OPINIóN
Elecciones 2021

Ante la derrota electoral: construir feminismo popular

El resultado de las elecciones expresa un malestar social evidente. La pandemia implicó una pérdida en la calidad de vida de todo el mundo, pero sobre todo para mujeres y personas LGTBIQ+, ¿por qué? porque son el grupo socioeconómicamente más vulnerado.

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Feminismo | Darwin Laganzon / Pixabay

En estos días se debatió mucho sobre el rol del feminismo en el Gobierno y los resultados electorales de las PASO. Hay que evitar caer en lecturas polares y discusiones estériles acerca de la derrota. Si algo demostró el feminismo es su capacidad de complejizar debates y ese es el objetivo de esta nota. Para salir de la crisis y la pandemia necesitamos más feminismo popular.

El resultado de las elecciones expresa un malestar social evidente. La pandemia implicó una pérdida en la calidad de vida de todo el mundo, pero sobre todo para mujeres y personas LGTBIQ+, ¿por qué? porque son el grupo socioeconómicamente más vulnerado.

En datos: las mujeres son 7 de cada 10 personas del segmento más pobre de la población argentina y el 55% de sus ingresos provienen de fuentes no laborales (programas sociales, jubilación, etc). Las mujeres son el 57,4% de las que trabajan en la economía popular y apenas el 32,9% en el ámbito privado (RENATEP). En los barrios populares son el 63% de las responsables de hogar (RENABAP) pero apenas el 31% de las que viven en los mismos tiene un trabajo con ingresos. Para ellas quedarse en casa supuso cuidar pibes 24/7, duplicar la dedicación doméstica, administrar pocos ingresos, perder los trabajos o sostenerlos en condiciones de precariedad realizando tareas esenciales mal remuneradas.  Para travestis y trans, excluidas históricamente de la vivienda y el trabajo formal, la situación es aún peor. Por poner un ejemplo, el 70% sufre déficit habitacional en la Ciudad de Buenos Aires.

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En este contexto la violencia no frenó. Desapareció Tehuel y los golpes de odio continúan sucediendo aunque pocas veces se vean. La demanda de atención por violencia de género se incrementa y la autonomía es cada vez menor cuando hay que encerrarse en casa.

El Frente de Todxs ganó en 2019 con el mandato de trabajar para mejorar la vida de las mayorías y tiene que retomar ese compromiso, que hasta ahora no pudo cumplir por los efectos de la pandemia y la crisis heredada. Construir políticas públicas universales y ejecutar presupuesto en favor de los sectores más vulnerados en todo el territorio nacional es una tarea insoslayable y profundamente feminista, en tanto que el horizonte común es la justicia social. La derrota electoral nos tiene que llevar a reflexionar, hacer autocríticas y corregir el rumbo. El cambio de gabinete lo tendremos que evaluar por sus resultados, no por sus nombres.

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Sobre la designación de Juan Manzur como jefe de gabinete y su posición sobre el aborto, la abogada tucumana que representó a Belen, Soledad Deza fue clara sobre evitar caer en lecturas lineales: es un logro de las feministas que se garantice el acceso al aborto en Tucumán y que la mayoría de los votos de la provincia hayan sido a favor del proyecto IVE. La ampliación de derechos no depende de las creencias individuales de un funcionario y tenemos que confiar en que nuestro movimiento no permitirá ningún retroceso. De lo contrario, estaríamos obligadas a construir políticas y consensos solo con gente que piense igual a nosotras.

Falta mucho por avanzar, la paridad real todavía está muy lejos, pero no se puede subestimar a un movimiento inmenso que logró reclamos históricos como el cupo laboral travesti trans, el reconocimiento de las tareas de cuidado para acceder a la jubilación y la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Todas estas medidas tienen implicancias económicas para repartir la torta si son acompañadas por políticas integrales y articulación territorial.

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El gobierno tuvo errores que tenemos que juzgar en conjunto, incluso en el alcance de las políticas de género, pero la agenda feminista no es la explicación de la derrota electoral. Nuestras demandas y recorrido no pueden reducirse a una gestión, son transversales y buscan transformar un sistema económico y político que ha excluido a mujeres y personas LGTTBIQ+ a lo largo de toda la historia. Tenemos que poder discutir sin cancelaciones si las políticas feministas no están llegando realmente a grandes sectores de la población y redoblar esfuerzos para alcanzar a todas las personas con un feminismo popular, amplio y diverso.

Para ver por qué necesitamos más feminismo popular basta con mirar la distribución de la riqueza (1). En los puestos mejor remunerados, las jubilaciones más altas, la administración de la herencia y los lugares de poder en las grandes corporaciones no estamos las mujeres y LGTTBIQ+.

Las minorías con las que tenemos que discutir son las que concentran los recursos y defienden sus privilegios: "Cuando la pandemia termine los poderosos van a ser más poderosos y los débiles vamos a ser más débiles, los ricos más ricos, los pobres más pobres” decía Cristina meses antes de la elección. Mientras las políticas solo sean de carácter formal y no afecten intereses del 1% que más tiene las brechas van a seguir existiendo e incluso creciendo.

Tenemos que poder discutir sin cancelaciones si las políticas feministas no están llegando realmente a grandes sectores de la población y redoblar esfuerzos para alcanzar a todas las personas con un feminismo popular, amplio y diverso.

 

Propuestas como el salario básico universal, el acceso a la vivienda, la tierra y el trabajo, el reconocimiento económico de las tareas de cuidado, el acceso a la educación y la conectividad, entre otras, podrían garantizar derechos en especial para mujeres y LGTTBIQ+ que se encuentran empobrecidas. El feminismo popular es parte indispensable de un proyecto para las mayorías.

Para avanzar en este camino necesitamos salir a escuchar las necesidades, mejorar la gestión de gobierno y promover la participación popular. Multiplicar las redes de organización y acompañamiento que construimos todo este tiempo colectivamente. El Frente de Todxs es la herramienta política donde confluyen distintas experiencias y formas de pensar, es la unidad necesaria para construir un presente con derechos y justicia social.

Nuestra tarea como militantes feministas es ir a buscar a cada una de las personas que no votaron al Frente de Todxs por decepción o enojo, escucharlas y convencerlas de que la ampliación de derechos y la garantía de que una vida mejor es posible únicamente organizandonos, fortaleciendo un gobierno popular y frenando la avanzada de los sectores conservadores aunque se llamen liberales. No se trata únicamente de ganar las elecciones, se trata de ser protagonistas de nuestro tiempo y hacernos cargo de que nadie se salva en soledad.

 

 

 

  • El uso de argot inclusivo es una decisión de la autora.

 


(1) Las fortunas de los empresarios y las familias más ricas del país suman US$ 46.440 millones según la revista Forbes de 2020. Solo el 10% de esas 50 personas más ricas son mujeres.