PERFIL tuvo acceso al fallo completo del juez Gonzalo Rúa que condenó a diez años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer la medicina al pediatra Ricardo Russo, ex jefe de Inmunología y Reumatología del Hospital Garrahan. Fue declarado culpable de la distribución, tenencia y producción de material de abuso y explotación infantil.
Del texto de 35 páginas del que parte fue leído en la sala del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 6 cuando le leyeron la sentencia a Russo, se desprenden una serie de claves por las que el juez Rúa determinó que el pediatra "ha producido material fotográfico con fines claramente sexuales, y no se trata de fines científicos o docencia o para un congreso" como había asegurado el acusado.
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999 archivos. El juez Rúa aseguró que se encontraron "999 archivos de abusos y explotación sexual" en las computadoras que le secuestraron al pediatra durante los allanamientos. Además, en la lectura del fallo, había catalogado a las imágenes como "aberrantes, grotescas y violentas" que "tenían un mismo patrón: menores de 13 años, por proporción y medidas antropométricas"
Fotos en el Hospital. Uno de los hechos puntuales que comprometió más a Russo fue que el juez determinó que hubo producción de material fotográfico con fines sexuales en el consultorio médico del pediatra en la planta baja del Hospital Garrahan. Estas fueron halladas en la memoria de una de las computadoras de su domicilio, en una misma carpeta que contenía archivos de alto contenido sexual. El juez determinó que las imágenes sexuales fueron tomadas por el propio Russo el 24 de noviembre de 2015 y el 30 de agosto de 2018.
Fines sexuales. Estas imágenes tomadas en el Garrahan, que según aseguró el pediatra tenían fines científicos, no estaban en la CPU que utilizaba habitualmente en el hospital, computadora a la que accedía solo él utilizando una clave personal. Russo se había llevado esas imágenes a su casa.
En esa línea, el juez destaca que las fotos sexuales que les sacó a sus pacientes en el hospital no figuran en las historias clínicas, pese a que las anotaciones que hacía eran muy “detallistas”. Por ejemplo, en una de ellas escribió: “Pasó a quinto grado, la madre refiere problemas con las matemáticas”. En otra: “Concurre al colegio normalmente, hace gimnasia en la escuela”.
Por estos hechos, Rúa entendió que Russo "ha producido material fotográfico con fines claramente sexuales" y "no se trata de fines científicos o docencia o para un congreso" como se había excusado el pediatra.
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Ocultó 100 fotos en una carpeta de música. Según se desprende del fallo, la CPU de su consultorio almacenaba "100 archivos de imagen en los que se observa a una niña menor de 13 años, en actividad sexual explícita o exhibiendo sus genitales con clara connotación sexual".
Pero lo que convenció aún más al juez de los fines sexuales, era que Russo intentó ocultar las fotos con un particular fachada. Las imágenes estaban ocultas en una carpeta de música, bajo el nombre “Tom Petty and the Heartbreakers”. En esta máquina uno de los peritos señaló que hallaron “vestigios del programa Ares”, que se utiliza también para descargar y compartir archivos. Al igual que en las tres computadores tenía un programa similar como el E-Mule.
La lapidaria conclusión de los 4 peritos informáticos. Rúa recurrió a cuatro expertos que fueron terminantes en sus conclusiones. Se trata de Juan Manuel Chouza (licenciado en criminalística, capacitado en informática forense con estudios hechos en el FBI y Homeland Security, en Chile, Paraguay y Brasil), Nicolás Montefusco (licenciado en criminalística, especialista en informática forense, con diplomatura en cibercrimen y delitos informáticos), Perciavalle (perito informático del CIJ en el área del cibercrimen, en el laboratorio de informática forense, técnico en PC y redes) y Matías Fernández Noguera (perito informático del CIJ desde hace más de tres años, que ha trabajado y ha tenido capacitaciones sobre informática forense, cursos de investigación técnica y forense en el Instituto Superior de Seguridad Pública).
Ellos cuatro (de probada experiencia) coincidieron en que era imposible que el acusado no tuviera conocimiento de los archivos que almacenaba en sus tres computadoras.
Siguiendo con su intención de ocultar sus pasos, detectaron que el pediatra utilizaba palabras claves en el programa E-Mule. Por ejemplo, Kidcam (que hace referencia a cámara y niño) se repite unas 17.080 veces. "Ese número permite concluir que efectivamente Russo sabía lo que descargaba", destacó el juez Rúa.
El fallo completo del juez Rúa.
ED EA