Desde 1929 Argentina tiene una de las semanas laborales legales más altas del mundo (48 horas). Al mismo tiempo, hay más de dos millones de trabajadores y trabajadoras desocupados, cerca de cinco millones no registrados y uno de cada cuatro en situación de subocupación. La necesidad de reducir la jornada laboral a 6 horas sin reducción salarial es un debate urgente para toda la clase trabajadora. Aquí y en todo el mundo.
Sin embargo, a pesar de esa dramática situación social y laboral, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas criticó la propuesta de reducir la jornada laboral y dijo que es “inaplicable”. Como no podía ser de otra manera, los empresarios lo apoyaron abiertamente. No se trata de una medida imposible: se trata de que para los empresarios sus ganancias son sagradas y están por encima de todo. A ellos les habló Kulfas.
Desde el Frente de Izquierda-Unidad, junto a mi compañera Myriam Bregman, venimos planteando la necesidad de dar una respuesta urgente y contundente a esta grave crisis social y a los problemas de empleo. Por eso proponemos la reducción de la jornada legal de trabajo a 6 horas y 5 días a la semana (30 horas semanales) y el reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores, ocupados y desocupados, con un salario como mínimo equivalente a la canasta familiar. Es necesario enfrentar el terrible drama de la desocupación. Nadie debe quedarse sin trabajo genuino.
Desde 1929 Argentina tiene una de las semanas laborales legales más altas del mundo (48 horas).
Con nuestro planteo apuntamos a eliminar las condiciones de precarización laboral que afectan a millones de asalariados y asalariadas. Además, permitiría crear nuevos puestos de trabajo y garantizar trabajo genuino a quienes hoy se ven obligados a recurrir a los planes sociales para su supervivencia. Acompañamos esta iniciativa con la propuesta de impulsar un plan de obras públicas para construir las viviendas que necesitan millones de familias que hoy están en emergencia habitacional, también las escuelas y hospitales que siguen faltando en todo el país.
Nuestra propuesta es una medida alcanzable y posible con las condiciones actuales de tecnología y producción. Cada incorporación de una nueva tecnología, así como el aumento de la productividad, no se han reflejado en reducir en la jornada laboral. Sabemos de muchas automotrices, por poner solo un ejemplo, que apelan a la sobreexigencia laboral aumentando incluso la jornada, evitando así crear nuevos empleos.
El reparto de horas de trabajo con un salario acorde al nivel de vida permitiría terminar con los ritmos extenuantes por un lado y con la falta de empleo crónica por otro. Es una bandera de lucha para que la tomen los sindicatos y el conjunto de la clase trabajadora. Sabemos que solo se conseguirá con la movilización.
*Precandidato a Diputado Nacional por la provincia de Buenos Aires por el Frente de Izquierda-Unidad.