Las vacaciones por el sur del jefe de Gabinete, Marcos Peña, obligaron a Andrés Ibarra, el vicejefe de Gabinete que desembarcó en septiembre cuando se achicó la cantidad de ministerios, a subir su perfil por primera vez como vocero de la gestión y como articulador de funcionarios. De hecho hoy se lo pudo ver en conferencia de prensa junto al canciller Jorge Faurie.
Pero ya había sido la novedad de la semana pasada – donde se lo pudo ver a Ibarra al frente de una conferencia de prensa tras la reunión de gabinete hablando de economía – y supone un adelantamiento de lo que se vendrá en el año electoral. Es que en Casa Rosada dan por hecho que Peña estará muy focalizado en la campaña Macri 2019 y deberá delegar parte de su trabajo de gestión en Ibarra. “Al presidente le gusta el tándem que armaron”, aseguran en Balcarce 50.
A pesar de lo que se vio esta semana – y seguramente se vea durante el resto del año – al vicejefe de Gabinete no le gusta el alto perfil. Por el contrario, disfruta siendo anónimo.
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Hoy está metido de lleno en las reuniones de gabinete (donde se sienta siempre en los márgenes) y se viene ocupando de las reuniones de seguimiento de cada ministro con temas específicos. Cuando arrancó, hace cinco meses, en su rol de vicejefe de Gabinete solo iba a las reuniones generales con ministros. Ahora sumó encuentros con temáticas específicas con el presidente.
El martes, tras la reunión de ministros con Macri por la mañana en el primer piso de la Casa Rosada, Ibarra se hizo cargo, con Alejandro Finocchiaro, el titular de la cartera educativa, de dar la cara frente a los periodistas. Allí tuvo que responder sobre los cortes de luz, las tarifas, el rumbo económico, entre otras cuestiones. Fue su debut y en la evaluación interna del Gobierno salió ileso.
“Contestó todo y no cometió errores”, destacaron. En especial, evitar errores no forzados para el Ejecutivo ya es todo un logro.
Enloquecido por los números, al vicejefe de Gabinete le gusta saber de todo. Por eso siempre suele decir que ya es un “generalista”. Su bajísimo perfil tres años de gestión también tuvo que ver con otro costado político de Ibarra: evitar el ruido interno que puede generar. En particular, desde Peña, quien controla la estrategia de comunicación, hasta los ministros que ahora debe controlar.
De hecho, dio escasas notas en tres años y su posición al frente de la conferencia de prensa se dio por pedido expreso de la jefatura de Gabinete.
En materia de gestión, el vicejefe dedica buena parte de su tiempo a preparar informes al presidente que se los presenta de manera bimestral. En estos informes detallados le muestra el semáforo de cada área e iniciativa. El rojo, el amarillo y el verde se prenden por ministerio, pero también por programa y por área. Por caso, Salud jamás tiene verde y algunos de sus programas tienen un color rojo que encandila.
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Con la impronta de ser “una rueda de auxilio”, Ibarra intenta tener un trato amable con los ministros. Muchos de ellos lo conocen muy bien, incluso algunos son amigos de él. En otros casos, evitan el enfrentamiento dada la línea directa que lo conecta con el propio Macri.
De hecho, en estos días estuvo con Nicolás Dujovne (Hacienda) para repasar la agenda presupuestaria y temas de gasto público; y también con Finocchiaro, y el equipo de educación, en las reuniones cotidiandas de seguimiento.
Esta semana, además, quedó formalmente bajo su órbita el Registro de Obra pública, donde se puede eliminar a una contratista para que no trabaje con el Estado nacional. Entre los temas más sensibles, sigue de cerca las pensiones de discapacidad, y entre los temas transversales continúa a cargo del empleo público.
Mientras analiza en marzo reunirse con la gobernadora María Eugenia Vidal para presentar el plan de conectividad en localidades que antes estaban aisladas, Ibarra ya tiene en su agenda la presentación de las licencias de conducir digitales con Macri y Guillermo Dietrich. Pero el presidente le tiene otro destino para fin de año: si bien ya le aseguró que lo quiere en la gestión, si Christian Gribaudo no levanta en las encuestas, Ibarra podría recalar en Boca Juniors como candidato a presidente. Una opción que se viene barajando hace años.
