OPINIóN
Política y coronavirus

Comunicar en tiempos de pandemia ¿generar consensos o exponer disensos?

En línea con el Presidente, Rodríguez Larreta logró encontrar una imagen política propia, que la lleva desarrollando durante años, pero que los porteños recién logran verla con claridad ahora. Ya no es el segundo de Macri.

Horacio Rodríguez Larreta junto a Alberto Fernández
Horacio Rodríguez Larreta junto a Alberto Fernández | NA

La cuarentena y las restricciones siguen, como siguen también las reuniones por zoom, los vivos por Instagram, las recetas de pande masa madre y los programas de chimentos con panelistas que no cumplen con el distanciamiento social. También continúa cierta confianza de la gente en el Presidente y sus medidas para minimizar los daños de la pandemia en Argentina.

Este último punto es algo para tener en cuenta, después de tres meses de una inédita cuarentena muy restrictiva en el país, a pesar del desgaste que va aumentando en la población por el daño psicológico que el encierro genera y por las preocupaciones económicas que se vuelven más urgentes, la reacción del presidente ante la crisis tanto en fondo como en forma mantiene a los argentinos con cierta satisfacción.

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En línea con el Presidente, Rodríguez Larreta logró en esta crisis encontrar una imagen política propia, que la lleva desarrollando durante varios años, pero que los porteños recién logran verla con claridad ahora. Ya no es el segundo de Macri.

Así como Alberto encontró su mejor versión en el tono paternal y pedagógico que tomó ante la crisis, Horacio lo hizo como el técnico preciso y conciliador que piensa primero en la gente y después en la política.Lo que nos lleva a la pregunta¿cuál es la clave para ser bien evaluado en medio de una crisis de esta magnitud? La imagen que construyen los ciudadanos de un político es un proceso complejo, pero hay una variable que en esta pandemia probó ser la más importante para lograr una buena evaluación: hablarle a todos.

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La gran diferencia entre la comunicación de campaña y la de gobierno es que en campaña la comunicación está segmentada a los grupos de la población que me permitirán llegar a la cantidad de votos que necesito para ganarle a mi rival. Pero en gobierno se trabaja para todos, todos son necesarios para generar el consenso que permita obtenerla gobernabilidad necesaria para llevar a cabo el plan de gobierno.

Es muy común ver como políticos de todo el arco ideológico caen en la trampa de continuar, una vez que son electos, hablándole a su propia base electoral, quienes aplauden la polarización constante contra lo que se percibe como "lo opuesto".
Kicillof, a diferencia de Fernández y Larreta, elige responder a las críticas y contrastar con la gestión anterior, corriendo el riesgo de quedarse entrampado en su propia zona de confort, desde donde le habla continuamente a su base electoral a través de un discurso en clave "nosotros contra ellos".

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La narrativa de su discurso que nace siempre del conflicto aleja a los votantes de la oposición, y en momentos de crisis, también a los ciudadanos indecisos e independientes. Es importante entender que los ciudadanos necesitan certezas y no conflictos en tiempos turbulentos.

Las encuestas validan esta hipótesis, varios estudios de opinión muestran que la imagen de Kicillof es aproximadamente 15 puntos porcentual es inferior a la de Alberto Fernández en todo el país.

En una crisis de la magnitud que estamos viviendo, donde no hay lugar real para el debate teórico sobre salud o economía, porque la realidad de los argentinos pide salud y economía, el margen de error para los gobernantes es muy pequeño. Pero hay algunas certezas, es momento de cooperar, de no confrontar y de hablarle a todos, porque por muy equivocados que puedan estar los ¨otros¨, tienen todo el derecho a pensar distinto.