OPINIóN
Ley Nº 26.657

Salud Mental: ¿Por qué no es política de estado?

Implica tanto lo biológico como lo emocional y es un derecho que la salud pública y las obras sociales prepagas deben garantizar. Los recortes en presupuesto hacen que los pacientes queden fuera de todo lazo social.

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Depresión posparto: Estados Unidos aprueba la primera píldora para tratarla | CEDOC

Toda persona tiene derecho a la salud mental. Independientemente del diagnóstico y tratamiento, el trato debe ser digno, continuo y especializado.

La aprobación de la Ley Nº 26.657 y la sanción de su decreto Reglamentario Nº 603 regulan la protección de los derechos de las personas con padecimientos mentales. 

Las políticas de estado describen los valores, los objetivos y las estrategias del gobierno para ayudar a todas las personas que lo necesiten. Esta ley reconoce los procesos de cada sujeto desde lo socioeconómico, biológico, cultural y psicológico.

En las escuelas se promueven conductas positivas como el respeto y la responsabilidad para valorar la salud mental y se trabaja con equipos especializados en situaciones de acoso e intimidación.

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Las obras sociales abordan los tratamientos particulares de cada sujeto para que puedan transitar en la sociedad, desarrollando sus actividades laborales o estudiantiles de la manera más sana posible. Debemos tener en cuenta que el capital humano  es la fuente de producción más importante con la que cuenta el estado.

También hay las líneas gratuitas de atención telefónica y organismos públicos.

La salud mental es un derecho que las prepagas deben garantizar; el no cumplimiento conlleva consecuencias dañinas para la salud mental. 

 

Salud Mental: ¿Por qué no es política de estado?

Estas decisiones empresariales muchas veces dejan desamparados a los pacientes. Las prepagas y el estado deben garantizar la atención, prevención y medicación adecuada.

La gente ante el miedo y la falta de dinero suspende los tratamientos y la medicación. Hay obras sociales que sólo cubren las sesiones presenciales incrementando la dimensión segregativa y, quedando velada, se expresa con mayor intensidad.

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La salud mental es un derecho, los recortes en presupuesto de salud mental, la devastación del estado y la exclusión social que esto conlleva producen efectos de segregación en tanto los pacientes quedan por fuera de todo lazo social.

Necesitamos aranceles más acordes con los profesionales que atienden a sus afiliados, más guardias con dispositivos de atención en urgencias en salud mental con psiquiatras, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales y  terapistas ocupacionales.

La salud mental implica tanto lo biológico como lo emocional.

Los políticos en sus campañas deberían pregonar el acceso a la salud mental como herramienta para una población con capacidad laboral y mejor calidad de vida, con políticas públicas y regulaciones para todos los sectores, tanto públicos como privados.

Freud expresaba que la salud de cualquier persona depende de ser capaz de amar y trabajar.


* (MN 11556), psicoanalista, ex jefe de servicio de Psicología del Sanatorio Municipal Dr. Julio Méndez y ex coordinador de actividades asistenciales del hospital Borda