La dinámica inflacionaria es una preocupación para el mercado. El tema es ver qué herramientas existen hoy para tratar de controlarla, teniendo en cuenta que se da, principalmente, por los desequilibrios en la macroeconomía.
En ese sentido, la emisión monetaria es, sin dudas, una variable que presiona a la inflación, aunque sería contrarrestada por eventuales emisiones de instrumentos orientados a absorber el excedente de pesos. No obstante, hay que considerar que, hacia fin de año, suele haber una mayor emisión con lo que será un mes difícil que se deberá manejar.
Respecto de cómo influiría una suba de tasas, por un lado, ayudaría a esterilizar la inyección monetaria, pero por el otro - si fuera muy abrupta castigaría a la economía. No hablamos de un problema mono causal. Por eso, una suba de tasas no alcanza para calmar a la presión inflacionaria.
El tema tiene que ver con los desequilibrios macroeconómicos. De hecho, ya hemos tenido en la historia reciente tasas de interés muy altas y, sin embargo, la inflación no desaceleraba. Por ende, lo que está mirando el mercado es el grado de consenso político que se pueda lograr en pos de poder llevar las cuentas hacia un equilibrio.
Para 2021, observamos que hay variables que podrían influir positivamente en una reactivación económica, como el aumento de la actividad a nivel global por las vacunas o una “inmunización del rebaño”, como se viene diciendo. Todo lo que tenga que ver con una mayor actividad y un dólar débil a nivel mundial, se traduciría en un aumento del precio de los commodities, lo que a países como Argentina -que son productores- siempre los ayuda. Igual es una realidad que continuamos teniendo una presión fiscal que puede ser desalentadora para la actividad económica, y eso se vería disminuido por las reducciones de subsidios o una política fiscal más clara.
Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), una buena noticia para facilitar las inversiones. Y en este sentido, volvemos a repetir que un consenso político sería clave para poder llevar a la economía por un sendero de crecimiento sostenible, con un nivel de déficit manejable que vaya hacia un equilibrio. Si esto se lograra, sumado a la buena performance de los commodities y a las bajas tasas en Estados Unidos, el crecimiento económico podría encarrilarse.
Además, recordemos que más allá de los temas mencionados, Argentina tiene varios procesos aún de reestructuraciones provinciales abiertos. Si las provincias lograran terminar exitosamente –y de forma ágil- sus reestructuraciones, sería otro punto que ayudaría mucho.
En relación a cómo nos impacta a nosotros la reciente escalada de las bolsas de afuera, podemos decir que hasta aquí, ya es una “ganancia hundida” en lo que respecta a los mercados emergentes. Puede ser que por “derrame”, Argentina experimente cierto repunte ante un incremento del apetito por el riesgo de los inversores internacionales.
En conclusión, un escenario que sume algunas buenas noticias locales y un mayor apetito por el riesgo de los inversores externos –explicado por la noticia de las vacunas contra el COVID, y una transición ordenada en USA entre Trump y Biden-, sería realmente positivo para la evolución de los activos financieros. Igual siempre recordando que, Argentina tiene muchos asuntos pendientes que están en la mira del mercado, por lo cual costará que se recupere la confianza rápidamente y de forma profunda.
En lo que respecta a las noticias locales, sobresale la nueva resolución de la Comisión Nacional de Valores (CNV), a través de la cual el gobierno flexibiliza aún más la operatoria de MEP mediante bonos, bajando los días de parking desde tres días a dos días hábiles.
Además, se disminuye el parking de tres a dos días hábiles para quienes realicen una transferencia receptora y venden luego el título contra dólar MEP, y se elimina el parking para quienes venden contra liquidación en moneda local.
El objetivo, según menciona el Gobierno, es eliminar los riesgos sistémicos y traer mayor profundidad al mercado, y estabilidad a los precios de los bonos y al TC que surge de los llamados dólares financieros. No obstante, si bien van en el sentido correcto, aun faltan arreglar los problemas estructurales de la economía argentina. De no resolverse, volveremos a ver volatilidad cambiaria en el corto plazo.
Respecto del impacto de estas medidas, es incierto hasta qué punto traerán un gran flujo de compradores de divisa a través de la bolsa, porque la gente ha ido buscando otras formas o activos de cobertura luego de los continuos endurecimiento. En sí, podría decirse que la nueva flexibilización ayuda, pero no es un gran cambio para el inversor final o el pequeño ahorrista.
En resumen, el escenario internacional es positivo -en líneas generales-, y a nosotros nos vuelve a encontrar con problemas puntuales propios. Veamos también el vaso medio lleno: si el escenario externo nos empujara para atrás, sería peor. Al menos ahora, eso no sucede. Y algo del viento de cola que favorece a los emergentes puede llegar al país.