OPINIóN
Confianza en la justicia

Reforma judicial ¿Será twitteada?

Algunas cuestiones de interpretación/confusión en un Twitter de la ministra de Justicia Marcela Losardo.

Alberto Fernández y Marcela Losardo 20200514
El presidente Alberto Fernández y la ministra Marcela Losardo | NA- CEDOC

El sábado pasado, la Ministra de Justicia Marcela Losardo señaló algunos déficits que desde su punto de vista tiene el Poder Judicial, citando un gráfico en el cual se podía ver que frente a la pregunta “¿Qué nivel de confianza tiene usted en la justicia?”, un 4% respondió mucho, un 7,5% bastante, un 48,8% poco y un 39,1% nada.

A propósito, la Ministra sostuvo desde su cuenta de Twitter: “El sentido de Justicia está en duda entre nosotros. Las encuestas dan cuenta que una inmensa mayoría de los argentinos se muestran críticos y escépticos ante el proceder del Poder Judicial y de sus miembros”. Si bien abrió un hilo de tweets, al concentrarnos sólo en éste podemos advertir tres cuestiones inquietantes.

Marcela Losardo 20210219

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La primera se refiere a equiparar el sentido de justicia con la administración de justicia, cuestión que puede dar lugar a análisis confusos. Según el sociólogo Luc Boltanski, el sentido de justicia es aquello en lo que se apoyan determinados criterios morales a partir de los cuales las personas construyen la normalidad en la vida cotidiana. Ahora bien, el proceder del Poder Judicial está poco relacionado a dicho sentido de justicia, y más bien se asocia con prácticas burocráticas propias de las instituciones en general. Buenas prácticas, malas prácticas, eso es opinable, pero son prácticas que llevan adelante los integrantes de la justicia para desempeñar su trabajo en el día a día.  

La segunda cuestión es la de hablar del Poder Judicial como si se tratara de un ámbito compacto, homogéneo, con el mismo tipo de lógicas, sea que se trate de un Juzgado de Garantías en Jujuy, una Defensoría en La Pampa o una Fiscalía en Chubut, los Tribunales de Comodoro Py o la Corte Suprema de Justicia. Esto también puede llevar a análisis engañosos, porque las escalas juegan un papel relevante: la valoración de la ciudadanía acerca de la administración de justicia puede variar si ha tenido que gestionar alguna causa judicial o no lo ha tenido que hacer. Por lo tanto, es difícil pensar que las argentinas y los argentinos tengan una percepción muy definida del proceder del Poder Judicial.  

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La última cuestión es que la encuesta que cita la Ministra para respaldar que las encuestas dan cuenta que una inmensa mayoría de los argentinos se muestran críticos y escépticos ante el proceder del Poder Judicial no señala las causas de esa desconfianza. Es decir, que al no saber por qué un 48,8% de la ciudadanía confía poco en la justicia, y un 39,1% nada, tampoco sabemos demasiado. Puede que confíen poco o confíen nada porque se trata de una justicia clasista que profundiza las desigualdades sociales, o porque se trata de una justicia servil a los poderes de turno, o porque se trata de una justicia indulgente con quienes cometen delitos, o porque se trata de una justicia lenta e ineficaz, entre otras muchas opciones. Determinar las razones por las cuales las personas no confían en la administración de justicia es tan, o más importante, que detectar la misma desconfianza.  

En definitiva, con las tres cuestiones mencionadas surge el problema de no identificar bien los problemas a los que se está aludiendo, todo lo cual puede llevar a diagnósticos precipitados para la reforma de una institución que es extremadamente diversa y compleja como para apostar a esquematismos.