POLICIA
amenazas, robos y extorsión

La historia secreta de Cristina, la "viuda negra" de Parque Patricios

Está detenida, acusada de drogar y asaltar a un ferretero. Tiene mil caras: Se presenta como periodista, montañista, educadora canina y bombera.

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Montaña de plata. En su domicilio de la calle Lavardén, la policía halló un botín de 4 millones de pesos. Escalando un cerro en un viaje como mochilera que realizó por el sur del país. | cedoc

“Haciendo lo que amo”. Cristina Ares (47) aparece en una foto rodeada de niños en la salita de un jardín de infantes. En el posteo que hace desde una de sus cuentas de Facebook no aclara en qué institución se encuentra, pero asegura que es “bombera voluntaria” y que forma parte de un programa para nenes que ella misma diseñó.

Cristina es la mujer que fue detenida, acusada de ser la “viuda negra” que sedujo, durmió y despojó de sus ahorros a un ferretero de 71 años, en el barrio porteño de Parque Patricios.

En su casa de la calle Lavardén la Policía de la Ciudad de Buenos Aires recuperó el dinero que le robó al comerciante ($ 300 mil y US$ 30 mil), pero también halló cerca de un millón y medio de pesos más, precintos de plástico como el que utilizó para inmovilizar a su última víctima, una pistola Bersa calibre 22 y ocho municiones. Los investigadores sospechan que esta mujer habría asaltado a otras personas más, aunque por el momento no recibieron nuevas denuncias.

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A Cristina Ares la conocen como “Tini”, aunque ella se hace llamar “la hija de la roca”, por su pasión por el montañismo, una de sus tantas facetas.

La acusada, que actualmente se encuentra detenida en la Alcaidía Penal Roberto Pettinato, ubicada en los tribunales de la calle Lavalle, cuenta con un historial de violencia, amenazas y extorsiones.

PERFIL contactó a cinco personas que llegaron a formar parte de su círculo más cercano, y que tiempo después terminaron convirtiéndose en víctimas de esta mujer.

Los que la conocen coinciden en un punto: es una gran “fabuladora”. “Tini” solía presentarse como periodista y contaba que había trabajado como productora en los canales de noticias C5N y A24, aunque no existe registro real de su actividad profesional. También aseguraba que era adiestradora canina, bombera voluntaria y montañista, pero lo único cierto es que no tenía un trabajo fijo.

Los que la conocen coinciden en un punto: la acusada es una "gran fabuladora"

En el barrio todos saben quién es porque tuvo conflictos con muchos vecinos. Y cada uno tiene una historia para contar.

En el canil del Parque de los Patricios conoció a un grupo de jóvenes con los que entabló una relación de amistad, aunque a la luz de los últimos hechos entienden que el objetivo de “Tini” era otro: ganar su confianza para después chantajearlos.

Ardid. Cristina se acercaba a los hombres que estaban en pareja con la intención de seducirlos, aunque luego los extorsionaba con el objetivo de obtener dinero. “Si me pagás 6 mil pesos borro los chats y acá nadie se entera de lo que pasó”, solía decirles a sus potenciales víctimas.   

Para caer bien en el grupo contaba historias increíbles. Por ejemplo, que había sido una de las testigos que participaron del recordado allanamiento al departamento de Cristina Fernández de Kirchner. También repetía que se había casado con un ingeniero naval con el que supuestamente vivió en el exclusivo country de Nordelta, que perdió un embarazo a los seis meses de gestación y hasta que había sido sometida sexualmente por su abuelo, aunque en este caso siempre aclaraba que su mamá nunca le había creído.

“Tini” decía que había nacido en Lanús, que tenía dos hermanas, que su familia era propietaria de una empresa de matafuegos, pero que había perdido todo contacto con ellos. “La conocimos en el barrio a la noche, cuando íbamos a pasear a nuestros perros. Al principio nos dijo que era adiestradora y con el correr de las semanas nos hicimos amigos, venía a nuestras casas, se quedaba a comer y hasta traía su ropa para que se la laváramos. Todos los días nos enterábamos de una historia nueva”, cuenta a este diario una de las víctimas.

Cuando estaba en problemas e intentaba recomponer la relación con sus amigos, Cristina elegía victimizarse casi al extremo: por ejemplo, les decía que tenía cáncer, que estaba viajando cada dos días hasta la ciudad de La Plata para hacerse un tratamiento de quimioterapia y que como mucho los médicos le auguraban dos años más de vida.

En diciembre del año pasado les contó que viajó por trabajo a Mar del Plata, pero para justificar unos golpes que tenía les dijo que había sido golpeada y violada por un hombre. “Después de lo que pasó con el ferretero, suponemos que fue a robar y que el hombre se dio cuenta, la golpeó y la echó”, especula uno de sus ex amigos.

En octubre pasado agredió a la novia de un joven al que supuestamente había intentado extorsionar. “Sos una cornuda de mierda, te voy a cagar a trompadas. Voy a matar a tu perra, voy a hacer que te quedes sin trabajo. Yo conozco a muchos taxistas y voy a hacer que caguen a palos a tu amigo”, le dijo a la mujer antes de golpearla, según consta en la denuncia policial radicada el 9 de octubre pasado en la comisaría vecinal 4A, la misma que intervino en el caso del ferretero.

La víctima manifestó su miedo en la sede policial y hasta dejó registrado por escrito que temía por su integridad física; para ella la atacante era una persona “agresiva y conflictiva”. El tiempo le dio la razón. Cuando supo que Tini había sido detenida, lo primero que sintió fue alivio, aunque al mismo tiempo tomó real dimensión de lo que podía ser capaz Cristina, la “viuda negra” de Parque Patricios, que buscaba amigos para seducirlos y chantajearlos con un clara objetivo: obtener dinero a cualquier precio.

 

El extraño vínculo con la víctima

La “viuda negra” vivía a tres cuadras de la casa y el local del ferretero de 71 años que presuntamente drogó y asaltó el pasado sábado 23 de noviembre. No era una simple clienta, aunque él reconoció que solía hacerle algunos arreglos en su domicilio. De hecho, cuando la mujer le roció la cara con gas pimienta, lo durmió e inmovilizó con los precintos de plástico que el hombre había llevado a su casa con sus herramientas para destaparle una cañería.

La relación entre ellos no era nueva, según manifiestan allegados a la acusada. Cristina les decía a todos que era su amigo, y hasta tenía confianza como para que otras personas le dejaran algunas cosas en el local. Como por ejemplo, cuando le reclamó a un vecino que le devolviera dos camperas que le había regalado. “Dejalas en la ferretería que después yo paso a buscarlas”, le propuso.

Los investigadores sospechan que ella se le insinuó al comerciante cuando supo del dinero que guardaba. Después apostó a que por pudor el ferretero –quien está casado– no se animara a denunciarla. Para ello lo retuvo en su domicilio entre las 11 de la noche del sábado 23 y las 3 de la madrugada del día siguiente. Como a todos, pensaba chantajearlo. Pero la jugada le salió mal, porque la víctima  le contó a su hija lo que le había pasado y ella lo convenció para que se presentara en la comisaría y desenmascarara a la “viuda negra”.