conectarse y compartir información independientemente de cuándo y dónde lo requieran y ampliará aún más estos límites para permitir nuevos tipos de aplicaciones y servicios en los ámbitos de la industria, la salud, el transporte, el entretenimiento, las comunicaciones y la seguridad, entre otros.
No obstante ello, se observa que muchas organizaciones están subestimando el impacto potencial de estas nuevas tecnologías de comunicación, el efecto que tendrá en el comercio y la forma de integrarse en la nueva economía digital y más allá que las disputas geopolíticas amenazan este salto tecnológico, la cuarta revolución industrial está en marcha y ya presente a través de tecnologías como, el Internet de las Cosas (IoT), la realidad virtual y aumentada, la robótica y la inteligencia artificial. Todos estos avances, que ya son una realidad para muchas empresas industriales, serán potenciados exponencialmente a partir de ahora gracias a esta nueva tecnología.
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En concreto, esta mejora en las comunicaciones impactará principalmente al entorno industrial y sus áreas de automatización de procesos y el control de operaciones. Por un lado, la automatización de las plantas posibilitará la producción de bienes de todo tipo mientras que los procesos de control digitalizados permitirán la recopilación y el análisis continuo de datos de la cadena productiva en forma integral.
Pero no todo es un camino sin obstáculos. La rápida expansión de los dispositivos IoT traerá aparejado el crecimiento de la vulnerabilidad en seguridad. En un entorno de miles de millones de dispositivos interconectados en un entorno de malla, debemos estar atentos a que cualquiera de ellos puede convertirse en el eslabón más débil de la cadena de seguridad y exponer a riesgos.
El espacio, a través de mallas satelitales, nos permitirá acceder no solo a nuevas formas de consumo sino de producción, y permitirá mejorar los niveles de productividad de las organizaciones brindando nuevos y mejores productos y servicios que contribuirán a una mejor calidad de vida. Gran parte de ello, se lo debemos a los proyectos iniciados hace más de 50 años en el desarrollo de la carrera espacial.