POLICIA
las hermanas pistoleras de la gardel

Son mellizas y están presas por tirotearse con la Policía

Asaltaron, golpearon y evadieron un control. Galería de fotos

Mellis. Johanna es la de la derecha. Tiene un lunar en el pómulo que la diferencia de Jésica.
| Cedoc

Las mellizas Johanna y Jésica Paz nacieron el 18 de diciembre de 1992. Son dos gotas de agua. Sólo las diferencia un lunar. Se criaron en Morón, en los monoblocks de la villa Carlos Gardel. Fueron a la misma escuela. Comparten amigos, gustos y hasta llevan el mismo segundo nombre en el DNI: Soledad.

En el barrio son las “Melli”, dos pibas que cultivan el perfil bajo, pero que sobresalen por su asombroso parecido físico. Desde el martes pasado a la madrugada renunciaron al anonimato: fueron detenidas por la Policía en una persecución que terminó a los tiros y dejó como saldo dos heridos de bala.

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Johanna y Jésica bajaron de un flamante Fiat Punto que pocos minutos antes habían robado a mano armada en la esquina de Los Olivos y Arenales, en Morón. No iban solas. Juan Ariel Farina, de 18 años, y Ariel Elías Pucheta, de 22, daban las órdenes y manejaban las armas. Llevaban tres: dos revólveres, un 22 y un 38; y una pistola 9 milímetros.

Según fuentes policiales consultadas por PERFIL, las chicas habrían participado de manera activa en el robo del auto. De hecho, una de las víctimas declaró que dos mujeres subieron a su auto y se ubicaron en el asiento del acompañante. “Se reían de una manera particular”, recordó.

En el Fiat Punto viajaban una abogada, su hijo y su nuera. Estaban a 12 cuadras de su casa cuando se les cruzó un Honda Fit. Cinco delincuentes encapuchados bajaron a los gritos. Casi todos empuñaban un arma. El hijo de la letrada recibió un culatazo en la cabeza. Fue el único que terminó golpeado.

“Nos hicieron bajar del auto y nos pidieron todas las cosas. A mi hijo, que conducía el auto, le pegaron un culatazo con el arma detrás de la oreja. Entregamos todo”, contó a PERFIL, la abogada de 47 años. Les robaron celulares y billeteras.

Según se sospecha, las mellizas se sentaron juntas en el asiento del acompañante del auto de la abogada y uno de los varones lo condujo. “Mi hijo se dio cuenta que eran mujeres por la voz”, contó la mujer.

“Nos estamos recuperando, y todavía haciendo trámites. Es la primera vez que sufro un asalto violento, con armas y te deja un miedo y sensación rara en el cuerpo”, explica a este diario la víctima.

La huida. De los cinco delincuentes que participaron del golpe cuatro se subieron al Fiat Punto. El restante regresó al otro coche. Los dos autos salieron quemando gomas hasta perderse en la oscuridad reinante.

Antes de recuperar el aliento por el susto que acababa de pasar, la abogada se comunicó con su marido. Lo llamó desde el único teléfono celular que no habían entregado. El hombre pasó el parte a la Policía, que inició un operativo de rastrillaje en la zona.

El dispositivo de rastreo satelital que tenía el coche robado facilitó la búsqueda. Pocos minutos después un móvil de la comisaría 1ª de Morón ubicó el Fiat Punto en la salida del túnel de la calle Casullo. Allí se inició una persecución que se extendió por varias cuadras.

De acuerdo con las fuentes, dos móviles de otras jurisdicciones (5ª y 6ª) se sumaron al operativo. En Villa Sarmiento, cerca del límite con el partido de Tres de Febrero, el conductor del auto hizo una mala maniobra.

Rodeados y casi sin escapatoria intentaron su última jugada: comenzaron a disparar contra los efectivos en la esquina de Lambaré y De los Derechos Humanos. Ariel Pucheta y Juan Farina dispararon.

No estaban solos. Tenían otra línea de fuego que cubría su huida. Una de las mellizas –todavía no se pudo determinar cuál de las dos– también gatilló. Según las fuentes, los efectivos repelieron la agresión. Los dos jóvenes terminaron heridos en las piernas. Fueron asistidos en un hospital, pero ya detenidos.

Jésica y Johanna corrieron mejor suerte: salieron ilesas, pero fueron esposadas y acusadas por “robo calificado automotor en grado de tentativa, atentado y resistencia a la autoridad y abuso de arma”, una suma de delitos anticipa una larga estadía en prisión.