POLICIA
Motín por coronavirus

Un poderoso empresario encabeza la lucha de los presos en Devoto: "Ojalá que no corra sangre"

Gastón Russo está detenido desde junio de 2018 por "lavado de dinero, narcotráfico y asociación ilícita". Vivió en Estados Unidos y se casó con una empresaria mexicana millonaria. Sobre la revuelta explica: "Fue una reacción en cadena".

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El empresario está en el piso 2 de Devoto, donde están los presos primarios. | Gastón Russo

Atajó en Vélez, se casó con una empresaria mexicana millonaria en Estados Unidos, viajó por todo el mundo y hasta se dio el lujo de manejar un Lamborghini Murciélago. Pero nada de eso figura en su ficha criminal del Complejo Penitenciario de Villa Devoto. Gastón Russo (47) es un poderoso empresario que está detenido desde junio de 2018 y uno de los presos que el viernes pasado encabezó el violento motín.

"Salimos a luchar para que nos escuchen, porque si no nadie lo hace", explica en una entrevista con PERFIL sobre la revuelta que protagonizó junto a sus compañeros de encierro.

Russo está procesado por los delitos de "lavado de dinero, narcotráfico y asociación ilícita", pero él jura que se trata de una "causa armada" y plagada de "pruebas falsas".  

No es un preso común, aunque la crisis que desató el coronavirus lo llevó a tomar una decisión que nunca hubiese imaginado. "Mirá a lo que tuve que llegar: ponerme en igualdad de condiciones con todos los presos y salir a luchar para que nos escuchen", confiesa.

El empresario se encuentra detenido en el piso 2 de la cárcel de Devoto. Es el representante del módulo 6 en la Mesa de Diálogo que armaron después del motín con el objetivo de atender a los reclamos de la población carcelaria, que van desde excarcelaciones para los internos que están en el grupo de riesgo hasta mejores condiciones de alojamiento e higiene.      

"Fue una reacción en cadena", dice sobre el inicio de la revuelta. "Yo lo que hice fue romper las puertas. Agarré una de las camas y le empecé a dar hasta que las rompí. Después empezaron todos los demás", recuerda.

Russo cuenta que lo que pasó el viernes fue un efecto dominó. "Primero explota el módulo 1; del módulo 1 pasa al 2 y del 2 al 3 y así hasta que llegar al de los primarios, donde estamos nosotros. En este sector son todas condenas cortas. No estamos purgando penas de 10 o 30 años, entonces no podés dejar a tus compañeros. Tenes que subirte a ese bondi, porque si no después quedas mal visto", afirma. 

Sobre los reclamos explica que exigen que “liberen urgente a los mayores de 60 años y segundo a los que están enfermos en la lista de riesgo que emitió la OMS”. “De esos hay muchísimos en Devoto. Después está el tema de las transitorias porque hicieron todo al revés: la gente que estaba saliendo con transitorias no la dejaron en su casa, las trajeron de vuelta a la cárcel y las mantuvieron encerradas, una locura”.

“También -agrega- pedimos condicionales y asistidas para los que están cerca de salir y pueden obtener la domiciliaria. Y las preventivas, en las que entraría yo que llevo dos años detenido. La ley dice que en ese plazo te tienen que dar una morigeración pero la realidad es totalmente distinta. Te ponen que es inadmisible por tal caso. Lo que estamos planteando es flexibilizar las preventivas. Acá hay gente con cuatro años de preventiva".

En la entrevista, Russo reconoce que llegaron a una situación límite y que el motín era la única manera que tenían de visibilizar la grave situación en la que se encontraban, ante el riesgo inminente de un contagio masivo.

"Hicimos muchas cosas antes: hubo habeas corpus y batucadas pacíficas pero la realidad es que nadie te escucha, nadie te presta atención si no llegas a este extremo en el que corre riesgo tu vida. La única manera que la televisión te de bola es saliendo al techo. No viene el Ministerio de Salud ni el de Justicia si haces una batucada pacífica. Por eso detonó", grafica.

"Lo bueno es que no hubo muertes, pero acá nunca sabés. Sabés cómo empieza un motín pero no como termina. Ahora, después de la revuelta, en el Servicio hay miedo y es lógico. Yo veo como un estado de anarquía. Las celadurías no están con los celadores. El otro día prendieron fuego un colchón y nadie intervino", dice. 

Sobre su rol entiende que "no hubo un líder". "Esto no lo decide uno solo. Todo se decide entre todos. Nos juntamos y lo hablamos. Somos diez personas que opinamos y damos nuestros puntos de vistas y decidimos si hacemos una batucada pacífica o vamos con un habeas corpus general. Una vez sacamos mil y pico", señala. 

Russo remarca las pésimas condiciones en las que se encuentran: "Somos catorce personas en un lugar de quince metros por cinco, dónde también está el baño y la cocina. Nosotros estamos a cincuenta centímetros el uno del otro. El que está al lado me está respirando en la cara. Y te dicen cuídate del virus. Eso es una mentira. La ministra de salud nos dijo 'cuídense, usen barbijo, no tomen mate', pero si yo lo tengo a 'Tubito', mi compañero, que me respira al lado. Es una mentira, en estas condiciones no te podés cuidar de ninguna manera".

Recién el lunes les entregaron barbijos. "Nos dieron uno solo que como mucho dura doce horas. Esto es un desastre total. Ojalá que no corra sangre y que el jueves se solucione todo en la mesa de diálogo", revela.    

Russo hizo una fortuna con la compra y venta de dólares y autos de alta gama. ¿Por qué está preso? "Me acusan de vender dólares falsos y droga, pero en la causa no hay pruebas de drogas ni de dólares falsos. Yo construí en Norteamérica, compraba y vendía dólares de verdad y hacía una diferencia importante, pero no lo blanqueé, esa es la verdad, pero si lees mi causa te das cuenta que está armado o mal interpretado. Todo lo que yo digo está respaldado con cada prueba, por eso puedo refutar toda la acusación", explica.

Desde que ingresó a la cárcel de Devoto el empresario se dedicó a estudiar a fondo su causa y hasta comenzó a cursar la carrera de derecho. Su libertad siempre fue prioridad. Hasta que llegó la crisis del coronavirus y se encontró en otro lugar. Ahora su principal batalla pasa por sobrevivir.

MC