La rentabilidad, para decirlo de una manera simple, es la relación entre los beneficios que genera una operación o activo y el esfuerzo que se ha hecho para conseguir esos beneficios. Sin embargo, ello no nos dice nada con relación al riesgo asumido, aspecto que deviene central para nuestras finanzas personales y que muchas veces no tenemos en cuenta a la hora de tomar un plazo fijo.
Ahora bien, hoy por disposición del Banco Central un plazo fijo rinde cerca del 37% anual. Por lo tanto, si una persona deposita 100 mil pesos a un año de plazo, recibirá 137 mil pesos al momento de cobrar. Si dividimos la ganancia nominal (37 mil pesos por el monto invertido para obtenerla (100 mil pesos) y el resultado (0,37) lo multiplicamos por 100, obtendremos la rentabilidad, que en este caso es del 37%.
Ese 37% es un número nominal. Nada dice sobre la ganancia real de esa imposición. Hay variables como la inflación que hay que tomar en el cálculo para evaluar, una vez retirado el dinero, si generó beneficios o si, en realidad, perdimos poder adquisitivo porque los precios aumentaron más.
Entonces, si se trata de proyectar, deberemos incluir en el cálculo las proyecciones de inflación que manejamos y las expectativas de devaluación del peso frente al dólar.
Así, Como podemos observar, el principal riesgo de un plazo fijo pasa por una potencial pérdida de dinero a causa de la inflación o por una pérdida frente al dólar en sus diferentes versiones.
Sin embargo, hay otro riesgo, que con tantas crisis los argentinos ya hemos olvidado y se puso de manifiesto en 2001 y 2002. Esto es la imposibilidad de los bancos de devolver el dinero. Cuando depositamos ahorros, el banco se vuelve nuestro deudor. Toma ese dinero para hacer negocios vía créditos y otros instrumentos, y en nuestra cuenta figura que podemos retirar ese dinero cuando queramos o cuando venza el plazo fijo, en caso de tenerlo. De todos modos, el riesgo hoy para los depósitos en moneda local es muy bajo y no debería incidir en el cálculo del riesgo, por lo menos por ahora.
¿Cómo ubicar esto en el actual contexto? Veamos, las reservas perforaron los US$ 39 mil millones a pesar de las trabas a las importaciones. El acuerdo con el Fondo estaría descontado –allí somos optimistas–, pero como la carta de intención recién se firmaría hacia fin de año y la aprobación del acuerdo será para fines de febrero o marzo, bienvenidos todos a un fin de año con una alta dosis de incertidumbre cambiaria.
El hecho de que las reservas líquidas sean negativas en US$ 310 millones aumenta las dudas sobre el futuro valor del tipo de cambio.
Empero, quienes gestionan nuestra economía aspiran a llegar a marzo sin modificar el tipo de cambio ya que las reservas comienzan a crecer, empujadas por el agro. La pregunta entonces es: ¿llegamos a marzo? En Argentina –hoy– tres meses son una eternidad y el Central tiene que vender futuros, reservas, pisar importaciones, vender bonos contra pesos y recomprar contra dólares, colocando dólar linked y hard dólar para rollear vencimientos en pesos. Todo esto, sin reservas líquidas. Para llegar se necesita un plan fiscal creíble, el acuerdo programático con el Fondo y un compromiso por parte del ala política del Gobierno. ¿Lo tendremos?
La buena noticia es que actualmente el mercado cuenta con valiosos instrumentos para dolarizarse y muy eficaces para contrarrestar la inflación, siempre –por supuesto– teniendo presente nuestro personalísimo perfil inversor y objetivos. Por ello, es bueno para nuestras finanzas personales no quedarse pegado al plazo fijo y contar con mejores oportunidades; eso requiere tener, además de una caja de ahorro, una cuenta comitente que se abre gratuitamente y de manera muy simple. Cuando damos ese paso, estamos abriendo una puerta a un nuevo mundo de infinitas posibilidades.
*Director de la Diplomatura en Asesoramiento Financiero de la Universidad Blas Pascal (UBP).