#PeriodismoPuro es un nuevo formato de entrevistas exclusivas con el toque distintivo de Perfil. Mano a mano con las figuras políticas que marcan el rumbo de la actualidad argentina, Fontevecchia llega a fondo, desmenuzando argumentos y logrando exponer cómo piensan los mayores actores del plano del poder. Todas las semanas en perfil.com/PeriodismoPuro
—Usted salió a defender a Macri, a partir de la tensión que produjo la desaparición de Santiago Maldonado, diciendo que no era una dictadura, como repiten los cánticos en las manifestaciones.
—Salí a defender el sistema democrático. Tengo que ser coherente, soy respetuoso de la voluntad popular, de las instituciones, del Estado de Derecho. Confronto ideas, no voy a recurrir, y más en este momento, a simplificaciones. Si uno de las mayores críticas que se le hacía al kirchnerismo era la llamada grieta, veo noto que se ha profundizado a niveles de odio, de violencia. De ambos lados. Entonces trato de pacificar, de poner un manto de racionalidad para que pongamos el esfuerzo donde realmente se necesita. En el medio de todo está la gente, que la está pasando mal. La mayor grieta es tener una sociedad con desigualdades, con pobres son cada vez más pobres y ricos cada vez más ricos. Se deteriora la distribución del ingreso, retrocede la movilidad social, Esto es a lo que más debemos prestarle atención.
—Usted conoce desde hace muchos años al presidente. ¿Se tienen aprecio? ¿Cuál es su mirada personal sobre Macri? ¿Cree que fue cambiando en algo con los años?
—Siento aprecio y respeto. Tenemos un vínculo personal desde mucho antes de que ambos ingresemos a la política y ojalá la vida nos dé la oportunidad retomarlo. Tuvimos una campaña presidencial respetuosa, sin injurias, con un debate fuerte de ideas. Él me decía que yo hacía una “campaña del miedo” y yo le decía: "Vas a hacer un ajuste”. Él me lo negaba, me recriminaba no sé qué cosa. Bueno, y así la fuimos transitando. Pero terminó la elección, y yo me quedé pensando en el país, en la gente, en los 12 millones de personas que me acompañaron y en los que no me acompañaron, que lo que más tendría que poner el esfuerzo él. El tema Maldonado, por ejemplo. Si el gobierno hubiese reaccionado de entrada como después reaccionó 30 días después, se hubiesen evitado muchas circunstancias desagradables. Ese es el esfuerzo. Poniendo la mirada en los organismos de Derechos Humanos, en la familia. Bueno, a ver, ¿qué está pasando? Ahora, veo que lo asumen, con acciones concretas, poniendo el peso del Estado para esclarecer lo que ocurrió. Hay una situación de división original del país, desde que él gana 51 a 49, que era un desafío que yo tenía también. En esa situación lo primero que hay que hacer es preocuparse no sólo por los que me acompañaron, si no atender a los otros. Poner el esfuerzo ahí.
Si uno de las mayores críticas que se le hacía al kirchnerismo era la llamada grieta, veo noto que se ha profundizado a niveles de odio, de violencia
—¿La gobernadora Vidal vive en una base militar por los riesgos que genera su lucha contra el narcotráfico y las propias mafias de las fuerzas de seguridad?
—Ella hizo referencia en cierto aspecto a eso, pero también a razones, tengo entendido, familiares, el colegio de sus hijos, Morón, en fin. Cada gobernador busca la manera de hacer más eficiente su trabajo, vivir donde se sienta más seguro. No voy a meterme a opinar sobre un tema sensible y muy íntimo. Ella habrá evaluado que lo más apropiado, lo más cómodo para sus responsabilidades que tiene es vivir ahí.
—Usted recibió una serie de amenazas que no se hicieron públicas y terminaron con denuncias en la justicia. Amenazas de bombas en edificios públicos, llamados al conmutador de la gobernación que aseguraban que iban a destruir su helicóptero; cuando discutían la ley de nocturnidad o en plena discusión con el campo por la 125, cuando le cruzaron una camioneta cuando estaba a punto de aterrizar.
—No, despegando, junto a Débora Giorgi y Cristina Álvarez Rodríguez.
—¿Cómo califica esa situación de amenaza respecto a las amenazas que hoy recibe Vidal? ¿Es igual, mayor o menor? ¿Siente que son casos diferentes?
