El encuentro fue el miércoles pasado en una quinta de Pilar. Emilio Monzó, diputado nacional de Juntos por el Cambio, llegó hasta allí junto a un grupo de asesores para encontrarse con la presidenta del PRO, Patricia Bullrich.
La cena se dio justo después de las fuertes versiones de que Monzó se estaba por incorporar como un jugador político clave para el armado nacional de Horacio Rodríguez Larreta, acaso una idea que tomó fuerza entre empresarios y dirigentes. Sin embargo, desde enero, cuando se reunieron tres horas a dialogar, no retomaron el contacto.
Con todo, en la cena, un clásico asado peronista, se generó un ameno diálogo en el que no faltó una coincidencia central: JxC necesita ampliarse pero, además, generar vínculos de mayor confianza entre los “presidenciables” que hoy aparecen en la nómina para el 2023.
El planteo inicial del ex titular de la Cámara de Diputados, y un armador clave para Mauricio Macri en 2015, fue que él no se había sumado orgánicamente al larretismo y que, en todo caso, está dispuesto a acompañar a quien resulte ganador de una gran primaria del principal frente opositor. “Si es Gerardo (Morales), Alfredo (Cornejo), Horacio o vos, o quien sea, voy a ayudarlo y estoy para acompañar”, reconoció el diputado ante los comensales.
En ese marco, entre chorizos y ensaladas, Bullrich le pidió a Monzó que sea un articulador de esa paz política que incluya a los radicales para que no haya heridos en el camino.
También se habló de generar “puentes” que permitan incorporar otros actores, en particular del peronismo no kirchnerista, un tema que conocen ambos de cerca.
Aún sus asesores recuerdan que, si bien la ex ministra de Seguridad es crítica de la relación que mantuvo el Gobierno de Cambiemos con los gobernadores peronistas, al igual que Monzó piensa que lo ideal era ir a un esquema de acuerdo con ellos. Monzó los quería en el gabinete.
Bullrich pensaba que había que tenerlos cerca para apostar a la gobernabilidad y generar un sistema de confianza con gestos. Ambos chocaban con Jaime Durán Barba y, sobre todo, con Marcos Peña.
El encuentro fue generado por los dos armadores dilectos de Monzó y Bullrich: los diputados nacionales Sebastián García de Luca (ex viceministro político del Interior con Cambiemos) y Gerardo “Jerry” Milman, quien viene siendo un hombre clave para la titular del PRO desde sus años en Seguridad.
En rigor, esta cena fue la tercera que hubo en los últimos meses. Las dos anteriores fueron en Tigre en la casa de un colaborador de Monzó.
“Siempre tuve buena onda con Patricia”, suele decir Monzó ante sus interlocutores. Ella, por su lado, valora el esquema de poder que armó el diputado. Es más: durante los últimos dos años de gestión de Macri, cada a uno a su estilo, ambos chocaron con el paredón que imponía Peña ante el vínculo con el entonces presidente.
Bullrich sintió que Peña la “entregó” con el caso Maldonado mientras que Monzó sigue creyendo que fue un factor clave para el desgaste que sufrió su relación con Macri, a quien sigue sin volver a ver desde noviembre de 2019.
Hoy el futuro volvió a reunirlos.