OPINIóN
Efemérides 23 de octubre

Romance gitano para Federico Moura

A 72 años del nacimiento del compositor argentino Federico Moura, un análisis literario lo vincula con Federico García Lorca. Ambos retrataron los vaivenes sociales, políticos y culturales del siglo XX.

Federico Garcìa Lorca y Federico Moura 20231023
Federico Garcìa Lorca y Federico Moura. | Collage

Federico, comprometido y poeta. Así, tan breve, podemos referirnos a dos inmensos usuarios del idioma castellano. Por un lado, el español, Federico García Lorca, que era puro porte y elegancia; por el otro, Federico Moura, argentino, con el glamour excéntrico que transpiraba por los poros. Ninguno de los dos Federicos aquí homenajeados llegó a los 40 años: la realidad nos grita en la cara que, tranquilamente, podemos afirmar que uno murió por la causa del otro.

Sofocados por los sueños y las presiones, Federico García Lorca (5 de junio de 1898 - 19 de agosto de 1936, España) y Federico José Moura (23 de octubre de 1951 - 21 de diciembre de 1988, Argentina) se funden y se enlazan perfectamente. 

En este un nuevo aniversario del nacimiento del Federico de las tierras sudamericanas, podemos pensar en cómo ambos -juntos- componen una imagen bella de la palabra castellana sensorial. Los dos poseían un empleo sin igual de la lengua española y lo demostraron con sendas creaciones de figuras memorables que tanto dicen. 

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Federico García Lorca: la breve pero intensa estadía del poeta en Buenos Aires

Artífices de metáforas comprometidas, con potencia que suena hermosa, en los continentes Viejo y Nuevo nos permitieron repensar la realidad dura con una óptica de optimismo cruel. No es una antítesis sin más: esta idea de que la realidad se imponía con su furia supo ser edulcorada (pero no por banal) con un manto y velo mágico de “poeta sensible”.

La cadencia y la búsqueda de nuevos significados, tan bien plasmados con esmero, amor y chispa, retrataron amorosamente los vaivenes sociales, políticos y culturales del siglo XX que a cada uno de ellos les tocó transitar. 

Si hay un salón con mil ventanas, que sean para mostrarnos, cristal mediante, la congoja del amor que los dos Federico’s supieron y quisieron transmitir. A veces, leyendo sus palabras, me pregunto si realmente fue cuestión de ansia y musa, o si - en realidad- primó la necesidad. Creo que puedo ver las frases y expresiones escapándose de dos cuerpos vitales que supieron encarnar un hostigamiento (jamás un ocaso) no deseado.

Federico Moura, un icono que no pasa de moda

La poesía granadina y las canciones de Virus se pueden leer en alegoría: sin haberse cruzado en el plano terrenal, los dos Federicos parecen escribir con un mismo corazón. Militantes de la retórica, ambos consiguen (aún hoy, con tanta vigencia) que a la hora de interpretar un poema lorquiano o de cantar a los gritos un hit virósico, cualquiera de nosotros sienta la necesidad de empuñar la palabra con el cuerpo entero. 

Exponentes de un estilo disruptivo y conmovedor, profundo y complejo: gracias, Federicos, por tanto arte, por tanta literatura, por tanta poesía. Por tanta magia hecha verbo.

Como trabajadora del campo literario, me resulta preciso indicar que el embellecimiento del discurso se ha visto nutrido y enriquecido tanto por Moura como por García Lorca. Sinceramente, no es lo mismo transitar la vida luego de haberlos leído: recomiendo adentrarse en tamaña poesía. 

Hay, sin duda, un descubrimiento lingüístico que, una vez incorporado a la vida, se sigue abriendo en cataratas de posibilidades verbales. Sus estilos -que no son estrictamente similares - confluyen perfectamente en un análisis literario pleno de retórica. Federico García Lorca es la aceituna y Moura, el caramelo de miel. 

“Juana la Lorca”, como retrató bellamente el artista Valeriano López, es una síntesis bellísima que también compacta a nuestro Federico, el argento, el que salió a gritar verdades envueltas en metáforas en una época de palabras oscuras, prohibidas, censuradas. 

A un nuevo aniversario del nacimiento del platense, la analogía se me hizo patente con facilidad y naturalidad. Perfectos, hermosos, veloces y luminosos: ven, Federico, vamos a bailar.

* Doctora en Diversidad Cultural. Lic. en Gestión Educativa y en Enseñanza de la Lengua y la Literatura. LinkedIn