—Cada gobernador toma sus decisiones. Recuerdo haber escuchado a Felipe Solá, que hacía referencia a las amenazas que recibió en un momento muy difícil de la Argentina, cuando gobernó la provincia, y no las hizo públicas. En mi caso, las hacía públicas cuando involucraba a los ministerios o determinados lugares de la administración pública. Cuando eran a título personal, seguía con mi rutina. Pero eso era algo constante. Cuando subía al helicóptero decían que me iban a disparar, cuando estaba en la residencia también, en todos lados.
—¿Por qué la nueva gobernación encuentra casos de corrupción de la policía bonaerense en más proporción que durante su gobierno?
—Hace unos días repasaba, a raíz de una de las tantas cosas a las que hacen referencia, cuántos policías sumariamos en nuestra gestión, cuántos cesantearon, se suspendieron o se exoneraron después. Son 22.400 sumarios, 2.600 suspendidos en sus funciones, 760 exonerados y 1.653 cesanteados de una fuerza que tenía prácticamente la mitad de los hombres que tiene hoy. Yo creía mucho en la prevención, en la mayor presencia policial, en políticas sociales, el desarrollo de la cultura del deporte. Contribuía a que el Estado llegara antes, no después. Entonces creamos las policías locales, que era una policía de aproximación. La proporción era importante. En buena hora que la gobernadora pueda seguir adelante con su trabajo y exigirle a la fuerza una conducta ejemplar, que cumplan con la misión que se le ha encargado. Yo también creía que una manera de depurar genuinamente la fuerza era con más capacitación.
—Concretamente, la cantidad de policías dados de baja en el tiempo que Vidal lleva como gobernadora comparado con los tuyos en proporción a la cantidad que había y en proporción al tiempo. ¿Cuál es el cálculo?
—No conozco exactamente a cuántos les dio de baja. Mis números están claros y no tendría problemas en compararlo. Lo que sé es que teníamos la mitad de los hombres que hoy hay.
—¿A usted le da la sensación que esa cifra es similar a la que usted tuvo durante su gestión?
—No lo sé si no conozco sus números con precisión. Pero más allá si son más o son menos lo importante es que lo siga haciendo. ¿Cómo no voy a respaldar y apoyar un eje de acción que, a su manera, también encararon Solá con Arslanian, y a mi manera, lo hice yo?
—En la opinión pública se instaló la percepción de que la gobernadora vive en una base militar porque lucha con más fuerza y determinación que tu gobierno y el de Solá contra el narcotráfico, las mafias y la corrupción policial. Esa percepción, ¿Es genuina, responde a datos de la realidad o no lo es?
—La percepción es la percepción que la gente tiene a través de lo que el gobierno comunica. Cada gobierno tiene su forma de comunicar. Nosotros, cuando secuestrábamos droga, mostrábamos los resultados de los operativos. Me han visto quemar droga y destruir armas. La gobernadora tomó la lucha contra el narcotráfico que es incesante y tiene que profundizarse. No se agota nunca...
—¿Una diferencia de comunicación o una diferencia de acción, tiene esa percepción?
—Esto hay que evaluarlo con los resultados Nadie puede dudar del compromiso que teníamos en la lucha contra el narcotráfico. Me criticaban porque aparecía día por medio con resultados, mostrando los panes de marihuana en los operativos, diciendo: “Esto vino por la frontera”, o “Esto vino por tal ruta”.
—La idea instalada en la sociedad respecto del crecimiento de la droga durante el gobierno kirchnerista es innegable. A tal punto que es una de las características que se le marcan siempre, que les hizo perder la elección en la provincia de Buenos Aires y a usted la Nacional, era la idea de “la Morsa”.
—Está bien, pero fue una cosa que luego no se sostuvo en hechos concretos. No era cierto. El gobierno ya va reconociendo la situación y actúa para esclarecer el caso, pero es evidente que no tuvo la misma reacción al principio que ahora
— ¿Cómo explica ese fenómeno?
—Hay un mayor crecimiento de la droga, lamentablemente, porque la droga es la contra cara de la vida. Odio la droga, es el principal enemigo público. La droga destruye, mata y esto es un compromiso personal que siempre he tenido. Pusimos fiscalías especializadas, cuerpos de elite especializados, concretamos secuestros múltiples de droga. Yo hablo de lo que hice, de mi responsabilidad.
—A nivel nacional, ¿Nota que Patricia Bullrich ha combatido el narcotráfico con mayor determinación que sus predecesores?
