Alberto Fernández asumió este martes 10 de diciembre como nuevo Presidente de la Nación en la tradicional ceremonia ante la Asamblea Legislativa. En una jornada cargada de color, el mandatario electo arribó minutos antes las 12 a la sede del Parlamento, donde fue recibido junto a su pareja, Fabiola Yáñez, por la Comisión del Exterior del Honorable Congreso de la Nación en la explanada.
En un hecho inédito, el flamante presidente había salido de su casa en Puerto Madero cerca de las 11.45 manejando su propio vehículo, rodeado de militantes y periodistas. Minutos antes, la vicepresidente saliente, Gabriela Michetti abría la sesión de la Asamblea Legislativa, mientras que Sergio Massa izaba la bandera nacional y los legisladores, ministros y funcionarios presentes entonaron el himno. Por su cuenta, la vicepresidenta electa, Cristina Kirchner, salió de su domicilio a las 11.30 también rodeada de seguidores, al tiempo que Mauricio Macri llegaba al recinto junto a los ministros salientes entre aplausos y silbidos.
En su ingreso al Parlamento, el mandatario se mostró distendido y rompió el protocolo al tomar la silla de ruedas de Michetti para llevarla hasta el interior del recinto. Una vez en el Congreso, Fernández y Cristina Kirchner firmaron los libros de honor de ambas Cámaras. “Yo, Alberto Ángel Fernández, juró por Dios, la patria y estos Santos Evangelios desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de Presidenta de la Nación”, expresó el mandatario cuando faltaban minutos para las 12 del mediodía.
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Tras sus palabras, y ante la atenta mirada de Macri y Michetti, fue el turno de Cristina Kirchner. Luego de ambas juras, el recinto estalló en cantos que iban desde la marcha peronista hasta “Alberto presidente”. El momento más esperado de la jornada se dio cuando Macri le colocó la banda a Alberto Fernández, le entregó el bastón presidencial y ambos se abrazaron. "Suerte", le deseó Macri, quien vivió un incómodo momentos minutos después al saludar a Cristina Kirchner, quien se limitó a darle la mano.
“Hoy más que nunca es necesario poner a la Argentina de pie como condición necesaria para poder avanzar”, leyó el flamante presidente con unos anteojos tipo Gandhi, en su discurso ante la Asamblea. “Tenemos que superar el muro del rencor y del odio entre los argentinos, el muro del hambre, de despilfarro de nuestras energías productivas”, agregó e hizo un llamado a “convivir en la diferencia”, ya que “apostar a la fractura y a la grieta significa aportar a que las heridas sigan sangrando”.
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Legisladores nacionales y distintas personalidades arribaron por la mañana al Congreso para participar de la ceremonia. Dirigentes como Adolfo Pérez Esquivel, Claudia Piñeiro, Daniel Funes de Rioja y Aníbal Fernández fueron algunas de las personalidades de distintos ámbitos que estuvieron entre los invitados. En los palcos hubo hechos singulares. Se vio, por ejemplo, a Marcelo Tinelli junto al banquero Jorge Brito, mientras que Hugo Moyano se mostró con Héctor Daer. También estuvo presente Estanislao Fernández, hijo del mandatario, quien se mostró usando un pañuelo con los colores de la diversidad. En las calles, tanto en la zona aledaña a la Plaza de Mayo y al Congreso, se concentraron sindicatos, organizaciones sociales y políticas.