"No soy la peor persona del mundo". Fabián Lucini (55), el hombre que el año pasado asesinó a golpes a la arquitecta María Marta Toledo (46), la mejor amiga de su esposa, y arrojó el cuerpo a un canal de riego de la ciudad de Neuquén, intentó persuadir a los jueces y a los doce integrantes del jurado popular en la última audiencia del juicio. Pidió disculpas por lo que hizo, pero igual fue condenado a prisión perpetua por femicidio, en una decisión unánime y ejemplificadora.
"Se ensañaron conmigo, como que soy la peor persona del mundo. Yo reconozco lo que hice. Y le pido disculpas a la familia, le pido disculpas también a mi familia, porque para mis hijos esto no es un buen momento, ni para ellos ni para mí", aseguró el acusado después del alegato de su abogado defensor, Roberto Berenguer.
Lucini explicó que fue "solo un golpe" el que le aplicó a la víctima -aunque no aclaró si la atacó con el puño o con un objeto contundente- y que nunca pensó que la había asesinado. "Yo no la tiré", negó y aclaró que después de golpearla se asustó y se fue. "Realmente me hago cargo. Fue un solo golpe. Pero no la tiré. Yo me asusté y me fui. Y pensé que ella iba a poder volver a su domicilio", intentó justificar.
Cecilia Toledo, hermana de la víctima y una de las principales testigos en el juicio, celebró la decisión del tribunal, aunque con mesura: “Sentimos alivio, sí, pero a mi hermana no la tenemos más”, lamentó en diálogo con Perfil.
Sobre la versión que ayer dio el acusado, que nunca aceptó ser indagado a lo largo del proceso, entendió que se trató de un discurso armado. “Cero sentimientos, un descarado”, indicó.
El veredicto
Los doce miembros del jurado popular deliberaron cerca de una hora y media y arribaron a una conclusión unánime: el acusado cometió un femicidio. Lo que estaba en discusión no era la culpabilidad de Lucini, acreditada en la investigación y admitida por el propio imputado durante el juicio, sino la calificación legal.
Toledo era arquitecta. La encontraron asesinada el 31 de julio del año pasado en un canal de riego. Desde un primer momento la investigación apuntó contra el esposo de Juliana, la mejor amiga de la víctima. Dos días después, Lucini quedó detenido, acorralado por las pruebas en su contra. Entre ellas, los registros de las cámaras de seguridad que lo mostraban circulando en dirección a la escena del crimen.
Cuando la arquitecta desapareció, Lucini no contó que había estado con ella ese día. Recién lo admitió cuando Juliana, su propia mujer, lo identificó en una cámara de seguridad en la que aparecía junto a la víctima, horas antes de su desaparición.
La estrategia de Berenguer, su abogado defensor, cambió apenas se inició el juicio porque ya en la primera audiencia señaló que su defendido mató a la víctima, aunque entendió que no fue un femicidio sino un "homicidio en estado de emoción violenta", que prevé penas de uno a seis años de prisión.
En el alegato de apertura, el letrado explicó que el asesinato ocurrió en medio de una "discusión comercial", "un disparate que termina con un resultado gravísimo". Para Berenguer, su cliente no es una "fiera irracional, un asesino, un criminal”, aunque durante la desaparición de la arquitecta, ocurrida en julio del año pasado, hizo todo para evitar que lo descubrieran.
Incluso, Cecilia, la hermana de la víctima, grabó una conversación telefónica que mantuvo con el asesino cuando todavía nadie sabía lo que le había pasado a María Marta. A esa altura, ella sospechaba que el marido de la mejor amiga de su hermana podía tener relación con la desaparición y buscaba obtener alguna contradicción.
La conversación, que dura poco más de seis minutos, fue reproducida en una de las audiencias del juicio y muestra cómo el asesino mintió en el inicio de la investigación e intentó desviar la investigación, al punto que hasta alardeó sobre supuestos contactos que tenía para presionar en la búsqueda de María Marta.
"¿Querés que mueva gente del gobierno? ¿Querés que hable con el ministro? ¿Querés que saquemos cosas en televisión?", le ofrece Lucini en el inicio de la charla.
Una grabación revela cómo mintió el asesino que mató a la mejor amiga de su mujer
Más adelante, le cuenta que recibió dos llamadas de la víctima después de haberla dejado en el centro de Neuquén para que pagara la factura del gas y le aclara que no respondió porque había olvidado su celular en la camioneta.
Lucini comenzó a ser juzgado este lunes en un juicio por jurados. Para los investigadores la arquitecta fue asesinada por una deuda económica.
La fiscalía explicó que “el imputado y la víctima se conocían, tenían un vínculo de amistad, y él pasó a buscarla por la casa de ella en el centro de la ciudad de Neuquén. Lucini manejó por la ruta 7 hasta la zona del Parque Industrial y luego tomó caminos alternativos hasta llegar a la zona de chacras, en la calle 4, que es paralela a un canal de riego. Allí golpeó a la mujer con un objeto sólido en la cabeza y el rostro”.
Pese a que su defensa lo negó, el acusado actuó con premeditación, intentó desviar la investigación mintiéndole a la familia de la víctima y a los investigadores, y además se deshizo del cuerpo con la intención de lograr impunidad. La pena a prisión perpetua es más que justa.