El grupo de intelectuales K Carta Abierta publicó un escrito en el que defendió la necesidad de un mayor control público en la economía para defender al Estado de ataques especulativos. “El camino recorrido de inclusión y de avances hacia una mayor igualdad, es sólo el tramo inicial de un Proyecto que hoy necesita y quiere afirmar y radicalizar formas de intervención pública para poner límite a los procesos de concentración económica y defender conquistas distributivas”, sentenció el texto.
Bajo el título Buitres y halcones: crítica de la economía política del capitalismo de la globalización, se defiende que la coyuntura actual exige “establecer un dispositivo de una más intensa y decisiva participación estatal en todas las esferas del Comercio Exterior para defender una cuestión clave para la autonomía económica: el dominio y defensa de las reservas en divisas”. Asimismo, los pensadores oficialistas valoraron que “otras reformas resultan necesarias para garantizar la hegemonía del poder ciudadano en la economía, como el cambio de la Ley de Entidades Financieras, para tomar el control de una esfera que en los últimos años ha sido un ámbito de permanentes medidas especulativas para la desestabilización cambiaria, y la siempre pendiente reforma tributaria que construya un régimen con vocación redistributiva”.
Para Carta Abierta, lo nombrado anteriormente constituirían los nuevos escalones que “engrosarían todo lo hecho en la dirección transformadora nacional-popular en once años en que se sucedieron medidas reparatorias de derechos sociales y decisiones para la reinstalación del activismo estatal, siendo sus hitos emblemáticos la AUH, la reconstrucción de un sistema estatal jubilatorio de reparto, la ley del matrimonio igualitario, la ley de medios y la estatización de YPF.
El grupo de intelectuales alabó la labor de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: “En el 'mientras tanto' la Presidenta mantiene la iniciativa política, promueve el debate y la sanción de necesarias leyes, pone en marcha nuevas políticas de inclusión, jerarquizando el rol del Estado en la distribución justa de la renta material y simbólica”.
En esta línea, Carta Abierta consideró que aún restan muchas “tareas pendientes” que para poder llevarlas a cabo sería necesaria una reforma de la Constitución: “Se podrán concretar solo a condición de la continuidad de este Proyecto Político, que no es incompatible con esta Constitución, ni las Constituciones incompatibles con la capacidad de cada época de rediscutirlas, no para eternizar ninguna figura, sino para ligar temas centrales de la vida social con arquitecturas legales modernas”.
El escrito concluye: "Nos sentimos navegando en una tormenta, con dificultades inmensas, y sin embargo, con voluntad y actitud para militar la continuidad del proyecto, por su sentido que excede la simple sumatoria de numerosas virtudes, éxitos y defectos y ausencias. Por eso, sin ahorrarnos las críticas sobre estos últimos, ni el elogio sobre las primeras, nos involucramos como parte, como intelectuales posicionados por ese sentido de autonomía de una experiencia nacional y popular que lidia con las voluntades de las minorías poderosas. Acto que, entendemos y sentimos, se nutre en el gen más antiguo –y sustancial– de la democracia".