En julio del año pasado el Ministerio de Seguridad de la Nación que comandaba Patricia Bullrich proclamó en letras grandes el fin de "Los Sampedranos", la temida banda narco que domina parte del negocio en la villa 31 de Retiro. En primera persona, como acostumbraban a anunciar los operativos en sus gacetillas, titularon: "Desarticulamos a la banda de “Los Sampedranos”'.
El video de los allanamientos arrancaba con una fila interminable de móviles policiales no identificables. En total fueron demoradas 18 personas, pero sólo tres tenían relación con esta organización que cuenta con más de 200 personas. Lógicamente, "Los Sampedranos" siguieron con el negocio e incluso ampliaron la zona de dominio a sangre y fuego.
En marzo pasado, la disputa volvió a los medios con una seguidilla de tiroteos y ajustes de cuentas, entre ellos el asesinato de un oficial de la Policía de la Ciudad que había ido y comprar droga y se le ocurrió quejarse por la mala calidad de la cocaína. Lo ejecutaron de ocho disparos en la manzana 115.
Ahora, y en medio del endurecimiento de la cuarentena, los investigadores ubicaron uno de los puntos de venta más importantes y detuvieron a ocho presuntos miembros, otra señal de que una de las organizaciones más importantes de Retiro seguía operando.
Los voceros consultados por PERFIL señalaron que de los ocho sospechosos arrestados "cuatro son argentinos y cuatro paraguayos, entre ellos una mujer".
En total incautaron doce kilos de marihuana, distribuida y fraccionada de distintas formas para su comercialización, dosis de cocaína, balanzas de precisión, dos armas de fuego, municiones y más de nueve mil pesos en efectivo.
Hace más de tres meses, en medio de la nueva guerra, había 220 efectivos de la Policía de la Ciudad pero ese número creció y hoy son más de 300, según dijeron desde la fuerza.
En el asentamiento, donde viven más de 40 mil personas, funcionan cinco destacamentos y una base central de policía. La disputa por el control del negocio de la droga continúa a pesar de las restricciones por la cuarentena. Los que pelean son dos bandos formados por narcos de nacionalidades distintas: los paraguayos (“Los sampedranos”, porque sus principales miembros son originarios de la ciudad de San Pedro) y los peruanos (que responden al “Loco César”). Hay pintadas y carteles que hablan de la guerra: “Peruano que pasa, peruano que muere”, se advierte en cercanías a las vías del ferrocarril.
Cumbia, cerveza y tiros en el velatorio de un narco en la Villa 31
“Los Sampedranos” controlan una de las zonas más conflictivas de la villa: el sector comprendido por las manzanas 99, 105, 107 y 102 de la 31 bis, a pocos metros de la Casa del Pueblo y la Plaza de los Lápices, donde el 15 de febrero pasado asesinaron a tiros a Moisés Kevin Granados Ayala (24), alias “El Che Pequeño”.
La ola de violencia y crímenes sanguinarios en la 31 lleva varios años. En marzo de 2018, en la manzana 110, prendieron fuego tres cadáveres en un carro de cartonero. Eran Robinson Pachau Quille (28), su esposa, Liz de La Cruz (27) y Gerson Fernando Mendoza Silva (22), asesinados a tiros y descuartizados.
En mayo del año pasado, hubo un doble crimen en el interior de un bar que funciona en la manzana 113: Héctor Morán de La Cruz, alias “el 28” y hermano del “Loco César”, y Andrés “Lelo” Paredes Castillo fueron ejecutados de varios disparos. Y en marzo
Entre febrero y marzo pasado hubo una seguidilla de seis asesinatos y varios ataques armados que dejaron víctimas inocentes, como el caso de una nena de 12 años herida de bala en una pierna, un caso tan grave como habitual.
LN/MC