El obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano (y parte de la planta permanente de la Santa Sede desde hace cincuenta años) devolvió con una misa peronista frente a la tumba de San Pedro la gentileza que le extendió Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos, cuando lo invitó a la asunción del presidente Alberto Fernández en diciembre. Monseñor Sánchez Sorondo fue el último en saludar al novel mandatario aquel día y el encargado de su primera actividad el viernes, antes de su reunión con Francisco. Sorprendió a todos con las referencias a Perón y la vinculación que hizo del caudillo justicialista y el papa argentino.
Beliz fue también el nexo para gestionar con el obispo argentino la participación del ministro de Economía Martín Guzmán en el evento “Nuevas formas de fraternidad solidaria de inclusión, integración e innovación”, donde coincidirá con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. La reunión forma parte de las actividades que organiza Sánchez Sorondo, quien también supo hacer ruido en la política doméstica con invitaciones a jueces y fiscales argentinos al Vaticano, para seminarios sobre trata y corrupción, o su recordada participación en un seminario “antimafia” con Hugo Moyano y Gustavo Vera. El obispo es canciller de la academia de Ciencias Sociales y de la de Ciencias –que tienen sede en la Casina Pio IV–, designado en el cargo por Francisco.
Voces autorizadas aseguran que el obispo argentino, hijo de un histórico militante peronista que, como recordó el jueves en la misa organizada para Alberto F en las catacumbas del Vaticano, perdió frente a Fernando de la Rúa en la elección de 1973, trabaja con bastante independencia de Francisco, pero le fue encomendada la tarea de organizar el trabajo contra la trata de personas, entre otros temas. Beliz tiene contactos con el Opus Dei, vínculos con las Pastorales Sociales de la CEA y del Arzobispado de Buenos Aires, además de fuerte experiencia de trabajo en proyectos sociales de organismos internacionales realizados junto a iglesias de América Latina. También tejió el vínculo con Sánchez Sorondo y quiso primerear sin suerte al kirchnerismo con la designación de un embajador ante la Santa Sede, una movida que terminó frustrada.
La figura del obispo argentino fue motivo de roces entre la Santa Sede y el gobierno de Cambiemos, por sus visitas a la Argentina en las que, acompañado de Vera y Moyano, lanzó críticas mordaces –y algún insulto– contra la gestión del presidente Mauricio Macri. En el último año antes de la asunción de Fernández, bajó un poco el perfil. Con la asunción recuperó protagonismo, y su nexo con Beliz le permitió estar en el primer plano de las relaciones del gobierno de Alberto F y el Vaticano.
El viernes, tras la reunión con el Presidente, Francisco le dijo a Beliz: “Siempre haciendo travesuras”. ¿Se habrá referido a sus andanzas con el obispo Sánchez Sorondo?
Reunión con referentes de derechos humanos
Como parte de su agenda en Roma, el presidente Alberto Fernández se reunió con organizaciones de derechos humanos junto a la ministra de Justicia, Marcela Losardo, y el canciller Felipe Solá. La delegación argentina se encontró, entre otros referentes, con Vera Vigevani Jarach, madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, quien se radicó en Argentina perseguida por las leyes raciales italianas; Enrico Calamai, diplomático italiano de la época que colaboró con la huida de muchos argentinos y chilenos; Julio Frondizi, hijo del asesinado Silvio Frondizi; con Jorge Ithurburu, fundador de la organización 24 Marzo; y Gennevieve Jeanningros, sobrina de la monja francesa Léonie Duquet.