— Sos el único economista que ha estado en el primer tramo del gobierno de Néstor Kirchner y en el primero de Mauricio Macri, así que sos un testigo único. ¿Qué se hizo bien? ¿Qué se hizo mal?
—Bueno, eran dos circunstancias de arranque muy distintas, ¿no? Y dos roles muy distintos en mi caso, porque aprovecho para aclarar, Jorge, vos lo tenes claro, pero quizás no todos los que nos están escuchando atentamente.. Yo en algún punto heredé a Néstor Kirchner porque a mi me nombró Presidente del Banco Central Eduardo Duhalde, y era un Banco Central que en ese entonces se ajustaba a la norma y era independiente, incluso diría mientras yo fui Presidente del Banco Central, durante la gestión de Néstor Kirchner, no tuve ninguna presión, ninguna injerencia y sí tuve mucho diálogo con Alberto Fernández, como seguramente me preguntarás más adelante. Las circunstancias de arranque, desde el punto de vista económico, eran totalmente distintas, ¿no? Ya como consecuencia de la crisis anterior, se había sincerado la situación fiscal, Argentina tenía ya en ese momento en 2002, un superávit fiscal importante, tenía un superávit comercial también de cuenta corriente, de exportaciones más grandes que las importaciones... no tenía un problema de tipo de cambio atrasado, no tenía un problema de tarifas atrasadas, no tenía un problema tampoco de inflación inercial, producto de la desaparición de la misma memoria de la inflación durante la convertibilidad... Sí había esa desconfianza infinita en toda la dirigencia política, producto del crack final de esa crisis tan dolorosa, que fue la crisis del 2001, una crisis política, social, económica, institucional... Entonces, aquel punto de partida era muy distinto, del punto de partida que me tocó después afrontar con Macri como Ministro de Hacienda y Finanzas, y es muy distinto también del punto de partida...
—¿Qué le toca a Alberto Fernández?
—Que le toca Alberto, si Alberto fuese efectivamente el que gana el próximo 27 de octubre. Y hago esta reflexión, porque la sospecha que tengo o la reflexión o lo que yo por lo menos puedo deducir de algunos comentarios de Alberto, es que si el gana va a querer recrear las condiciones que estaban al momento al que asumió Néstor Kirchner con él como Jefe de Gabinete. Y esas condiciones no están. Entonces, si el programa económico y el programa de gobierno que plantea el eventual presidente Alberto Fernández se basa en aquellas condiciones, me parece que se va a sorprender pronto en ese arranque, ¿no?
—¿La herencia recibida fue peor en el caso de la recibida por Mauricio Macri de la que va a recibir Alberto Fernández?
—Yo creo que no, en términos generales me parece que no, porque han habido muchos avances en cuestiones institucionales, en cuestiones de, bueno, libertad de expresión, en cuestiones de la veracidad estadística... Ahora podemos medir en qué consiste la herencia porque hay un INDEC que dice la verdad. Y dice la verdad, muy a pesar de aquellos que pusieron a Jorge Todesca al mando del INDEC, básicamente fue una decisión mía pero fue una decisión del gobierno, y fue una decisión del gobierno darle a Jorge todos los resortes para que mida lo que tenía que medir, lo midiese bien, y lo publicara sin ninguna injerencia, ¿no? Entonces, hoy tenemos una manera más veraz de analizar cuál es el stock y cuál es la herencia, y creo que esto no es menor, Jorge, porque en todas las comparaciones con el 2015, y lo vemos ahora en la campaña, van números de un lado y del otro que en muchos casos no son ciertos, no son veraces y que no siempre por mala intención, sino porque no había instrumentos estadísticos para medir concretamente qué era lo que dejaba el gobierno de Cristina Kirchner.
—¿Podríamos comparar?
—El INDEC de Cristina Kirchner había abandonado la tarea de medir la pobreza. Y este es un número que Macri lo asumió como propio, lo asumió como central en su gestión, en ese sentido Macri no consiguió lo que apuntaba que era bajar la pobreza fuertemente durante un mandato, pero por lo menos lo podemos medir. En aquel entonces, los kirchneristas sostenían que era del 5%, y ahora cuando comparan se acuerdan que era del 30%. Entonces eso hace un poco confusa la herencia. La ventaja es que de ahora en más tenemos un INDEC que dice la verdad, y espero que en el caso de que gane el kirchnerismo, esa institución de estadísticas veraces se mantenga.
—¿Podemos comparar, entonces, los momentos de arranque de cada uno de los casos? Por lo que yo interpreto, vos estás diciendo que en realidad, las condiciones con las que comienza Néstor Kirchner eran mucho mejores de las que comenzó Macri...
—Sin duda.
—Pero, hay un punto. A Néstor Kirchner le tocó comenzar con un 50% de pobreza. Entonces, la macroeconomía podría estar mejor.¿, la tasa de cambio mejor, pero había un desafío que era el 50% de la Argentina en condición de pobreza.
—Lo que pasa es que ya la economía había pegado la vuelta cuando asumió Néstor Kirchner. Kirchner asumió en mayo de 2003, y ya la economía había dejado de caer, mediados del 2002, y para inicios del 2003 estaba creciendo fuertemente... que es algo que toda la vida se preguntará, supongo, Eduardo Duhalde, y si tendría que haberse presentado él como candidato o no.
—Usted dice que el mayor error de Duhaldee fue no decir que era Lavagna, porque él podía elegir al candidato que quisiera.
—Sí, hay que ver si Lavagna hubiera tenido los votos, ¿no? Y hubiera muchos en se momento, incluido a Mauricio Macri, recordarás bien, yo lo recuerdo de una manera directa porque en ese momento estábamos inclusive trabajando juntos con Mauricio Macri en la Fundación Crear y Crecer, y lo acompañé a Macri en un par de viajes al exterior, mientras él evaluaba y ponderaba la decisión de ir o no por la Presidencia, y yo era en ese momento uno de los que le decía que tenía que hacerlo, que tenía que hacerlo por una cantidad de razones, pero desde el punto de vista económico, por esto que te dije antes, ¿no? La economía había pegado la vuelta, no había una memoria inflacionaria, por lo cual entonces sí era bastante evidente que iba a ser fácil bajar la inflación, tenías los superávit gemelos a los que aspira cualquier hacedor de política económica, y con todo ese viento a favor desde la economía, había muchos otros, muchas otras áreas en las que se podría haber avanzado.