—Berni hizo un gran trabajo en su momento, combatiendo estas organizaciones que son muy sofisticadas. Ellos se las ingenian para insertar la droga, inclusive van transformando el tipo de droga. Fuimos el primer gobierno que le dio un golpe durísimo a las drogas sintéticas.
—La sociedad tiene la percepción que este gobierno actúa con más determinación contra del narcotráfico y eso fue decisivo electoralmente, en la provincia a favor de Vidal y contra de Aníbal Fernández, ¿Es una percepción que responde a la realidad o es una percepción que responde a una comunicación efectiva?
—Están haciendo esfuerzos, y con una gran fuerza comunicacional. Se instala esa clara percepción que después, llegado el momento, habrá que ver qué resultados tiene en cuanto a incautación de droga.
—¿Entonces cree que es cierto que este gobierno hace más esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico?
—No. Es un tema que está en la agenda de este gobierno como estaba en la del anterior gobierno nacional. Yo hablo de lo que era mi competencia, en la provincia de Buenos Aires. Para entrar más en detalle tendría que hablar con quien tuviera la responsabilidad a nivel del Ministerio de Seguridad. No podría hablar de la ministra de Seguridad desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires.
—¿Y si hubese sido presidente?
—Teníamos un plan muy claro contra el narcotráfico. Fronteras, saturación con fuerzas federales, tecnología...
—Con mayor determinación de la que tuvo el gobierno de Cristina Kirchner.
—La droga es más intensa y los operativos tienen que ser cada vez más intensos. No tengo ninguna duda que había un compromiso claro en la lucha contra la droga. Muchas veces se mostraron operativos y toda la droga que se incautaba. No se puede decir que este gobierno, porque haya una percepción, tiene más o menos compromiso. En cada gobierno es un tema que preocupa más y más, y es importante que esté en la agenda de los gobiernos municipales, provinciales y nacionales. Porque la droga va cambiando.
—La propia Gils Carbó reconoció, en un reportaje de Perfil, la tarea que hace Patricia Bullrich con el tema del combate al narcotráfico?
—La droga tiene organizaciones criminales de una enorme sofisticación, una capacidad operativa que se debe reducir readecuando todos los instrumentos del Estado. Hoy el tema no pasa más por las plantaciones de marihuana, sino que tiene que ver con la droga sintética. Pero yo creo que siempre hay que ir a las cuestiones de fondo. El narcotraficante es un criminal, un tema de seguridad pública, y el adicto es un enfermo, es un tema de salud pública. Entonces tenemos que ir abordando esta situación de manera integral.
—El domingo pasado Duhalde dijo en Perfil le pudo haber pasado a Macri algo similar a lo que le pasó a él en el 2002 con Kosteki y Santillán. En ese momento usted integraba su gobierno. Desde esa experiencia, ¿qué cree que pasó con Maldonado y qué punto de contacto puede haber entre lo que le pasó a Duhalde lo que hoy le pasa a Macri?
—Se van descartando hipótesis y se va acercan cada vez más a la verdad de lo que pudo haber ocurrido. Se habla de algunos gendarmes que pudieron haber tomado la decisión, de uno que disparó… El gobierno ya va reconociendo la situación y actúa para esclarecer el caso, pero es evidente que no tuvo la misma reacción al principio que ahora. Es un tema de impacto, no solamente nacional sino internacional, a partir de la figura de la causa como Desaparición Forzada de persona.
—Usted habló de responsabilidad en la oposición. ¿Por eso decidió decir públicamente que esto no era una dictadura y marcar una diferencia con la utilización política de la desaparición de Maldonado?
>—Las expresiones que hubo pidiendo por la aparición por Maldonado se han hecho democráticamente. Están muy bien esos reclamos. Ha ocurrido un hecho de violencia lamentable, repudiable, hay que tomar distancia de toda situación de esas características. Pero , ¿cuál fue el rol de ese amplio sector al cual Macri debería acercarse un poco más? Reaccionar frente a, no quiero decir indiferencia, digamos distancia que había hasta ese momento hacia el caso. Hoy, en la medida que los distintos sectores se manifestaron y reclamaron, a partir de ahí hubo un cambio. Ojalá se aclare todo. Lo que hizo Duhalde fue transmitir su experiencia. Aquel fue un hecho que lo llevó a llamar a elecciones.
Leé la entrevista completa de Jorge Fontevecchia acá.