POLITICA
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Cómo es la vida de Isabel Perón en Madrid

La expresidenta tiene artrosis y se mantiene apartada de la vida social.

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María Estela Martínez de Perón | Telam
María Estela Martínez de Perón, más conocida como Isabelita, viuda y tercera esposa del general Juan Perón, sigue a los 86 años viviendo cerca de Madrid y sin romper el silencio. A 41 años del golpe de Estado que terminó con su presidencia y la encarceló, está aislada de la vida social, vive recluida en su casa, un chalet ubicado en un barrio cerrado a 32 kilómetros de la capital ibérica.

A fines de la década de 1990, Isabelita se mudó Villafranca del Castillo, situado al noroeste del término municipal de Villanueva de la Cañada, dentro de la Comunidad de Madrid. Su casa, según la crónica de la periodista Hebe Schmidt para la agencia Télam, es de 250 metros y tiene tres plantas, con un jardín de casi 50 metros de fondo que, si bien no figura a su nombre en los registros de catastro, "es de su propiedad". Allí vive confinada, en compañía de una mujer que la cuida y la acompaña, y de un chofer, que conduce un Audi A6 gris y suele trasladarla por el pueblo y, en otros tiempos lejanos, por las calles de Madrid.

Isabelita frecuentaba la parroquia de Santa María Soledad Torres, distante a unos 300 metros de su domicilio. El sacerdote y fundador de la parroquia, el padre Enrique Lázaro, es quien le lleva a su casa en persona la comunión, después del servicio religioso. Si bien Isabelita no dejó de asistir a misa, su presencia en la parroquia se fue haciendo cada vez menos habitual.

"Hace mucho que no la veo por aquí", contó a Télam Mari Paz Casal, una vecina de 77 años que asiste en la parroquia al padre Enrique durante el servicio de la comunión, y le ayuda a repartir las hostias entre los fieles. "Igual el que sabe muy bien es el padre Enrique, con ella tiene una relación de familia, se conocen hace muchos años, porque sus padres, ya eran amigos de ella y del general Perón", contó Casal. "Es una buena mujer, pero le ha tocado en suerte lo que le ha tocado", acotó.

"Ella está muy bien de salud, e incluso está muy bien mentalmente, aunque con los achaques de la edad, claro", comentó el padre Lázaro una vez terminado el servicio religioso de las 13 horas del domingo. "Isabel sigue viniendo a misa, es que estos días está muy frío y por eso no está saliendo de su casa", prosiguió. "Está muy cansada del asedio de los periodistas y fotógrafos, la han cansado y no hablará con nadie", aseguró el párroco.

A diez años del último intento de extradición, la fiscalía argentina evalúa requerirla nuevamente a España, acusada de crímenes perpetrados por la Triple A. Quizá por eso su casa volvió a tener las ventanas con las persianas bajas, según dijo Marta García, una vecina que vive a metros de la residencia de la ex jefa de Estado.

Silencio. Isabelita está dispuesta a guardar un estricto silencio. Su acompañante y cuidadora, con gentileza y a través del portero eléctrico, dijo a esta periodista: "La señora está de viaje y no sé cuándo regresará", aunque ante la insistencia, tajante, confirmó: "La señora prácticamente no sale de su casa, y ni siquiera está yendo a la iglesia, mire lo que le digo".

En "Polo 4", una de los cuatro bares del pueblo, Javier García, el camarero, dijo desde detrás de la barra que "aquí a la señora la he visto en una ocasión, pero varias veces en la calle, montada en su coche, con el chofer".