En la última edición de la revista NOTICIAS, se entrevistó al jefe de la Secretaría de Inteligencia, Antonio "Jaime" Stiusso, y desde allí lanzó una serie de severas críticas e insultos contra el periodista Miguel Bonasso, autor del libro Lo que no dije en Recuerdo de la muerte.
Entre las menciones que Stiusso lanzó contra Bonasso, figuran algunas cuando se le preguntó por las "denuncias por narcotráfico, prostitución y trata de personas": "Eso es por la cantidad de pelotucedes que se escriben", lanzó el espía.
Y agregó: "Ahora este Bonasso dice que yo lo conozco a Raúl Martins. Está en pedo, porque yo no lo conozco, ni sé quien es. Ahora compré el libro y se lo voy a mandar al juez que tiene la causa donde dice que yo ando con la trata de personas, para que vea qué escribió Bonasso y que lleve las pruebas".
Y más adelante concluye: "No podría haber hecho los trabajos que hice en estos 30 años si tuviera otras tareas. Que no son las que dice el pelotudo este de Bonasso, que yo andaba con la dictadura y todas las pelotudeces que dice él".
Tras esto, Bonasso respondió desde su blog personal: "En un país serio, el jefe de los servicios secretos jamás le diría 'pelotudo' a un periodista, que además fue elegido diputado por el voto popular en dos períodos. Cuesta creer que la Presidenta de la República, Cristina Fernández de Kirchner –de quien Stiusso depende orgánicamente- autorice a sus funcionarios a insultar en tono barriobajero, propio de los 'barras bravas' que la Secretaría de Inteligencia usa a veces para darle un violento correctivo a quienes molestan al poder".
"Stiusso me amenaza con llevar mi libro a la justicia, a la causa sobre “trata”, para que aporte las pruebas que tengo en su contra y se muestra muy enojado ante el cronista que lo entrevista. En rigor me manda un mensaje encriptado: 'Esta vez te pasaste de la raya y me la vas a pagar'. Mensaje tenebroso que conviene tener en cuenta. En mi último libro ‘Lo que no dije en Recuerdo de la muerte’ relato precisamente que en enero del 2001, el entonces jefe de Contrainteligencia, el mayor carapintada Alejandro Brousson había planeado un atentado en mi contra, que sería disfrazado de incidente callejero", remarcó.
Lo vinculó además con la trata: "En un gobierno terminal que trata por todos los medios de resultarle simpático al otrora odiado cardenal Bergoglio, no queda muy prolijo que altos funcionarios de los servicios secretos, que dependen directamente de la Presidencia de la República, tengan vínculos con la trata de personas".
"A Stiusso, amenazado por el creciente poder del espionaje militar del general Milani y su oscura bronca con la Bonaerense, que fusiló a uno de sus agentes más cercanos y antiguos, el 'Lauchón' Pedro Viale, no le conviene para nada que se lo vincule públicamente con la trata de personas y su inevitable compañía: el narcotráfico", añadió el autor de Recuerdos de la muerte.
Para Bonasso, Stiusso miente "descaradamente" al afirmar que no conoce a Raúl Martins. "Si fuera verdad que el Jefe de Operaciones no conociera a Martins, el 'pelotudo' sería él y no yo, como él dice", apuntó". "Pero yo no lo voy a insultar, prefiero refrescarle la memoria: Raúl Luis Martins Coggiola, ex profesor de historia e instrucción cívica en un colegio católico allá por los setenta, se unió a la SIDE y la Triple A en la banda de Aníbal Gordon. Como agente de la SIDE usaba el nombre de fantasía Aristóbulo Manghi. Vamos, Stiusso, haga un esfuerzo de memoria: usted se tiene que acordar. Sobre todo porque su querido y ametrallado Lauchón, al que sí reconoce como agente propio, era íntimo del proxeneta Martins, y hasta le avisaba cuando algún juez le ordenaba a la SIDE pincharle los teléfonos. No me diga, Stiusso, que eso Viale lo hacía por las suyas y usted no se enteraba".
Y denuncia: "Pero usted no puede admitir la relación con “el Yabrán de los burdeles”, porque eso lo lleva de cabeza al negocio de la trata. Y al de la extorsión cinematográfica de algún que otro funcionario judicial o político a quien habrían sorprendido (por ejemplo) con una esclava sexual menor de edad. ¿No le parece posible?"
"Más aún: según ha denunciado Lorena Martins, la hija del proxeneta, éste le pidió al Lauchón que le sacara la molestia de encima. El finado Viale mandó a los pistoleros, que desistieron de matar a Lorena al advertir que estaba fuertemente custodiada. La hija de Martins lo llamó por teléfono al Lauchón y este admitió que había enviado a los asesinos, pero jurando y perjurando que no sabía que ella sería la víctima. ¿Usted autorizó la operación?"
"Es curioso “Jaime”, que usted no se enterara de que la jueza María Romilda Servini de Cubría archivó la denuncia judicial de Lorena Martins contra su padre, cuando una hija suya, Stiusso, trabaja en el juzgado. ¿No le dijo nada su hija? Es muy curioso que un espía veterano como usted no se de cuenta de lo que pasa a su alrededor. Ya lo dije: yo no pienso que usted es un pelotudo. Pienso que es un peligroso delincuente al que los Kirchner han conservado durante once años en una Secretaría que depende directamente de la Presidencia de la Nación. Con tanto poder en los juzgados como para mantener al ex ministro de Kirchner, Gustavo Béliz, procesado y en un largo exilio. Esto es lo que hay en los sótanos del proyecto “nacional y popular” (Continuará)", concluyó.