Transitar la adolescencia no es fácil y hacerlo en pandemia, menos aún. Por eso, no deberíamos hablar de adolescentes de la misma manera que nos referimos a niños y adultos. Ya pasaron más de cien días de cuarentena y cada vez son más los adolescentes y jóvenes adultos que consultan con terapeutas sobre la ansiedad, la angustia y el estrés que les genera el encierro. El adolescente sufre mucho; se siente no entendido, no comprendido. Y si bien ya de por sí vive encerrado (en su habitación, por ejemplo), en cuarentena la angustia surge por no ver a sus amigos, no ir a la escuela o la facultad; por perder sus vínculos, sumado a que la mayoría padece la convivencia con sus padres.
Toda esta problemática surge, ya que en general el hablar, conversar y hacerse cargo de los vínculos en casa, que no son los ideales, nos saca de nuestra zona de confort. De ahí que les proponemos a los padres mejorar la comunicación y usar las palabras para acercarse a sus hijos. Les enseñamos a ser menos autoritarios y les sugerimos que vayan por el camino del consenso.
Por otro lado, pensando en la apertura de la cuarentena, habrá adolescentes con mucha ansiedad o no, otros quizás con baja autoestima o con gran necesidad de reconstruir vínculo con sus padres. Otros estarán estresados (o no tanto) y otros con tristeza o alegría, por qué no, por la llegada del final de una cuarentena estricta. Como profesionales de la salud mental seguiremos atentos a los nuevos desafíos de esta etapa. Así como adolescen, cuentan con una capacidad de adaptarse y evolucionar, admirable y necesitan fundamentalmente que confiemos en ellos y estemos ahí cuando nos necesitan.
Como profesionales de la salud mental seguiremos atentos a los nuevos desafíos de esta etapa. Propongo no dramatizar, estar atentos como siempre a la prevención de situaciones límites y evitando la toma irresponsable de psicofármacos.
*Médica psicoanalista. Enredados Espacio.Psi