Jorge Fontevecchia: Me quedo pensando en el epílogo de su libro cuando usted dice, “futuro sombrío que se cierne sobre mi país, donde la primera juventud ha sido embrujada por un personaje digno del estallido de la República de Weimar”, más claro, agua, ¿podría compartirlo con nuestra audiencia de manera más clara?
José Emilio Burucúa: Claro, es un poco exagerado, como también fue exagerado el Papa, en su momento en que hizo esa comparación. Las figuras de la República de Weimar, no se limitan a Hitler. Hay otros que eran, no voy a decir igualmente peligroso, porque Hitler realmente fue Satanás en la historia, pero había otras posibilidades, entre ellas el Partido Comunista, que era también una posible salida a la gran crisis alemana después del 28-29. Hablé de la República de Weimar, en realidad, porque era un régimen que había entrado en un estado de disolución y de falta de confianza en los principios constitucionales que fueron aprovechados luego por Hitler.
JF: Se lo pregunto de otra forma, ¿qué opina usted de Milei? Pero quiero decir algo... De las condiciones de posibilidad, o del surgimiento de Milei.
JEB: Algo fundamental que está ahí es el asunto del papel de la juventud. Algunos me dicen que lo digo porque soy un viejo. Sí, soy un viejo, es verdad. Pero mire, yo le llamo la atención en algo, las grandes catástrofes del siglo XX que produjeron los peores genocidios, están lamentablemente asociados con la creación de movimientos políticos juveniles, es así. En el genocidio de los armenios es fundamental la responsabilidad de los jóvenes turcos, que eran jóvenes muy jóvenes, militares que pensaban en recrear la vieja grandeza turca de la época del Imperio, que había entrado en crisis. Segundo, el peso que tuvo la Hitlerjugend en las abominaciones que cometió el régimen hitleriano es difícil de discutir. Eran unidades de jóvenes fanáticos dentro de las SS del partido nazi, los principales protagonistas de las primeras ofensivas de destrucción y de aniquilamiento contra los judíos en Alemania y más tarde en Europa.
El caso más radical es el del genocidio camboyano. Cuando uno piensa que el país cayó en manos del ‘Khmer Rouge’ donde eran muy pocos los que pasaban los 25 años, realmente era una fuerza juvenil absolutamente desatada y entregada a sus instintos más feroces. Otro genocidio, el de Ruanda, también fue protagonizado por grupos de jóvenes fanatizados que veían en los tutsis, alimañas. Entonces, atención, no voy a discutir el valor de la juventud, he sido educador y he amado a la juventud, pero cuando la cuestión se convierte en un aparato político que termina en el fanatismo, porque no se discute aquello que un presunto líder determina que es verdad, ahí habría que poner las antenas, hacer que presten atención. Lo lamento, pero es el caso de este partido en ciernes, La Libertad Avanza, donde el elemento juvenil bullicioso y acrítico es fundamental, es central. Cosa que refuerza, además el hecho, que no debemos olvidar, de que este partido reproduce algo que ocurrió en el pasado, que es la creación de una fuerza política de gobierno desde el Gobierno, desde el poder. El antecedente es el peronismo. Lo siento por los peronistas y lo siento por los mileístas. Estoy haciendo un análisis estructural de la cuestión. Lo cual no quita que yo encuentre cosas extraordinarias en lo que fue la política del general Perón y que a lo mejor podré llegar a encontrarlas en lo que sea la política del presidente Milei. Pero atención a eso. Por eso hablo ahí de la juventud, hay que tener grandes precauciones con eso.