OPINIóN
Columna de la USAL

Pensar la complejidad humana

El pensamiento complejo es un pensar inclusivo, ello no implica ni síntesis ni integración ni disolución de conflictos y singularidades.

Pensamiento
La complejidad vive y late en la naturaleza, es parte de nuestro cuerpo, de su dinámica cerebral. | Imagen de TeroVesalainen en Pixabay.

Pensar la complejidad humana y la de su entorno es del desafío del presente. La complejidad es un atributo que en apariencia parece ajeno a nuestras vidas y, sin embargo, es lo más íntimo de nosotros por ser concomitante con nuestra naturaleza. La organización de las empresas, la dinámica de las sociedades y de los problemas que enfrentamos como el desafío ecológico, la exclusión social y sistémica, la revolución científica y tecnológica y sus impactos en la vida cotidiana, en la producción y en el empleo, nos persuaden de ello. La complejidad vive y late en la naturaleza, es parte de nuestro cuerpo, de su dinámica cerebral, de la política y de la comprensión de nuestras vidas y las de los demás, del amor, la locura y la razón.

La emergencia cotidiana de la complejidad humana, y en su entorno tan cercana y experimentable se la percibe como ajena, negativa, impensada, inaudita e inaprensible. En los medios hasta hace unos años, era una expresión de mal gusto. Hoy por el contrario, “todo es muy complejo”, expresión generalmente acompañada de desasosiego y frustración, frente a la creciente ingobernabilidad de nuestras sociedades. Lo “e-norme” (fuera de norma conocida) vino para quedarse, porque nuestras instituciones y nuestras formas de encarar los problemas complejos se hallan fuera de escala frente a la complejidad creciente de nuestras vidas individuales y colectivas. El sentido común y las vivencias nos indican que todo está relacionado sistémicamente, complejamente y dinámicamente, pero nuestras formas de aprender, organizar, operar y enseñar son sólo analíticas, parceladoras, unidimensionales, estáticas y descontextualizadas. En este sentido, la complejidad se reduce entonces, a una mera apariencia y a lo complicado, nada más equivocado y cruel. La solución no consiste en dejar de ser analítico y pasar a ser holístico, son dos simplificaciones, no podemos elegir entre la parte y el todo, porque estamos y somos a la vez, la parte y el todo. No podemos elegir entre lo local y lo global, ambos interactúan y, no sólo la parte se encuentra en el todo sino el todo en la parte con sus emergentes.

El pensamiento complejo es un pensar inclusivo, ello no implica ni síntesis ni integración ni disolución de conflictos y singularidades: es articulación entre la pluralidad y la unidad, lo local y lo global, el orden y el desorden, la razón y la sin razón, lo singular y su diversidad de lógicas, la fijeza y el vértigo.

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El pensamiento complejo, desarrollado desde hace más de cincuenta años por el pensador francés Edgar Morin, reconoce en la inteligencia de la complejidad la clave de comprensión del presente. Pensar la complejidad es potenciar la capacidad del “logos”, que significa “reunir” y “articular” para ser, para hablar, para comprender, conocer, argumentar y gobernar.

* Director CIUEM. Profesor e Investigador de la USAL.

 

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La CIUEM -Cátedra Itinerante UNESCO "Edgar Morin"- fue creada por la UNESCO en la USAL en 1999 por su entonces Director General Federico Mayor Zaragoza y Edgar Morin, en común acuerdo con las autoridades de la universidad. Desarrolla sus actividades dentro del marco del programa UNITWIN de la UNESCO y opera en distintas universidades por su carácter itinerante, mediante convenios con la USAL. Actualmente, también opera en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y en universidades del exterior. Tiene por objetivo general fortalecer la Educación Superior y la Enseñanza Media, desde la perspectivas del pensamiento complejo, creando espacios y enfoques inter y transdisciplinarios, fortaleciendo la comprensión disciplinaria abierta e interactiva. Difunde, forma, asesora y realiza investigaciones sobre procesos, sociedades y organizaciones complejas con un enfoque prospectivo.