PERIODISMO PURO
Entrevista

Boaventura De Sousa Santos: "La ultraderecha es un peligro también para la derecha clásica"

El reconocido sociólogo afirmó que "el proyecto de los partidos evangélicos es una respuesta a la teología de la liberación".

Boaventura de Sousa Santos, en la entrevista con Jorge Fontevecchia.
Boaventura de Sousa Santos, en la entrevista con Jorge Fontevecchia. | Marcelo Dubini

—Dijo que la izquierda con vocación anticapitalista a veces fue racista, sexista; que incluso algunos movimientos feministas fueron racistas y procapitalistas. Aparecía una forma de fragmentación en la resistencia. ¿Es lo mismo ser de izquierda en Europa que en América?

—Es una pregunta muy buena. Hay muchas personas que se lo están preguntando. Incluso muchos pasamos por la cuestión de qué significa ser de izquierda. A mi juicio, por lo menos en Europa y en América Latina, porque diferentes contextos políticos en África o en Asia nos pueden llevar a otras formas de definir la confrontación y la diversidad política, la idea de izquierda y de derecha sigue siendo válida, aun reconociendo que hay que reformular las izquierdas, y las derechas quizás, y admitir que hay problemas que están por encima de la división de izquierda y derecha. Por ejemplo, la cuestión ecológica. Pero aun ahí existe diferencia entre la izquierda y la derecha en la forma de tratar la cuestión. Para la transición energética hay soluciones de izquierda y de derecha. La derecha nunca se planteó la necesidad de cambiar. Al mismo tiempo, en todo el mundo la extrema derecha se quiere apropiar de la derecha en muchos países. Allí la derecha es la primera que intenta evitar en muchos países la contaminación. En Alemania fue Angela Merkel, que es de derecha en el espectro político, quien dijo que nunca articularía políticas con Alternativa para Alemania, el partido ultra. Hay una suerte de cordón sanitario alrededor de la extrema derecha. Al contrario, en otros países, como  ahora mismo en España entre el PP y Vox, aparece alguna contaminación recíproca muy peligrosa. Surge entonces la necesidad de reformar un poco la derecha, porque tuvo algunas victorias políticas que terminaron en fracaso. Los gobiernos de derecha durante la pandemia fueron los que fracasaron más. Inglaterra es un caso nítido, Estados Unidos con Trump, el país más desarrollado y uno de los que tuvo mayor incidencia de mortalidad del virus, en Brasil Bolsonaro. También pasó en India con Narendra Modi. Las izquierdas viven siempre en la necesidad de ser renovadas. Sucede que cuando llegan al poder se cuestiona su identidad de izquierda, porque la sociedad, el poder mediático, el económico y el social normalmente no tienen ninguna simpatía con las izquierdas. Entonces, cuando las izquierdas estén en el poder tienen el poder del gobierno, pero no el poder económico, social y mediático. Cuando la derecha gobierna, tiene el poder político, social y muchas veces también el mediático. Esta es la asimetría entre izquierda y derecha. Sigo defendiendo la necesidad de distinguir. Mis compañeros indígenas fueron golpeados tanto por la derecha como por la izquierda. La historia de los pueblos originarios brinda grandes enseñanzas.

 

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“El proyecto de los partidos evangélicos es una respuesta a la teología de la liberación”

 

—¿Qué es más imperialista? ¿La ciencia o la religión?

—Son distintas. La religión también es bastante plural. Debemos distinguir dos cosas. La religión no es un opio del pueblo. Los seres humanos son finitos, limitados, pero piensan en el infinito. Esa capacidad de pensar en el infinito se vuelve una religión. La religiosidad hay que respetarla. El problema es la utilización política de la religión. Lo mismo pasa con la ciencia. Si vemos la religión en América Latina hay un propósito, un proceso intencional de utilización política por parte de la religión evangélica, sobre todo neopentecostal, de intervención política. Hay partidos evangélicos neopentecostales en este momento con candidatos a la presidencia en casi todos los países que se declaran casi siempre conservadores y muchos de derecha. Corresponden a un proyecto global. Lo documenté en mi trabajo desde 1969. Viene de los Estados Unidos, como alternativa a la teología de la liberación. La teología de la liberación desapareció de alguna manera, pero no perdió su ímpetu. Es una utilización política de la religión, de la que estoy en contra. La ciencia es fundamental como forma de conocimiento si se da al servicio de una sociedad más justa. El problema es que la ciencia tiene instrumentos que pueden ser utilizados para dominar, como vimos de manera brutal por vez primera cuando se perdió la idea romántica de la ciencia, cuando se destruye Hiroshima y Nagasaki. Ahí se vio que la ciencia no es un bien común. Y que puede ser muy destructiva. Por un lado está la utilización de la ciencia, y por otro lado la arrogancia de afirmar que solamente la ciencia vale y que los otros no.

 

Lea el reportaje completo de Jorge Fontevecchia con Boaventura De Sousa Santos en este enlace