Los Artistas habían montado una imprenta con máquinas de alta tecnología. Ofrecían a través de las redes sociales carnets de conducir profesionales, analíticos y títulos de propiedad automotor apócrifos. La estructura contaba con jefes, intermediarios y vendedores en distintos puntos del conurbano bonaerense. La organización fue desbaratada ayer y sus siete miembros detenidos.
Según fuentes policiales, esta banda se dedicaba a falsificar registros de conducir, cédulas y obleas de GNC y VTV, títulos de propiedad y automotor, recibos de sueldo y analíticos secundarios, entre otros documentos, que ofrecían a través de los grupos de compraventa de Facebook.
Los voceros indicaron que contaban con una imprenta con impresoras de alta tecnología, con diseñadores y jóvenes que se encargaban de vender y entregar la documentación falsa. Por la calidad del producto final fueron identificados como “Los Artistas” por los encargados de los operativos.
“Comenzamos a investigarlos a mediados de junio pasado cuando advertimos esta venta de documentación apócrifa en las redes sociales. Tenían un local en la localidad de Ezeiza que funcionaba como imprenta, sin cartelería al frente pero con empleados y un grupo de personas que se encargaba de realizar las entregas en distintos puntos del Conurbano”, cuenta a PERFIL uno de los detectives que intervino en la investigación. Operaban en Merlo, Monte Grande, La Matanza y Morón.
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Luego de distintos allanamientos, la policía pudo detener a siete miembros de la organización de entre 22 y 73 años. Además les incautaron cinco impresoras de última generación, una gran cantidad de elementos apócrifos y materia prima para confeccionarlos. Los operativos fueron realizados por efectivos de la policía de la provincia de Buenos Aires, pertenecientes a la DDI Morón, a cargo del comisario mayor Juan Galeano.
De acuerdo a los investigadores, uno de los jefes de la organización vivía en una lujosa mansión de dos plantas, con una piscina y un amplio parque. Se trata de Lino G. (55), quien fue detenido junto a Cecilia V. Serían los encargados de la imprenta. Otro de los líderes, identificado como Roberto C., operaba como intermediario entre el local donde se producía la documentación falsa y los vendedores.
“Por la estructura que tenían se puede entender que realizaban esta actividad hace bastante tiempo, ya que no encontramos una impresora improvisada o una computadora improvisada sino una estructura para realizar documentación apócrifa”, explicó a este diario uno de los encargados de la investigación.
Operatoria. Tras minuciosas tareas de inteligencia, iniciadas en la zona de Merlo, se determinó que el “modus operandi” consistía en tomar pedidos en diferentes puntos del Conurbano y enviarlos a través de internet al líder de la organización, que se encargaba de imprimirlos en un inmueble de la localidad de La Unión, partido de Ezeiza.
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Un jefe policial comentó que durante la investigación se constató que había una gran demanda de registros de conducir, especialmente de choferes y transportistas. “Acá se realizaron muchos registros de conducir para transporte de pasajeros. O sea, cualquier loco puede estar subido a un colectivo manejando gracias a esta gente”, resaltó.
Luego de reunir las correspondientes pruebas, la Justicia ordenó los allanamientos en los que fueron apresados cinco hombres y dos mujeres y se incautó una gran cantidad de elementos.
Entre lo secuestrado se encuentran registros de conducir, títulos de propiedad y automotor, obleas y certificados de VTV, cédulas y obleas de GNC, recibos de sueldo, tanto de organismos públicos como de empresas privadas, analíticos de escuelas secundarias, cédulas de la Policía Federal y recetas médicas. La mayoría de la documentación estaba en la imprenta y en las propiedades vinculadas con los miembros identificados como los vendedores.
También se hallaron planchas y modelos de la documentación falsificada, cinco impresoras de última generación como así también de tarjetas plásticas para la confección de registros y credenciales, computadoras, notebooks, guillotinas, sellos, termoselladoras y cuños para perforar numeración.
Sólo pedían una foto y la firma. La organización estaba aceitada. Los contactos se realizaban por las redes sociales y los interesados en conseguir un documento trucho solo tenían que llevar una foto y firmar un papel en blanco.
Los miembros de la organización operaban sin ocultarse demasiado. Sin ir más lejos, su publicidad se presentaba a través de Facebook. A la vista de todos. “Usan las redes sociales abiertamente, pero hay que hacer una tarea investigativa bastante engorrosa para llegar a identificar quién es esa persona que está detrás y quién entrega. Ya que generalmente usan nombres falsos o teléfonos que luego descartan”,
Los que solicitaban la documentación falsa solo debían entregar tres cosas y esperar a que Los Artistas los volvieran a contactar para la entrega. “Los que los contactaban lo único que tenían que hacer era llevar una foto, una copia del DNI para tomar los datos y firmar una hoja en blanco para luego escanearla”, cuenta uno de los investigadores.