El Tribunal en lo Criminal Nº 2 de Mercedes condenó a Ailén (21) y Marina (20) Jara a dos años y un mes de prisión pero ordenó su “inmediata libertad” ya que las acusadas cumplieron esos años de condena en prisión preventiva.
Las hermanas estaban acusadas por intento de homicidio al hombre que intentó abusar de ellas, pero el tribunal no tuvo en cuenta el argumento de los abogados de las jóvenes en torno a su "legítima defensa" y consideró el hecho como “ co-autoras por el delito de lesiones graves”, por lo que las condenó a dos años y un mes de prisión.
"Nos pone alegres el tema de que las chicas estén en libertad, pero ahora vamos a leer bien los fundamentos y apelar" dijo a Perfil.com el abogado defensor, Isidro Encina. "Pedimos la absolución porque ellas se defendieron y eso no lo tuvieron en cuenta. Es insólito que hayan estado más de dos años presas”, explicó.
Según otro de los abogados de las hermanas Jara, Eduardo Suárez, “si esto hubiese pasado en otro contexto social, las chicas no hubieran estado presas hasta el juicio oral".
"Nos negaron hasta la prisión domiciliaria en una causa que tiene excarcelación”, protestó. Para los abogados y las organizaciones sociales que se sumaron al pedido de justicia, el hecho es una clara muestra de violencia de género y estigmatización social.
"Si nos ponemos a pensar en otras causas, como la de (el cura César) Grassi, que fue condenado a 15 años de prisión, no estuvo ni un día preso”, comparó el letrado. "Así podemos enumerar miles", prosiguió.
“Esta sentencia va a ser revisada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, porque es una clara violación de los derechos de las chicas”, explicó Suárez. "Si se logra la absolución, también vamos a hacer denuncias contra Juan Leguizamón, que quedó demostrado que más que la víctima, era el victimario", adelantó.
Por su parte, la mamá de las jóvenes, Elena, celebró la libertad de sus hijas: “Quiero verlas, abrazarlas, estar con ellas". Esta es una lucha que tenemos que seguir, tenemos que aprender de este caso sobre violencia de género. Sabíamos que esto podía llegar a pasar, yo sabía que no iban a absolver”, expresó.
“Va a ser muy difícil volver al barrio, porque ya los testigos sufrieron amenazas, vamos a tener que estar con mucho cuidado”, señaló.
El caso. Marina y Ailén Jara estuvieron detenidas durante dos años y dos meses acusadas de querer matar a un vecino, Juan Leguizamón, cuando volvían de una fiesta el 19 de febrero del 2011 en el barrio Sanguinetti de Moreno. Las hermanas sostienen que lo atacaron porque Leguizamón intentó abusar sexualmente de ellas.
Le clavaron un cuchillo en la espalda para escaparse y volver a su casa. Cuando la policía llegó, las llevó a la comisaría donde creían que harían la denuncia por intento de abuso pero quedaron detenidas y estuvieron encerradas, hasta hoy.
"Apenas llegó la Policía, las chicas entregaron el arma blanca que tenían. Leguizamón dijo que ellas le habían disparado, cuando las hermanas sostienen que fue el hombre quien tenía el arma, intentó asustarlas disparando al aire y, además, había en su ropa restos de pólvora”, argumentó a este portal Manuel Gonzáles, integrante de la Comisión para la Liberación de Marina y Ailén Jara.
Durante el juicio oral, que se inició hace tres semanas en el tribunal de Mercedes, Leguizamón se contradijo con su declaración anterior: “Anteriormente, la supuesta víctima, había dicho que las chicas eran las que portaban un arma y, en la última declaración, señaló que Ailén le había sacado el arma a él”, señaló Encina.
El Tribunal que hoy leyó la sentencia les había denegado la excarcelación y la prisión domiciliaria durante todo el proceso judicial.
Contradicciones. Además de las dudas sobre quién portaba el arma, la Justicia tampoco supo determinar cómo habían sido las múltiples heridas que supuestamente tenía Leguizamón, ni cuál era la relación que tenía con las dos mujeres.
"En un primer momento, quiso instalar la idea de que tenía una relación amorosa con Marina, y habló de que se encontraban a escondidas o en hoteles alojamiento, pero cuando se le preguntaba por la dirección de los lugares, se ponía nervioso y comenzaba a insultar”, contó Manuel Gonzáles.
La pericia policial, que desde un principio fue favorable para Leguizamón, dio un parte de gravedad, contradiciendo el informe hospitalario. Según el reporte policial, habían sido múltiples heridas las que tenía la víctima al momento de ingresar al hospital, pero el informe del sanatorio sólo constató una lesión de gravedad leve.
Uno de los primeros testigos que declaró en la causa murió tiempo después de hacerlo. Sin embargo, su testimonio fue incluido en la investigación.
De acuerdo con su testimonio, la noche del ataque habría visto haber visto a una persona armada con una camiseta verde y negra. Leguizamón admitió haber usado una remera similar, pero señaló que Ailén también, acusación que nunca se pudo constatar.
La prenda nunca apareció, así como tampoco el arma con la que se realizaron los disparos.
Cuando se le pregunta a los vecinos del barrio sobre Juan Leguizamón, todos lo describen como una persona violenta y “transa” relacionado con la Policía bonaerense. Antes del caso, el hombre había estado procesado por robo agravado por uso de arma de fuego.
(*) Especial para Perfil.com